La celebración dominical del Corpus Christi en la catedral de Toledo se convirtió en una proclama en defensa tanto de la virtud de la caridad como del papel que la eucaristía desempeña en la vida de la Iglesia. El arzobispo Francisco Cerro reivindicó como «patria de un creyente el haber conocido al amor de los amores» y situó la celebración del cuerpo y la sangre de Cristo como el punto de partida de la vida en comunidad. «La eucaristía es el remedio contra todas nuestras soledades», proclamó durante su homilía.

Cerro pidió «que el Corpus Christi sea un acontecimiento de esperanza» y contrapuso la fiesta mayor que ha celebrado Toledo y el conjunto de la archidiócesis durante esta semana con el horizonte oscuro que deja una pandemia aún sin resolver. «Tenemos una gran misión porque la sociedad está respirando por sus heridas y eso nos hace estar en tensión; frente a ello, necesitamos una actitud de amor, caridad y reconciliación», dijo el titular de la diócesis metropolitana.

«¿Puede haber algún lugar en la Tierra donde se viva con más asombro el Corpus que en Toledo?», se preguntó Cerro. «Toda una ciudad se convierte en una catedral toda ella para recibir al amor de los amores». A lo largo de sus palabras, el arzobispo desgranó la importancia de mantener, también en Toledo, un asombro que derive «en el gozo por saber que Dios está aquí», un misterio que la celebración del Corpus Christi evidencia.

«¿Algún lugar en la Tierra vive con más asombro el Corpus?»

La caridad destacó de entre las llamadas que Cerro hizo a la audiencia. «La Iglesia es caridad. Cáritas es la Iglesia haciendo caridad. Y Cáritas nos enseña algo que está en el meollo del Corpus: hacer servicios a los pobres». El arzobispo felicitó la labor realizada por tantos laicos en el socorro de los más necesitados. «Durante la pandemia, Cáritas ha sido un balón de oxígeno, unos pulmones de esperanza». Este trabajo de auxilio, «que más que llenar titulares, llena corazones», repercute positivamente entre quienes se encuentran en situación de riesgo.

«Pido al Señor que haya un gran voluntariado porque cuando surge esa Iglesia cambia el mundo: es la transformación del mundo según el corazón de Dios», aseguró Cerro.

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Autoridades religiosas, civiles y militares participaron de la solemnidad de Jesús Sacramentado en la seo primada. La alcaldesa Milagros Tolón y tres de sus concejales se sumaron a la misa mayor del mediodía del domingo. Además, centenares de creyentes presenciaron el oficio religioso desde el interior del templo.