Algunos datos sobre el proceso del Santo Niño de La Guardia

José García Cano*
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El proceso del Niño de la Guardia, del cual se han escrito ríos de tinta y no exento de polémicas históricas, fue llevado por varios inquisidores que eran muy cercanos a fray Tomás de Torquemada

Algunos datos sobre el proceso del Santo Niño de La Guardia

En el Archivo de la Nobleza de Toledo, entre los cientos y cientos de documentos conservados en su interior, hallamos un pleito entre la inquisición de Toledo y varios personajes pertenecientes a diferentes linajes toledanos como los apellidos Nieto, Yáñez y San Pedro. Algunos miembros de esta familia debían demostrar al Santo Oficio que no eran descendientes ni pertenecían a la familia Franco, cuyos miembros se habían visto inmersos en el famosísimo proceso del Niño de La Guardia, patrón de esta bella localidad toledana y por tanto, puestos en el punto de mira de multitud de acusaciones. Este polémico proceso es considerado una pieza clave para entender el odio antisemita en aquellos momentos finales del siglo XV y se encuentra a apenas unos meses del decreto de los Reyes Católicos de 31 de marzo de 1492, mediante el cual se expulsó a los judíos de la península. Se abrió en Ávila (dato extraño al pertenecer La Guardia y Tembleque al Arzobispado de Toledo) en el año 1490 y en él se procesaron entre otros a Aldonza Franco y Jucé Franco, judío y zapatero este último y vecino de Tembleque, así como a los vecinos de La Guardia Alonso, Juan, García y Lope Franco, acusados todos de participar en el martirio del Inocente Niño. Según la tradición se unieron varios judíos y conversos para realizar la crucifixión del joven niño, actuando como Pilaros, el contador de rentas de la Orden de San Juan, afincado en Tembleque don Hernando de Ribera. Fue Benito García de las Mesuras el cual le sacó el corazón y se lo llevó junto a una hostia consagrada hacia Zamora, parando en la catedral de Ávila, donde fue interceptado al ver los fieles un resplandor que salía del libro donde guardaba Benito la hostia robada y dando comienzo al largo proceso inquisitorial.

En el citado expediente del Archivo de la Nobleza, se intenta relacionar a don Álvaro de Madrid y a su hijo, Bernardino de Torres con la familia toledana de los Franco. Se indica que uno de los testigos había visto varias veces salir a don Álvaro «saliendo de los ayuntamientos» con algunos de los Franco, añadiendo que la inquisición ya había procedido contra su hijo por ciertas informaciones de limpieza de sangre que no estaban claras y en las que incluso había algunos testimonios falsos, cosa que por otro lado no era raro que sucediera en este tipo de pleitos, pues a algunos judeoconversos que tenían que demostrar su limpieza genealógica, no les temblaba la mano a la hora de sobornar a determinados vecinos para que declarasen a su favor a la hora de certificar su limpia ascendencia cristiana. En el proceso abierto a los Franco, aparece María Álvarez, esposa de Pedro Franco (arrendador y trapero) y parroquianos de Santo Tomé; estaba reconciliada por judaizante y había declarado tener por hijos a Alonso, Juan, Mencía Franco y a Catalina Álvarez, la primera esposa de Alonso de San Pedro y la segunda de Antonio de San Pedro. De ellos todos menos Antonio se hallaban reconciliados.

El proceso del Niño de la Guardia, del cual se han escrito ríos de tinta y no exento de polémicas históricas, fue llevado por varios inquisidores que eran muy cercanos a fray Tomás de Torquemada, en ese momento Inquisidor General. En el proceso inquisitorial abierto a los judíos y judaizantes acusados, se demuestra que algunos de los testimonios tomados a los reos fueron obtenidos después del tormento, con lo cual descubrimos una vez más, que esta práctica era habitual en las cárceles de la inquisición. El final del proceso ya es ampliamente conocido; en el auto de Fe celebrado el 16 de noviembre de 1491  los cinco acusados (dos judíos y tres conversos) fueron sentenciados a la quema en la hoguera, aunque otros análisis de la documentación fijan en ocho los reos sentenciados. La historia de este martirio inspiró al mismísimo Lope de Vega para escribir El Niño Inocente de La Guardia, en la cual se trasluce un claro discurso en contra de la población judía. Lo que está documentado es que los milagros comenzaron a sucederse a partir de los sucesos del martirio y aún hoy todos los vecinos de La Guardia celebran el 25 de septiembre la festividad del que desde hace siglos es su Patrón. Reyes, devotos, peregrinos, enfermos y miles de personas desde hace más de cinco siglos han visitado y siguen visitando el santuario del Niño de La Guardia, donde se gestó una tradición y devoción que supuso un antes y un después en la historia de la presencia judía en España. Y así reza una de las declaraciones tomadas del proceso inquisitorial:

«É que después que dicho iohán franco lo traxo, commo dicho ha, ordenaron de lo crucificar é sacar el coraçón, segund dicho tiene, para que con el dicho coraçón é una hostia consagrada se fesiesen los dichos fechisos más fuertes…»

*José García Cano es académico correspondiente en Consuegra de la Rabacht