Los profesionales de la Unidad de Atención a la Familia y a la Mujer de la Policía Nacional están especializados y formados en el trato con víctimas no solo de violencia de género, sino también doméstica y sexual, pilares de su trabajo. Está compuesta por policías especializados en estos tipos de violencia que afectan directamente al bienestar y a la paz familiar e incluye una amplia variedad de fenómenos muy complejos de abordar, que requiere un tratamiento integral.

Para ellos, y según destaca el subinspector Javier Guerrero, «la víctima prima frente a otro tipo de logros e intereses policiales, no perseguimos el éxito de una investigación criminal sino su protección». Así, cuando la víctima de maltrato entra en comisaría tiene prioridad absoluta, «hay que luchar por ella, darla las máximas facilidades, un trato  preferente, respetuoso, una respuesta indudablemente especializada, respetando su privacidad, intimidad, su dignidad».

Es fundamental que la mujer sepa que delante tiene personal de confianza, capacitado para atender, escuchar y comprender cada una de las situaciones que allí se exponen, incluso si no están dispuestas a exponerlas o denunciarlas. En caso de no querer dar el paso, los profesionales de la UFAM informarán igualmente sobre el proceso y los recursos que le pueden ayudar.

Y junto a las mujeres, también son importantes en estas situaciones de maltrato los menores que viven y sufren la violencia de la misma manera. Guerrero destaca el papel de los pequeños en este tipo de vejaciones, muchas veces como testigos, y destaca que la reciente reforma legislativa coloca a los niños al mismo nivel que las mujeres. «Son víctimas de violencia de género, englobados como tal y tienen los mismos derechos que su madre; nosotros estamos obligados a proteger a la madre y a los menores que estén a su cargo o convivan con ella».

Atención integral. Desde la UFAM, el subinspector Guerrero anima a los que sufren cualquier tipo de violencia, no solo la que ejerce el hombre sobre la mujer, sino también la doméstica o sexual, que se personen en comisaría para obtener información y asesoramiento al respecto. Según añade, todas las visitas no terminan en denuncia, sino que también puede haber un proceso de mediación, especialmente en casos familiares donde la víctima no se atreve a denunciar al agresor, precisamente por estos lazos familiares que les unen. Todo, se engloba como medidas preventivas destinadas al fin de la violencia, sea cual sea.