«Las prisiones son el inframundo, no interesan»

Leo Cortijo
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El coordinador de la Asociación de Funcionario de Prisiones 'Tu abandono me puede matar' cuenta a La Tribuna que la primera condolencia que recibió cuando falleció su mujer fue de ETA. «Fíjate si me tenían controlado», apunta

«Las prisiones son el inframundo, no interesan» - Foto: Reyes Martí­nez

Cuenca es la mejor colocada para acoger el centro de estudios penitenciarios. Y eso es gracias al empeño de la asociación ‘Tu abandono me puede matar’, constituida por funcionarios de prisiones «hartos» de la situación laboral en la que se encuentran. Enrique Merás es su alma máter en territorio conquense. Una persona cabal y proactiva que lucha por aportar algo positivo a la ciudad y a sus compañeros de profesión.

‘Tu abandono me puede matar’. Así, sin dejar lugar a la interpretación... ¿Quién les abandona?

Comenzaré por decirte que la asociación nació en enero de 2019 por el abandono tanto de las instituciones como de los sindicatos. Somos asindicales y apolíticos. La Administración nos tiene en un completo abandono y oscurecidos ante la sociedad. No tenemos reconocimiento ni a nivel laboral ni económico. De Prisiones no se sabe nada... El penado entra en la cárcel y la sociedad se olvida de esa persona.

¿Cuáles son las principales reivindicaciones de la asociación?

Primero, el reconocimiento como agentes de la autoridad. Segundo, una formación adecuada a nuestro trabajo. Tercero, un reconocimiento por parte de la Administración. Cuarto, una mejora salarial equiparable a Cataluña, por ejemplo; y es que a igual trabajo, igual salario. Y cinco, medios adecuados para desarrollar nuestra labor.

Nueve meses después de constituirse, ¿ha servido esto para algo?

Hemos conseguido 4.000 afiliados. Hemos logrado presentar al Congreso un estatuto de prisiones nuevo que está formado por 41 artículos que abarcan, más o menos, todas las demandas que tiene la asociación. A nivel de Cuenca hemos conseguido que una rotonda reconozca a los funcionarios de prisiones. También pedimos 24 reivindicaciones a la prisión, de las que nueve se han conseguido y una está en trámite, que es tan importante como la diferencia de vestuario entre hombres y mujeres. Ahora estamos inmersos en la escuela de estudios penitenciarios, que está en marcha. En menos de un año más no se puede hacer...

Denuncian que ese abandono ha pasado tanto con el PP como con el PSOE. ¿Por qué creen que unos y otros les han abandonado?

Porque las prisiones, al igual que los cementerios, no interesan a la sociedad. Las prisiones están alejadas de la sociedad. A ésta solo le interesa que el delincuente esté encerrado en un sitio y no moleste, y en ese oscurantismo es en el que nos tiene la Administración. Es curioso que hubiera 443 agresiones a funcionarios y 173 muertos entre los internos durante el año pasado, y de eso la sociedad no sabe nada. Es el inframundo, es el basurero de la sociedad. Las prisiones no interesan y los funcionarios que trabajamos en ellas, tampoco. Somos el 1,13 por ciento de los funcionarios de la Administración General del Estado. Por eso uno de los puntos que reivindicamos es estar dentro de la AGE, pero con estatuto propio.

A las redes han subido fotografías con los políticos conquenses de todos los colores. ¿Qué tal con ellos?

El trato con todos los partidos ha sido exquisito y fluido. Parece mentira, pero se preocupan por Cuenca, buscan soluciones y hemos conseguido lo que no consigue a nivel nacional la asociación, que es juntar a derechas con izquierdas por el bien de una ciudad. Quieras o no, Cuenca también está abandonada, como nosotros. De ahí que un día se me ocurriera que debíamos unirnos para crear algo por lo que Cuenca fuera conocida y que a nosotros nos valiera. De ahí el centro de estudios penitenciarios. Tanto a nivel local como regional se han portado con la asociación de forma increíble; tenían un total desconocimiento de la situación en la que nos encontramos.

¿Qué es y de qué manera le puede servir el centro de estudios penitenciarios a Cuenca?

Al no existir, ¿por qué Cuenca no podría ser la sede de la escuela de estudios penitenciarios? Traería mucha vida a la ciudad porque vendría gente a las pruebas selectivas, así como un constante flujo de personas para cursos y prácticas. Esta escuela se la propusimos al Ayuntamiento y éste nos dio la posibilidad de cedernos unos terrenos, que se encuentran en Villa Román, de unos 73.000 metros cuadrados, que serían suficientes.

El problema es que ahora ha salido competencia porque Soria y Cáceres también se han postulado para acoger esta escuela...

No se han postulado... te explico. Empiezo por el caso de Cáceres: dijeron que la asamblea de ‘Tu abandono me puede matar’ se había postulado, pero ésta me lo ha desmentido personalmente. Fue una idea de las muchas que hay, de esas que se quedan en el tintero, que sacó el director de la prisión. En el caso de Soria, Instituciones Penitenciarias ya ha cumplido porque les han hecho una macroprisión. Ahora mismo, y con los pasos adelante, solo funcionaría Cuenca. Cuenca tiene los terrenos y el apoyo político. Si no aprovecha esta oportunidad, fracasará. Queremos que Cuenca aparezca en el mapa igual que aparece Ávila por la escuela de Policía o Úbeda por la escuela de la Guardia Civil. La única que no tiene nada, nada, nada es Cuenca. Supongo que ya nos toca. Espero...

Se declaran asindicales y, de hecho, hablan de «hartazgo» hacia los distintos sindicatos. ¿Por qué?

