En primera línea, antes y ahora

J. M. Loeches
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La Plataforma 8M de Toledo pide en una concentración reducida que se equiparen los cuidados cuidados a hombres y mujeres, y expone que las mujeres han perdido derechos en la pandemia

La lluvia no detuvo a la Plataforma 8M de Toledo. Ni tampoco las instituciones, que habían recomendado no concentrarse por la situación sanitaria. Por eso, sus reivindicaciones salieron en un doble sentido: para defender los cuidados y sus derechos. Y es que, como reconoció Ana Miranda, una de sus integrantes, los últimos 365 días han supuesto un retroceso en la lucha feminista: «La pandemia nos ha restado económicamente, pero también a nivel social, porque se está aprovechando la situación para que perdamos derechos; ahora parece que no podemos salir a la calle a denunciar nuestras desventajas».

De hecho, se defendió que han sido «tres meses de trabajo precisamente para evitar multitudes; no queríamos eso porque hemos estado en los hospitales viendo cómo se intubaba a compañeras y cómo moría gente, y también en las residencias». Mirada fue tajante: «Hemos estado en primera línea, no en Marte».

Asimismo, el discurso estaba apoyado en esos cuidados que entienden que también les restan en la sociedad. «Nos hemos quedado en casa pendientes de nuestros hijos, animándoles cuando lo estaban pasando y mal y explicándoles lo que es una pandemia», comentó. De hecho, en este sentido, entre las mejoras que se pretenden alcanzar de cara al próximo 8 de marzo, está la de que «asumamos los cuidados entre los hombres y las mujeres». Una tarea en la que la plataforma busca la implicación del Estado: «Debería asumir su parte porque los cuidados son fundamentales para mantener la vida en el planeta».

En primera línea, antes y ahoraEn primera línea, antes y ahoraLa tarde no ayudó a que esta concentración brillase, debido a la lluvia, pero la Plataforma 8M de Toledo deslizó a través de sus proclamas los problemas más relevantes a los que se enfrentan actualmente como colectivo. Así, se pudo escuchar «queremos empleo, trabajo nos sobra» o «no estamos todas, faltan las asesinadas». Asimismo, se recordó a las mujeres madrileñas que no pudieron concentrarse por las prohibiciones del Gobierno en la comunidad vecina.

Y es que, como recordó Ana Miranda, estas restricciones también responden a actuaciones del patriarcado. «Somos conscientes de todo y no nos la íbamos a jugar, parece que nos tratan como cuando éramos jovencitas, que nos advertían de lo que íbamos a hacer», concluyó. La concentración se cerró con un aplauso sonoro.

 

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