Atrapadas

EFE
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Las más jóvenes, para la explotación sexual, las mayores y los hombres, para la laboral. El tráfico de personas va más allá del sexo

Un grupo de chicas asomadas a la ventana de un local de alterne. - Foto: A. Rodrigo

La trata va más allá de la explotación sexual o la prostitución forzada, también la sufren empleadas del hogar o del sector del calzado, mujeres obligadas a mendigar, a delinquir o a casarse, situaciones que se dan en España y que, en ocasiones, se suman en una misma víctima.

En el informe La otra cara de la trata, la organización de ayuda a personas vulnerables Accem alerta de la incidencia de la «trata combinada», que se da cuando una misma mujer es explotada con diferentes finalidades a lo largo de su vida y pide mejorar su detección para evitar que sean condenadas o deportadas por delitos que han cometido a la fuerza.

«Solo se detectan las víctimas cuando ellas mismas reconocen que lo son, es importante activar mecanismos para que emerjan», reclama la coordinadora del estudio Teresa De Gasperis, además de avanzar hacia la integración real de quienes lo sufren y darles alternativas reales para que no recaigan en la prostitución y en situaciones de explotación.

Las modalidades de trata que dan en España dependen del contexto social y económico de cada región, destaca la investigación realizada con datos y entrevistas a profesionales, víctimas y otras personas vinculadas.

«La trata es un fenómeno global, pero a la vez muy local, y va cambiando», señala. Por ejemplo, en el sur es más habitual encontrar víctimas de trata con fines de explotación laboral en la agricultura.

Las nacionalidades también varían según la región a la que son destinadas las víctimas. Así se ha encontrado que en Vigo las víctimas de trata son de Perú, Guatemala, Honduras y Bolivia.

Las edades de las mujeres atrapadas en las redes de trata laboral suelen superar los 40 años, mientras que las más jóvenes son más a menudo destinadas a la explotación sexual, mendicidad o comisión de actividades delictivas.

En la industria textil y especialmente en el servicio doméstico son las mujeres quienes son explotadas fundamentalmente. El hecho de que esta forma de trata esté relegada a la esfera privada influye en la dificultad de detección. Otros sectores invisibilizados donde se ha detectado trata con fines de explotación laboral son el del calzado y el de las conservas, donde la explotación también llega a los hombres.

En la trata con fines de mendicidad, la mayoría de las víctimas son de etnias minoritarias y de países como Rumanía y Bulgaria. Algo similar ocurre respecto a trata para la comisión de actividades delictivas, como hurtos de ropa, carteristas, robo de metales o de catalizadores, entre otros bienes, que muchas veces son enviados a los países de origen de los tratantes para su puesta en venta.

«Cuando hacemos detenciones en mercadillos de menores de edad, sobre todo de niñas, que dan más confianza para quien se aproxima, el delito a perseguir no es realmente el hurto, sino el que están cometiendo contra esa menor», a la que posiblemente están obligando a delinquir y por tanto puede ser una víctima de trata, ha destacado Vicente Calvo, de la Policía Judicial de la Guardia Civil.

Matrimonios forzados

En España también se producen matrimonios forzados. Hay niñas y mujeres que son captadas en sus países de origen y recibidas aquí para forzarlas a contraer matrimonio. En otros casos, el matrimonio se lleva a cabo en los países de origen de las mujeres y llegan acompañando a sus maridos, que son naturales o residentes permanentes en la Península, señala la investigación. La ONG destaca que la Comisión Europea advierte a España sobre las consecuencias de centrar la lucha contra la trata exclusivamente en los fines de explotación sexual de mujeres y le insta a poner en marcha un plan de acción nacional integral contra la trata.

Los profesionales que han participantes en la investigación coinciden en la necesidad de que personal especializado de las ONG esté presente durante el procedimiento de identificación, ya que si se hace de manera incorrecta puede conducir a la detención de la víctima o a su deportación inmediata, sin que haya recibido la debida asistencia jurídica.