La labor de los sindicatos de Instituciones Penitenciarias ha sido nula, porque no han conseguido absolutamente nada en los 30 años que yo llevo trabajando. No han conseguido que seamos agentes de la autoridad ni que tengamos una equiparación lógica, por ejemplo. Lo que han conseguido es apoltronarse y aparecer solo cuando hay elecciones o en Navidades para regalarte una botella de vino... Eso sí, han conseguido 78 liberados que no aparecen por las prisiones para nada...

Desde marzo, todo lo rige  el coronavirus. Imagino que al principio fue más duro que ahora, ¿cómo están trabajando en este sentido?

Como funcionarios de prisiones demostramos, una vez más, una gran profesionalidad. Casi no hubo casos de Covid en las prisiones... hubo más fallecimientos de funcionarios que de internos. Por desgracia en Cuenca tuvimos uno. Por cierto, un apunte: espero que para este compañero se pida la medalla al mérito penitenciario. Se nos ocultaron datos hasta el 19 de marzo, cuando los directores tenían una notificación del 4 de febrero, mandada por la dirección general, donde les decían que tomaran las medidas oportunas. En Cuenca, sin ir más lejos, se echaron broncas a compañeros por llevar mascarillas hasta que el 19 de marzo dijeron que todo el mundo la llevara.

Yo pasé el Covid, me hicieron guardar cuarentena en casa y a los 23 días me hicieron las pruebas. A los 23 días el Covid debía estar ya de vacaciones... En la primera ola no tuvimos medios, hemos tenido la típica mascarilla y el gel. Hemos trabajado a cara descubierta. En esta segunda ola se dio un caso que, siguiendo el protocolo, se atajó. Pero esto se puede repetir otra vez mientras la gente salga de permiso y cuando vuelva solo esté seis días de cuarentena y no se le hagan pruebas. A nosotros no se nos ha hecho ni una prueba de anticuerpos según entramos o salimos. Andamos con la mascarilla y poco más. No ha entrado el Covid gracias a la profesionalidad de los funcionarios, no gracias a la Administración.

¿Cómo es la vida en la cárcel de Cuenca? ¿Tranquila?

Llevo 12 prisiones y como Cuenca no hay ninguna. Por su tipo de interno, es totalmente distinta a cualquier otra prisión, no es el ejemplo para saber cómo es la cárcel en España. Aquí, entre oficinas e interior, trabajamos unos 120-130 funcionarios, mientras que internos hay 100. Ahora bien, al interior, con los internos, entramos a trabajar por grupos de ocho personas. Tocamos a dos o casi tres internos por funcionario. En otras prisiones tocan a más de cien... Insisto, Cuenca no vale como ejemplo en este sentido. Es una cárcel tranquila, pero en otras prisiones lo están pasando francamente mal.

¿Esa vida en la prisión se parece mucho a los estereotipos que vemos en las películas y en las series?

Para nada. Eso se daba en los años noventa, pero ahora en todas la prisiones, quitando casos extremos, la empatía del interno con el funcionario... Somos casi familia, pasamos con ellos las 24 horas y gracias a eso no hay más conflictos de los que existen. Con todo, ha habido compañeros que han sufrido agresiones graves y ha habido internos que han fallecido por puñaladas, eso no lo podemos negar. Estamos en un medio hostil; sabes cómo entras, pero no cómo sales. Pero bueno, no tiene nada que ver con lo que se ve en las películas. Ellos también son personas, cometen errores, pagan su pena y salen cuando la Justicia dice.

¿Un funcionario de prisiones llega a empatizar con los internos o son témpanos de hielo?

No, y el que diga que sí, miente. Tienes que ser profesional. Cuando entro, entro a mi puesto de trabajo, y allí me encuentro con una serie de personas, que no son papeles que puedas dejar tirados, son personas que te cuentan su vida, su historia, su película... Es muy raro el que te dice «lo he hecho yo», pero también te encuentras con personas que un día se tomaron tres copas y atropellaron a una persona y la mataron. Esos no son delincuentes, han cometido un error. A ese tipo de personas pienso que la cárcel les vale de poco. También te encuentras con internos con problemas psiquiátricos, que no deben estar en prisión, sino en instituciones psiquiátricas. Deben recibir otro tratamiento. ¿Empatizar con ellos? Al cabo del tiempo llegas, no a empatizar porque no terminas de fiarte del todo, pero sí a entenderlos. Hay que entender que son personas, penados y ajusticiados por unas leyes que todos tenemos que cumplir, pero ante todo son personas.

El objetivo último es la reinserción. ¿Cree que es posible?

La reinserción es posible en aquella persona que no es un delincuente. En el que lo es, que por desgracia desde pequeño lo ha vivido, no la veo posible. No la veo tampoco en personas que tienen enfermedades psiquiátricas, como los violadores, por ejemplo. Esa enfermedad no se cura en la cárcel y la prueba la tenemos en que salen y vuelven a hacer lo mismo. Eso no es resocialización.

A lo largo de sus 30 años de experiencia profesional, ¿cuál ha sido el caso que más le ha marcado?

El día que se murió mi mujer, hace 16 años, el primer telegrama de condolencia que me llegó fue el de la banda terrorista ETA. Fíjate si me tenían controlado... Te puedo hablar de personas que ves ahorcadas o con las tripas fuera o del día que me hice pis encima porque a un compañero le pusieron un pincho en el cuello... Te podría contar mil y una, pero eso serían batallitas del abuelo cebolleta. Aquí estamos para cambiar Prisiones, para que la sociedad sepa lo que es la prisión, porque ha nacido un movimiento nuevo que es ‘Tu abandono me puede matar’...

Me deja pensando lo del telegrama de ETA... ¿Uno duerme tranquilo trabajando en lo que trabaja?

Cuando entro en la prisión me olvido del exterior, y cuando salgo de ésta me olvido del interior. ¿Te vale como contestación?