Talavera y comarca suman el 80% de las matanzas provinciales

Leticia G. Colao
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La zona de influencia talaverana reúne 543 de las 673 matanzas del cerdo organizadas en Toledo, con especial importancia del distrito sanitario de Belvís de la Jara y Santa Olalla.

Talavera y comarca suman el 80% de las matanzas provinciales

La provincia de Toledo y en ella, Talavera y su comarca, aglutinan la mayor parte de los municipios con más número de matanzas domiciliarias de cerdo, aunque se trata de una práctica cada vez menos frecuente.

La de Toledo es, con diferencia, la provincia de Castilla-La Mancha con mayor número de cerdos sacrificados en matanzas caseras, tantos como 673 en la temporada 2019-2020, lo que supone el 78,8 por ciento del total de 854 animales en toda Castilla-La Mancha. Le sigue, a mucha diferencia, la de Ciudad Real, que registró en el mismo año 120. Albacete apenas registró cinco, Cuenca 39 y Guadalajara 17.

Lo curioso es que en el caso de Toledo, solo el 42,4 por ciento, es decir 286 matanzas, corresponden al distrito de salud pública de Talavera. Se suman otros distritos a nivel provincial donde otros dos municipios del entorno talaverano suman poco más del 80 por ciento del total. Así, a las de Talavera hay que añadir las 143 de Belvís de la Jara, y las 114 registradas en Santa Olalla. El total, 543, acumula el grueso de esta actividad que ha descendido mucho en la última década. De ellas, cabe destacar que solo 28 matanzas de Belvís han sido inspeccionadas por veterinarios oficiales de Salud Pública; las 645 restantes, lo hicieron por veterinarios colaboradores autorizados para este fin.

La participación de los vecinos de otras localidades en la parte más oriental de Toledo es prácticamente testimonial, resaltando únicamente las 91 matanzas de Menasalbas. Tras ella, están las 16 de Torrijos, las 11 de Consuegra, siete en Ocaña y cuatro en Quintanar de la Orden. Illescas suma tan solo una.

Los datos están recogidos en la memoria de matanzas en la temporada 19-20 remitida por la Delegación Provincial de Toledo y ordenados por distritos de salud pública.

En Castilla-La Mancha, el sacrificio de cerdos en domicilios particulares para autoconsumo es una actividad tradicional que mantiene una relativa importancia. El decreto 117/94, de 25 de octubre, regula la inspección sanitaria de los cerdos sacrificados en la comunidad, estableciendo que los productos resultantes de las mismas solo podrán destinarse al autoconsumo familiar.

Las campañas de matanzas domiciliarias de cerdos, que se desarrollan entre noviembre y marzo, son organizadas por los ayuntamientos de cada municipio. Los propietarios de los cerdos sacrificados están obligados a solicitar la inspección sanitaria de los mismos por un veterinario, con el fin  de neutralizar los riesgos sanitarios ligados al consumo de estos productos, unidos a determinadas enfermedades transmisibles como la triquinelosis, cisticercosis y algunas otras patologías de interés local.

Tras el análisis del animal y la entrega del documento del veterinaria indicando que el cerdo se encuentra limpio de este tipo de enfermedades, es cuando la matanza puede llegar a término.

En este tiempo, y según informa la Junta, se han detectado a nivel regional 10 animales con hidatidosis, 14 con ascaridiosis, otros dos con neumonía y uno de ellos con triquinosis.

Descenso generalizado. La costumbre de la matanza del cerdo pierde fuelle año tras año. Este rito ancestral, que se ha ido transmitiendo de generación en generación, parece abocado a la desaparición y así lo confirman los datos. Frente a las 1.398 autorizaciones concedidas por la Junta de Comunidades en la temporada 2011-2012 en la provincia de Toledo, la pasada campaña (2019-2020) se cerró con tan solo 673, lo que supone una reducción de casi el 50 por ciento, según los datos aportados la Dirección General de Salud Pública. La disminución es clara y progresiva, y la llegada del Covid un obstáculo más en su decadencia.