El último Consejo de Agricultura de la Unión Europea de este año (se celebra este lunes en Bruselas), volverá a revisar la situación de los mercados agropecuarios ante la escalada de precios de abonos, fertilizantes y piensos de alimentación animal, aunque por empeño de España y de algún otro país.
Ya vimos en la reunión de noviembre, que el comisario polaco, Januzs Wojciechowski, despachó la preocupación de varios ministros emplazándoles a una vigilia permanente hasta primavera cuando cree que todo se normalizará, quien sabe si por la inercia de esta crisis de stock y suministros, según un informe del Banco Central Europeo. Hasta entonces, cuestión de resiliencia para el máximo responsable del campo.
Luis Planas ha logrado incluir en su agenda un encuentro bilateral con él con cuya imagen trata de lanzar seguramente a las organizaciones agrarias de nuestro país, un mensaje directo para pedir cierto margen, o para que entiendan que, por su parte, no cejará en el empeño de arañar alguna medida económica en Europa que permita pasar este trance.
Sin embargo, el tiempo va muy a favor de la Comisión Europea si tenemos en cuenta que diciembre está ya amortizado, que enero es un mes políticamente inhábil, con una nueva presidencia rotatoria que necesitará tiempo para arrancar, y que en febrero estamos casi despidiendo el invierno, asomándonos así en la esperada fase de la normalidad, según evolucione 'Ómicron'.
De momento, la capital leonesa será este lunes escenario de nuevas protestas de los ganaderos, según lo marcado en el nuevo calendario de movilizaciones que Asaja, Upa y Coag, con un propósito aún muy abierto, según funcione quizás el primer paro agrario el día 21 en Córdoba, coincidiendo con la huelga de los transportistas (si no alcanzan antes un acuerdo con el Gobierno).
Aquí en Castilla -La Mancha, la UPA desveló que analizarán conjuntamente esta misma semana con el resto de 'opas' la situación por si hubiera que sacar los tractores. Aunque Asaja Cuenca, por su parte, ya ha anunciado una 'caravana' en la ciudad para el día 20, nada más conocer la moratoria que aplicará el Gobierno para no autorizar más macrogranjas porcinas.
En el Ministerio de Agricultura no descartan tener que presentar finalmente algún estímulo fiscal o reducción de IVA -como otras veces- pero de momento fían las soluciones a la nueva ley de cadena alimentaria y a la situación favorable de precios altos en la mayor parte de las actividades agroalimentarias, y todo pese al margen reducido de beneficios por el encarecimiento de los costes. Pero el debate quizás no sea ya tan coyuntural.
A la espera del primer avance de renta agraria -un dato que suele presentar el MAPA por estas fechas- veremos el resultado de este 2021, mientras los mercados empiezan a desinflarse por la liquidación de depósitos de cereal, del fuerte pico de consumo de carne estas próximas semanas, o del compás de espera en las ventas de vino por las nuevas medidas sanitarias en países estratégicos como Alemania o los Países Bajos.
Por eso, la inquietud está más a medio plazo, según evolucione la pandemia y se pueda reconducir la progresión de los contagios de la nueva variante. De hecho, algunos analistas dicen que los fondos de inversión ya han iniciado retiradas, lo que se ha traducido en bajadas de precios que también empiezan a notarse en el petróleo, y ligeramente en los fletes del transporte marítimo, algo más baratos. También porque la Reserva Federal de los Estados Unidos ha suspendido algunos estímulos para sujetar la inflación.
Y estas son las primeras señales que alimentan la confianza política de que la inercia hará todo lo demás.