El ocio y descanso de la mujer, siempre el más perjudicado

Leticia G. Colao
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La ponencia '¿Quién ha robado mi tiempo?' dentro de las jornadas 'Noviembre Feminista' en la UCLM destaca que los tiempos de la mujer no están equilibrados en trabajo, vida familiar y social con los del hombre

El ocio y descanso de la mujer, siempre el más perjudicado

El tiempo que la mujer dedica a la jornada laboral, formación y necesidades, se resta normalmente de sus actividades de ocio, de su vida personal y relaciones sociales. Es una de las conclusiones mayoritarias de la ponencia que ayer se desarrolló en la Universidad de Castilla-La Mancha en Talavera dentro de las jornadas ‘Noviembre Feminista’.

El profesor de Educación Social  de la Facultad de Ciencias Sociales,  Sergio Jorge Fernández Ortega, junto a Cristina Díaz Martín y Celia Mora Gómez, de la junta directiva de Criasol Talavera, desgranaron en la conferencia ‘¿Quién ha robado mi tiempo?’ las circunstancias que impiden a la mujer disponer de un espacio dedicado a las relaciones personales y el ocio que, siempre o casi siempre, es menor del que disponen los hombres.   

Esta ponencia se desarrolla en el marco de las jornadas ‘Noviembre Feminista’ organizadas por la Facultad de Ciencias Sociales durante el presente mes, alrededor del 25 de noviembre, cuando se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer o Día Internacional de la No Violencia de Género.

El profesor Fernández Ortega detalló a La Tribuna que en el caso de las mujeres, «los tiempos no se encuentran equilibrados». La necesidad de conciliar vida laboral y personal, complicada con la llegada de los niños, «se ve mermada» especialmente en los momentos de expansión o descanso.

Son las conclusiones de un estudio elaborado en la asignatura Pedagogía delOcio de Educación Social, con motivo de la celebración del 8 de Marzo o Día de la Mujer Trabajadora. En él, se evidencia que la mujer tiene un doble tiempo de trabajo, no solo el meramente profesional sino también el doméstico no remunerado, donde aunque se compartan las tareas, «la mujer sigue gestionando y coordinando» porque son actividades «todavía feminizadas».

Los datos son claros. Las mujeres emplean casi tres veces y medio más de tiempo al trabajo doméstico que los hombres. La población femenina de 10 y más años emplea diariamente más de dos horas que los hombres de la misma edad en el trabajo del hogar y los cuidados, cuatro horas y siete minutos frente a una hora y 54 minutos. Este espacio, como así reconoce el estudio, se resta del tiempo libre, deporte, relaciones sociales o videojuegos, a excepción de la lectura, que es la actividad de ocio ala que la mujer destina más tiempo que el hombre.

Todo ello puede repercutir en la salud y la sobrecarga mental que reclama la necesidad de buscar salidas que las mismas mujeres deben reivindicar, ya que habitualmente priorizan los tiempos de los demás y entremezclan el tiempo libre personal e individual con el familiar.

En este sentido, ellas mismas proponen como soluciones que las actividades de ocio puedan desarrollarse en el lugar de trabajo, además de jornadas reducidas o continuas o ludotecas y guarderías que ayuden a conciliar.

criasol. Esta realidad se dejó ver también en las intervenciones de Cristina Díaz y Celia Mora, de la Asociación Criasol Talavera, colectivo sin ánimo de lucro dirigido a familias monomarentales y monoparentales pensada para crear una red de apoyo y recursos. Curiosamente, según explicó Díaz a este diario, aunque Criasol está abierto también a hombres que crían solos a sus hijos, actualmente son 25 las personas que forman parte de la misma y todas son mujeres. «Es un reflejo del reparto de cuidados en las familias respecto del tiempo y de cómo conciliar».

En este tipo de casos, explica, «es más difícil aún» conciliar trabajo, cuidados y necesidades con un espacio para el ocio porque siempre está supeditado al cuidado de los hijos, «raramente tienes tiempo para ocio o descanso individual, además del aumento de la culpa si les dejas con otra persona».

Por ello, en Criasol cuentan con el proyecto ‘Creciendo juntas’, un espacio de crecimiento personal o afrontación de conflictos, una red de apoyo donde la compañía de los  que mejor te entienden, es fundamental. Se trata, explica Díaz, de apoyo emocional y psicológico para soportar la sobrecarga mental a la que las mujeres se ven expuestas cada día.