Soledad de multitudes en el Casco histórico

I.G. Villota
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Casi un millar de mujeres de negro, un joven descalzo y la Escuadra de Armados escoltaron a la Virgen de la Soledad en la procesión de la noche del Viernes de Dolores que abrió la Semana Santa toledana con buen tiempo y numeroso público.

Procesión de la Virgen de la Soledad de Toledo.

Cada vez son más. Mujeres con velo. Vestidas de riguroso luto. Portando una vela en la mano para iluminar  las calles del Casco histórico. Anuncian la procesión de la Virgen de la Soledad en la noche del Viernes de Dolores, que abre la Semana Santa toledana. Una Semana Santa que este año arrancó con buen tiempo y numeroso público y que rezará para que la lluvia no impida el desarrollo de las procesiones el Jueves Santo y el Viernes Santo, los días más potentes de esta cita religiosa, pero también cultural y turística.

Casi un millar de mujeres, un joven descalzo, posiblemente por una promesa, llamado Hugo y muy vinculado a la hermandad, y una representación de la Escuadra de Armados escoltaron a la Virgen de la Soledad, talla de finales del siglo XIX del maestro Mariano Bellón, desde la iglesia de Santas Justa y Rufina, su sede canónica.

Eran tantas las mujeres, de todas las edades, que hacían cola por la calle Toledo Ohio esperando la salida de la imagen del templo, emocionadas dado que el año pasado la lluvia impidió que se celebrase la procesión. Numeroso público se congregaba también en la calle San Justa, incluso en los balcones del bloque de las viviendas junto a la parroquia, con una vista espectacular de lo que acontecía.

Poco después de las once de la noche, hora del inicio de la marcha, empezaron a andar las mujeres, en dos filas, coordinadas por una hermana de la Soledad, cuyo tono de voz para dar indicaciones, demasiado elevado, contrastaba con el silencio y el recogimiento de los fieles y del público en general, lo que propició caras de asombro y algunos comentarios.

Durante aproximadamente diez minutos continuó el reguero de mujeres y fue en torno a las 23,15 horas cuando salió la imagen del templo. Unos minutos antes había sonado el himno nacional.

El acompañamiento musical correspondió a la banda de tambores de la hermandad del Descendimiento, también con sede en santas Justa y Rufina, y  de la banda de música municipal.

Poco después la virgen, una talla de vestir, de madera policromada, portada en una carroza de madera del toledano maestro Carrillo, hacía su primer giro para encarar la calle de La Plata, una de las ubicaciones donde se congregaba más público, junto a Amador de los Ríos.

A su llegada a Zocodover le estaba esperando el Cristo de la Sangre, que desde su ventana se reencontraba con una Virgen que no veía desde el Viernes de Dolores de 2017. Un momento emocionante y digno de destacar que hizo sacar a muchos asistentes el teléfono móvil para registrarlo.

 La procesión contó con la presencia de la presidenta de la Junta de Cofradías, Ana Pérez, además de la alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón, que estuvo acompañada por tres concejales de su equipo de Gobierno: Maite Puig, Nuria Cogolludo y Noelia de la Cruz. También asistieron la candidata del PP a la Alcaldía de Toledo, Claudia Alonso y la concejala de Ciudadanos, Araceli de la Calle.