Más policías que toledanos en las calles

C.S.Jara
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Algún turista despistado, unos pocos vecinos acudiendo a comprar, trabajadores cumpliendo su cometido y, sobre todo, una visible presencia de la Policía Local ha sido la estampa de la capital el primer día de estado de alarma

El silencio en las calles de Toledo llamaba la atención en la primera jornada con el estado de alarma en vigor en todo el país. La otra novedad que se percibía enseguida era la presencia de la Policía Local en los puntos neurálgicos del Casco Histórico. Unidades en la plaza del Ayuntamiento, en la de Zocodover y, paradas o patrullando, en la calle Ancha. Por la mañana solo se notaba su presencia, pero después empezaron a preguntar a donde se dirigían los contados vecinos que se asomaron a la calle.

Las crecientes medidas que se han venido aplicando durante toda la semana han ido cambiando mucho el aspecto de una ciudad que ayer amanecía con casi todos los cierres echados. La estampa era absolutamente insólita, aunque por la mañana se podía ver a algunos transeúntes por las calles, entre los que no se hacía ya extraño encontrarse con los guantes y mascarillas, que la epidemia de coronavirus ha convertido en uno de los bienes más demandados. Más separados, a menudo solos, con bolsas de la compra

En el Mercado de Abastos los escasos clientes aguardaban su turno para entrar cumpliendo las medidas de distanciamiento social. No eran muchos, pero la espera en plena calle les hacía más visibles. Tampoco fue el único establecimiento abierto. Algunas de las escasas tiendas del corazón histórico de Toledo dispensaban ayer pan y otros productos alimenticios.

Más policías que toledanos en las callesMás policías que toledanos en las callesEn Zocodover, el único quiosco de prensa del Casco era una de las escasas notas de normalidad del día. Abierto y con los diarios en la misma ventana de siempre, solo los guantes y la mascarilla de la quiosquera alertaban de que no se trataba un día normal. A las doce de la mañana, el día ya se la había hecho largo a falta de cualquier establecimiento abierto para poder utilizar el servicio higiénico. Lo único que la animaba era que los clientes, aseguraba, no la fallaron ayer. Un par de mendigos, varios coches de policía y dos reporteros de CCMedia completan el paisaje de un domingo muy raro en Zocodover.

En la calle Santa Úrsula el aparcamiento público que cada vez con más frecuencia cuelga el cartel de completo, lo había cambiado por cerrado. Solo de acercarte para intentar hablar con el encargado, saltaba la alarma. Hoy ya no les saltará a ninguno de los cuatro trabajadores de plantilla, la empresa les ha dado vacaciones imprevistas, aunque el servicio permanecerá abierto siempre, las 24 horas del día, solo para los abonados.

En la calle Sixto Ramón Parro para una furgoneta. «Voy a llevar una bombona de oxígeno a un señor que está enfermo», explica el conductor. «Claro, hoy habrá el mismo trabajo de siempre», le digo: «No, en realidad no. Hoy hay un poquito más». Un poco más allá deambula una pareja joven, cuenta, que son brasileños, que se encontraban en Madrid y que han aprovechado unas horas para conocer Toledo. Cualquier día habría habido cientos como ellos, pero ayer la pregunta obligada era porque se movían de la capital a pesar del estado de alarma. Hacen gestos de sorpresa, mientras explican que hoy mismo tienen un vuelo desde Madrid para volver a casa después de las vacaciones.

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Más policías que toledanos en las calles
Más policías que toledanos en las calles - Foto: Yolanda Redondo
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Más policías que toledanos en las calles - Foto: Yolanda Redondo

No son los únicos turistas por las viejas calles del Casco, otro se asoma a un escaparate con la persiana casi bajada del que no podrá llevarse ningún recuerdo y una familia pasa con un niño pequeño y cara extrañada por la calle Ancha. Otra niña con su padre tira al aire una pelota de playa en un rincón, de los muchos, perdido del Toledo histórico. Se agradece que rompan el silencio.