La oposición plantea recelos sobre el macrohotel del Casco

M.G
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Los grupos no entienden que se puedan edificar cuatro alturas y se plantee una piscina en la azotea si se supera el porcentaje de cubierta plana incluido en el PECHT

La piscina se plantea en la azotea de este edificio - Foto: ï»Yolanda Lancha

El Casco histórico no se toca «a culquier precio». Así se podría resumir perfectamente la postura de los grupos de oposición en el Ayuntamiento ante el inicio del periodo de información pública de un Plan Especial de Reforma Interior (PERIM) con el objetivo de la futura construcción de un macrohotel promovido por la empresa Delfín que ocupará un total de once parcelas, es decir, que sumará 2.177 metros cuadrados. La comisión de Urbanismo de ayer se alargó bastante porque este punto incluido en el orden del día dio bastante de sí y alumbró muchas dudas y recelos por parte de los grupos municipales.

De momento, los portavoces de los grupos tienen claro que este proyecto de iniciativa privada no tiene un encaje rápido a pesar de que se maneje un proyecto porque exige modificaciones normativas y  pretende asentarse en una zona del Casco -de la calle de la Plata al callejón de Bécquer y de Santa Justa al callejón de San Ginés- sujeta a muchos condicionantes relativos al patrimonio.

Además, también argumentaron que el equipo de Gobierno municipal debería estudiar primero qué modelo de Casco quiere para el futuro, equilibrar la oferta residencial y plantear con detalle si se necesitan más macrohoteles cuando ya se está ejecutando uno en Pozo Amargo y hay una buena oferta de establecimientos en la zona histórica.

«No compartimos el modelo que se lanza a las empresas privadas», apuntó el portavoz de IU-Podemos, Txema Fernández, tras conocer el planteamiento. Recordó que en el Casco «hay mucha vivienda por rehabilitar todavía» y ahí la administración municipal puede jugar un papel fundamental si se apoya en la Empresa Municipal de la Vivienda. En su opinión, el PSOE se está equivocando con este proyecto porque convierte «el Casco en un escenario para venir a pasarlo bien cuatro días» y entiende que la zona histórica es mucho más, un barrio residencial que tiene que estar equilibrado.

Fernández no quiso entrar en muchas valoraciones técnicas, pero le llama la atención que el macrohotel pueda levantar cuatro plantas cuando existen limitaciones en el PECHT, una duda que expresaron también otros grupos como Ciudadanos o el PP por la posibilidad «de que afecte a las visuales». Si bien, la duda la respondió con rapidez la arquitecta municipal, que considera «justificado» que el futuro edificio gane una altura «por las edificaciones en las mismas calles colindantes, por suavizar los testeros y hacer una composición armónica». Si bien, aludió que el tema de las alturas de las distintas edificaciones tiene que llevarse a la Comisión del Plan Especial del Casco Histórico para su aprobación.

El proyecto se ha ido modificando a lo largo de los meses para ir cumpliendo y justificando con las observaciones y correcciones de los técnicos municipales. En principio, uno de los informes técnicos más antiguos indicaba que la empresa interesada en la construcción del macrohotel «tendría que mantener el número máximo de plantas que establece el PECHT en cada uno de los inmuebles». Y también estaba obligada a justificar los incrementos propuestos en los inmuebles de valor patrimonial en vista de la normativa. Si bien, el documento del PERIMha ido actualizándose desde que se presentó en 2019 atendiendo a los distintos requerimientos de Urbanismo hasta conseguir finalmente el visto bueno en el último informe del arquitecto.

Pese a todo, tanto De la Calle como Fernández  temen que se pueda plantear incluso una modificación del PECHT para que el proyecto cumpla con la normativa. También Pablo Corrales, del PP, expresó su inquietud, pese a que se trata de una iniciativa privada que puede generar empleo, porque el proyecto puede desentonar con los planes de aumento de población en el Casco por la cantidad de metros cuadrados que se usarían para el macrohotel. Asimismo, criticó que el proyecto cuenta con un expediente «tipo tetris» que dificulta su seguimiento e interpreta que la empresa aún no ha corregido todas las observaciones técnicas.

La piscina y el parking. En líneas generales, a los grupos municipales les cuesta visualizar la viabilidad de un macrohotel con piscina en la cubierta y parking teniendo en cuenta su emplazamiento y los condicionantes de una zona que puede albergar restos patrimoniales.

«No se puede admitir todo porque sí. Si no se puede hacer una piscina en la cubierta que la hagan en la planta baja», apuntó con preocupación Araceli de la Calle, de Ciudadanos, porque este PERIM le genera «muchas dudas», sobre todo, porque se da luz verde al inicio de una tramitación «cuando quedan muchos temas pendientes».

En este sentido, subrayó que el informe de la Policía sobre los accesos está incompleto y cree que el de Patrimonio «debería ser importante» porque el proyecto pretende tener encaje en una manzana del Casco que incluye edificios protegidos.

De la Calle llama la atención sobre el planteamiento de las cubiertas, ya que se pretende incorporar una piscina en la azotea de uno de los inmuebles, algo que excedería los porcentajes de cubierta plana -un 10% en su totalidad- que el futuro promotor quiere agrupar. Una opinión que también compartió Pablo Corrales. «Tenemos que tener todo muy atadito y no se puede cambiar la cubierta para el negocio a costa del patrimonio».

Por último, el futuro parking del macrohotel también avivó el debate. Los miembros de la comisión veían inviable su construcción subterránea en una zona con posibilidad de restos arqueológicos, pero la arquitecta municipal puntualizó que el aparcamiento se plantea en planta. En este punto hizo bastante hincapié el concejal no adscrito, Luis Miguel Nuñez, que mantiene dudas sobre el parking pero avanzó que no se opondría a esta inversión privada.

Por su parte, Mari Ángeles Ramos, concejala de Vox, insistió en que se debe cumplir con la normativa. «No todo vale en la vida , tampoco en urbanismo, ni en política», apuntó y dejó caer que sentido tiene la EMV si se ponen en marcha estos proyectos.

Dada la situación, Sabrido subrayó que no conoce la empresa Delfín que plantea el macrohotel y aseguró que ha llegado el momento de que los partidos y los ciudadanos se pronuncien a través de alegaciones. Su intervención fue breve y añadió que está convencido de que «todos» llegarán a un acuerdo «desde el punto de vista patrimonial».