"Vamos a tener viviendas híbridas donde puedas vivir y trabajar"

María Trespaderne (EFE)
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Arquitecto, sociólogo y economista. Asesor de la transformación de ciudades como Singapur, Bilbao o Kuala Lumpur que en la era poscoronavirus cambiarán sus espacios públicos, como también lo harán, nuestras casas, colegios y centros comerciales

"Vamos a tener viviendas híbridas donde puedas vivir y trabajar" - Foto: Ramon Castillo Nava

Es urbanista. Arquitecto, sí, pero no solo se queda ahí. Va más allá. Alicantino, residente en Madrid y con tres carreras (arquitecto, sociólogo y economista), Alfonso Vegara piensa las ciudades, esos lugares donde «el hombre se mueve, vive, trabaja, se divierte, aprende», desde los edificios, pero también desde las relaciones sociales, la economía y la naturaleza. Tres licenciaturas lo avalan y, sobre todo, su afán de transformar las urbes en espacios más igualitarios, un cambio que la pandemia facilitará porque se ha abierto un espacio de experimentación urbanística alejado de los encorsetamientos administrativos habituales.

Estamos pasando por una crisis sanitaria inesperada con ciudades no preparadas, ¿qué actuaciones rápidas aplicaría en las grandes urbes?

Repensar el espacio público de la ciudad es importante, sobre todo las áreas centrales, porque las periféricas son más fáciles de organizar. En el corazón, por ejemplo, de la M-30 de Madrid es donde se puede experimentar cómo utilizar el espacio público para las actividades actuales y de futuro. Este es un reto fascinante porque nunca vamos a tener una oportunidad así. Nunca vamos a tener a los políticos dispuestos a tomar decisiones drásticas para intentar buscar buenas soluciones. Vamos a aprender muchas cosas.

Y de cara al futuro, ¿va a cambiar la manera de diseñar esos espacios públicos urbanos?

Las ciudades ya han entendido que los coches no caben en el centro. A medida que un país se va desarrollando, que la población adquiere un nivel de renta mayor y accede a vehículos, hay que poner restricciones porque el espacio público es limitado. Las sociedades avanzadas son en las que los ricos usan el transporte público. Este momento transitorio, el que se van a ampliar las terrazas y algunas calles van a ser peatonales, supone una manera de experimentar algo distinto.

Y los espacios interiores, ¿hay que repensarlos?

Yo creo que sí. Por ejemplo, la tipología de vivienda va a cambiar muchísimo. En el futuro vamos a aspirar a tener viviendas híbridas donde puedas vivir y trabajar. Y flexibles, porque la etapa de la familia cambia. Se van a acelerar las tendencias que ya venían. Las viviendas van a ser distintas, los lugares de trabajo, la función comercial y la educación, los colegios y universidades, en los que va a haber un mayor protagonismo de la formación a distancia. Van a cambiar muchísimo las urbes y eso va a hacer que la gente quiera trabajar donde le gustaría vivir. El gran magnetismo del futuro va a ser la calidad del ambiente.

Con el confinamiento, los minipisos se han convertido en jaulas. ¿Conviene replantear el modo de vida de las ciudades?

Algunos de los nodos de contaminación más potentes han sido los dormitorios. Pero las ciudades tienen 5.000 años de historia, han pasado pandemias, crisis, y siguen siendo ciudades. El hombre es un ser social por naturaleza. Por eso no van a cambiar en su estructura, aunque sí su uso. Y va a salir fortalecido que puedas vivir y trabajar en distintas ciudades. Vivir, en una ciudad media donde tengas acceso a una mayor. Esto puede ser una alternativa al modo de vida tradicional.

Amenaza de confinamientos, pandemias que se propagan rápido, ¿cree que habrá una reflexión entre vida urbanita contra rural?

Sí, es una aceleración de tendencias Cuando se produce la industrialización la gente se concentra en las ciudades y cuando se llega a un cierto nivel de desarrollo vuelve al mundo rural. Francia, tiene un mundo rural muy sofisticado. Tiene muchísimos alicientes, sobre todo si tiene buena conectividad digital y de infraestructuras. La clave nuevamente es pensar en el sistema de ciudades, que podamos tener una serie de ciudades medias que den servicios al mundo rural, y España tiene un magnífico sistema de ciudades. 

Madrid ha sido la más golpeada por la epidemia, ¿cómo saldrá de esta?

Madrid tiene cosas impresionantes como ciudad, pero no se han podido envolver en un concepto que se presente al mundo. Yo creo que Madrid podría ser la siguiente en la lista de ciudades innovadoras. Hemos tenido estas décadas en que ha prevalecido Barcelona, Bilbao, ahora Málaga, La Coruña. Madrid podría ser un referente para América Latina y otras ciudades en el mundo. 

Llevamos años apostando por el transporte público para lograr ciudades sostenibles, ¿está en riesgo?

Las ciudades están para quedarse y la pandemia espero que esté aquí para irse pronto. Ahora hay que tomar muchas precauciones, pero globalmente aporta muchas ventajas a las ciudades.  

¿Hacia dónde deben mirar las ciudades?

La gran batalla de las ciudades va a ser el talento: cómo consigo formar, retener y atraer talento. Esas van a florecer porque las empresas van a querer estar ahí.

Como sociólogo y urbanista, ¿qué oportunidades ofrece esta crisis para mejorar nuestro modo de vida?

Durante muchos años se hablaba de que las ciudades tenían que ser competitivas, pelear y atraer inversión; en otros momentos tenían que ser sostenibles y aparecía la agenda 21; luego tenían que ser resilientes. Ahora lo que está viniendo como gran reto es la solidaridad, la lucha contra la pobreza, los desequilibiros. Si tienes una ciudad desequilibrada, no puede ser competitiva porque vas a tener inseguridad. El equilibrio social es el nuevo reto y lo podemos conseguir conectándolas, con la movilidad, o creando espacios públicos en lugares no tan favorecidos.

¿Cómo le gustaría que fuera el urbanismo de la era poscovid?

Me gustaría que estuviera más dotado de creatividad e innovación y de menos rigidez administrativa. Redactar un plan general en España puede llevar 15 años. ¿Por qué no tener un proyecto de ciudad, una visión flexible y compartida?