Extraordinario blindaje: juicio a 'El piojo' y su hermano

J.M.
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La Guardia Civil y la Policía Nacional movilizan al menos a 20 agentes y a nueve vehículos en la primera sesión. Los dos se fugaron hace menos de un año de la cárcel madrileña de Valdemoro

Extraordinario blindaje: juicio a 'El piojo' y su hermano - Foto: Yolanda Lancha

Jonathan M. A., conocido como 'El piojo', usa pantalones pitillo de corte pesquero y unas deportivas. Va a la moda. Sería un joven más si no hubiera protagonizado ya siete condenas, en su mayoría por robos. Y si no hubiera comparecido hoy vestido de esa guisa ante la Audiencia Provincial. La Fiscalía acusa ahora a este individuo de una serie de delitos, fundamentalmente contra el patrimonio, que suman 38 años y medio de prisión y fueron cometidos en apenas tres meses, entre septiembre y noviembre de 2018. No obstante, la pena máxima sería de 20 años.

El despliegue policial junto a la puerta de la Audiencia Provincial resultó extraordinario. A las 10 de la mañana, un peatón observaba a nueve vehículos de la Guardia Civil y de la Policía Nacional desparramados en la plaza del Ayuntamiento. Y a 20 agentes entre ambos cuerpos, al menos los uniformados, para controlar el orden. Y durante la primera sesión, que terminó a las 13:30 horas, dos policías nacionales custodiaban la entrada al edificio.

Dentro, en la sala, la presencia policial se salía de lo común. Hasta ocho policías nacionales, algunos con chalecos antibalas, siguieron la primera de las tres sesiones previstas. Probablemente que 'El piojo' y su hermano, que se enfrenta también al juicio, se fugaran el 5 de diciembre de 2020 de la cárcel de Valdemoro y permanecieran unos meses huidos, justificaba el blindaje policial.

Extraordinario blindaje: juicio a 'El piojo' y su hermanoExtraordinario blindaje: juicio a 'El piojo' y su hermano - Foto: Yolanda LanchaLos acusados declararon también esposados, otra circunstancia anómala en los juicios de la Audiencia Provincial. Los dos hermanos y los otros dos procesados eludieron las preguntas del fiscal y dejaron claro en cada una de sus intervenciones que solo iban a contestar a las preguntas de sus respectivos abogados.

Miguel Ángel, con una cazadora de un fabricante de motocicletas y con una petición de 38 años de prisión a sus espaldas. El fiscal descargó una abundantísima lista de preguntas para dejar constancia del interrogatorio previsto contra el acusado. Ya atendiendo a las preguntas de su letrado, respondió que había acompañado a su hermano a Andújar (Jaén) el día de su detención, el 22 de noviembre de 2018. Su familiar iba a comprar unas joyas y lo esperó en el vehículo unas dos horas.

Así, Miguel Ángel pretende desentenderse de la acusación de la Fiscalía, que le atribuye la participación en el robo a una joyería de Córdoba la misma noche de la posterior detención en Ontígola. El botín está valorado en 500.000 euros. Además, afirmó que los agentes de la Guardia Civil no llevaban distintivos y, por eso, emprendió la huida. También negó la participación en el resto de hechos delictivos reunidos por el ministerio público.

Por su parte, otro de los acusados, José Luis G. D., para quien la Fiscalía pide más de 12 años de prisión, se desentendió también del robo ocurrido en Córdoba y afirmó que no opuso resistencia durante la detención en Ontígola. La acusación de la Fiscalía detalla que este individuo y el cuarto acusado, Dionisio R. R., viajaban juntos en un vehículo y huyeron hasta una calle sin salida. Se apearon y, tras golpear con una puerta del coche a un agente, salieron a la carrera hasta que fueron detenidos.

Por su parte, Dionisio R. R. contestó a las preguntas de su abogada (los otros tres acusados comparten letrado) y afirmó no recordar con precisión los hechos ocurridos hace tres años; asimismo, alegó que estaba enganchado al consumo de estupefacientes. Sí apuntó que el décimo de lotería despachado en Córdoba y que llevaba en la detención, lo compró en Andújar o en Madrid. Y defendió que fue detenido dentro del vehículo, por lo que recalcó que no golpeó a ningún agente con la puerta.

La defensa de Dionisio aportó un perito para acreditar la dependencia del acusado con las sustancias estupefacientes. Además, en el carrusel de testigos, figuraron trabajadores de las empresas afectadas por los robos que no pudieron dar una descripción de los autores. Uno de ellos reconoció una de armas de fuego intervenidas porque llevaba una pintada roja en el punto de mira.

 

Jonathan dice que reveló su nombre en la detención y la Guardia Civil le disparó en un pie

Jonathan M. A., 'El piojo', respondió, como los otros tres acusados, solo a las preguntas de su abogado. En el limitado interrogatorio, indicó que se puso en contacto con él para que hiciera de intermediario en  la venta de unas joyas, a cambio del 10 por ciento. Por eso, según su versión, pidió a su hermano y a los otros dos procesados que lo acompañaran a Andújar (a 78 kilómetros de Córdoba) para la transacción.

El acusado señaló que, una vez con la persona que poseía las joyas, esta le propuso pagarle 4.000 euros a cambio de hacerse cargo de unas armas y de un coche.

De esta manera, pretende eludir la acusación de la Fiscalía, junto con una versión exculpatoria en la detención ocurrida en Ontígola, en las inmediaciones del domicilio de su hermano. Así, describió que escuchó «explosiones» y recibió un impacto de bala en la luna. «En ningún momento, dijeron que era la Guardia Civil». indicó el joven, que añadió que no vio ningún distintivo de la Benemérita.

«Fue un ensañamiento lo que hubo», aseguró antes de afirmar que se escondió debajo del salpicadero, para justificar que el vehículo se estrellara contra el de la Guardia Civil.

Según su relato, dijo a los agentes que le practicaban la detención que se llamaba Jonathan y recibió un disparo en el pie cuando estaba reducido en el suelo. Ya había recibido uno en el otro pie, como indicó también en el interrogatorio.

La acusación de la Fiscalía indica que Jonathan estaba al volante de un vehículo de elevada cilindrada e inició una maniobra de huida y aceleró la marcha en dirección al dispositivo de cierre de la Guardia Civil. Así, un agente tuvo que saltar para evitar el coche, que golpeó contra una furgoneta. A continuación, impactó contra un segundo automóvil de la Benemérita.

Los agentes dispararon a las ruedas y a otras zonas del coche sin riesgo para el acusado para que detuviera la marcha. Finalmente, el acusado salió del vehículo a la carrera hasta que fue detenido.