E El 14 de febrero de 1996 estaba todo preparado para abrir las puertas del antiguo convento de San Agustín El Viejo convertido ya en Museo de Cerámica Ruiz de Luna. Incluidos los azulejos que el Ayuntamiento de Talavera había encargado a Artesanía Talaverana como recuerdo de una inauguración que nunca se llegó a celebrar, por la sacudida que supuso el atentado en el que ETA asesinó a Francisco Tomás y Valiente, expresidente del Tribunal Constitucional. La suspensión de todos los actos oficiales del día dejó sin inauguración oficial a un Museo largamente esperado. 

«El Excelentísimo Ayuntamiento de Talavera de la Reina en la inauguración del Museo Ruiz de Luna», rezaba la inscripción de la pieza inaugural, junto a la fecha y el escudo de la ciudad. No era casualidad que se hubiera escogido el formato de azulejo para el recuerdo que se debería haber entregado ese día a las autoridades asistentes, entre ellas la ministra de Cultura, Carmen Alborch, el presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, y el alcalde de Talavera, Florentino Carriches. Los azulejos en cuestión eran de la mismísima fábrica Nuestra Señora del Prado, fundada por Juan Ruiz de Luna en 1908 y llevaban por detrás su inconfundible sello, con la media luna creciente, correspondiente a la última época del alfar.  

Veinticinco años después, el Museo Ruiz de Luna ha sobrepasado el medio millón de visitantes, una cifra importante para un museo de temática monográfica y ha multiplicado su espacio con la incorporación de la antigua iglesia de San Agustín. Son dos de los hitos de este cuarto de siglo, al que en realidad hay que sumar los 33 años que transcurrieron desde que el Ministerio de Cultura adquirió, en 1963, la colección de los Ruiz de Luna, exhibida en el alfar Nuestra Señora del Prado hasta el momento de su cierre. 

Otro hito en su trayectoria es la exposición ‘Atempora, que reunió una amplia selección de cerámica y que, entre otras sedes, se ubicó en el Ruiz de Luna aportando uno de los mejores años en número de visitantes a las cifras de estos 25 años.

Ampliación. La apertura de la ampliación del Museo en 2013 daba satisfacción a una demanda existente desde 1996, para que el conjunto de los agustinos recoletos en pleno corazón del Casco Antiguo  de Talavera se dedicara por completo a la cerámica. Permitía además dar espacio a la amplia colección de azulejería, entre la que se encuentran las principales joyas del Ruiz de Luna. 

Reivindicar su protagonismo en la zona histórica de Talavera y su papel simbólico tras la reciente declaración de los procesos de elaboración de la cerámica como patrimonio inmaterial de la humanidad es una de las tareas que la Asociación de Amigos del Ruiz de Luna reivindica para el Museo.

Esta asociación, fundada en 1993 antes incluso de la reapertura, ha sido durante este primer cuarto de siglo la principal dinamizadora del Museo Ruiz de Luna, dentro del papel que definió su primer presidente, el desaparecido José Luis Reneo, de llevar a la sociedad civil dentro del mismo. Su actual presidente, Francisco Peñalver, casi dibuja una línea imaginaria entre la trayectoria del museo hasta ahora y la que estaría por venir: «El museo se ha consolidado en esta etapa, pero tenemos que hacer una revisión de lo que tiene que ser un museo del siglo XXI. No nos podemos quedar anquilosados en un museo expositivo-descriptivo, tiene que ser más dinámico». 

La Asociación de Amigos ha organizado durante la andadura del Museo numerosas exposiciones, entre otras relacionadas con Cervantes y el Quijote (en 1997 y en 2016), Picasso (1999), Fernando de Rojas (1999), las Talaveras de Puebla (2001), alfarería popular (2005), la Virgen del Prado (2007), placas funerarias (2008), la Guerra de la Independencia (2009) en una lista que continuaría hasta la treintena. 

En su labor de  divulgación de la cultura y del patrimonio cerámico,  también se han editado publicaciones, se han organizado conferencias, conciertos o talleres o se ha conmemorado el Día de los Museos. 

Una página web, una revista propia, el intercambio de piezas con otros museos de la misma especialidad o la organización de cursos y conferencias son algunas de las propuestas que Peñalver plantea para el Museo dentro de esa actualización pendiente. «Hay que ir a una mayor revitalización entre todos, también por parte de la asociación», sostiene. Un centro de investigación que capitalice esas iniciativas es también una propuesta abierta, mientras se reclama más autonomía en la gestión y completar la plantilla con un técnico permanente, volviendo a dotar las plazas de bibliotecaria y administrativa, vacantes por jubilaciones. 

Entre las muchas peticiones destaca la de promover un Centro de Interpretación de la Cerámica ubicado en Talavera, que permita contemplar el proceso de elaboración al completo.

Buenos mimbres para mirar hacia el futuro. De los próximos 25 años, por ejemplo.