Pilar Gil Adrados

Entre Encinas

Pilar Gil Adrados


Indo-Pacífico

14/10/2021

El vínculo entre el océano Índico y el océano Pacífico es obvio por la continuidad espacial que nos describe la geografía física. Esta nos enseña como entre las islas del sur de Indonesia, que hacen de barrera de separación entre los dos océanos, se reúnen estas dos descomunales masas de agua por los tortuosos pasos que se dibujan entre las islas, entre los que destacan los estrechos de Malaca y Lombock.  
La geografía física no experimenta grandes variaciones a lo largo de una vida humana, aunque asistamos a las consecuencias del paulatino cambio climático y estemos viviendo la modificación de la isla de La Palma, arrasada en su superficie por el continuo fluir de lava, tras la erupción del volcán de Cumbre Vieja el 19 de septiembre. En cambio, la geografía humana, aquella que nos ayuda a entender la relación de los grupos humanos con el espacio en el que viven, sí que nos presenta visibles y rápidas modificaciones geoeconómicas o geopolíticas, derivadas de los intereses humanos.
Así, el estrecho de Malaca ha adquirido un papel estratégico en la ruta marítima que vincula el mar del Sur de China con el Índico y de aquí con Europa por el canal de Suez, ya que es la principal vía de abastecimiento de petróleo y gas de los grandes consumidores mundiales.  Y el estrecho de Lombock, a su vez, por ser una ruta alternativa para los barcos de gran tonelaje que no puede pasar por el estrecho de Malaca por ser de menor profundidad.
Por ello, el Océano Índico es de una importancia geoestratégica vital para China no solo para proveerse de recursos, sino por ser la vía más rápida a sus preciados mercados de África subsahariana y ser clave en su Ruta de la Seda Marítima del siglo XXI que llega hasta el Mediterráneo. China operaba por el Índico casi sin oposición, hasta que en 2018 el Dialogo de Seguridad Cuatripartito, EEUU, Australia, India y Japón, retomó el dialogo sobre la libertad de navegación, seguridad marítima y el respeto al derecho internacional, reforzando el enfoque estratégico Indo-Pacífico. Casi con certeza porque los conflictos abiertos sobre el respeto a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar están perdidos en el mar del Sur de China, por donde navega más de la mitad del tráfico mercante mundial, y traten de evitar que se repita esta situación de inseguridad en el Índico.
Parece que la última en darse cuenta ha debido ser la UE, ya que ha sido este abril cuando el Consejo acordó una estrategia de cooperación con sus socios en la región, desde la costa oriental de África a los estados insulares del Pacífico. Según la declaración del Consejo, porque a pesar del interés en que «la arquitectura regional permanezca abierta y basada en reglas, la dinámica actual en el Indo-Pacífico ha dado lugar a una intensa competencia geopolítica, lo que se suma a una presión cada vez mayor sobre el comercio y las cadenas de suministro, así como las tensiones en las áreas tecnológica, política y de seguridad».