La Judería clama ayuda ante la ausencia de turistas

Jaime Galán
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El entorno del barrio judío acumula carteles de 'Se alquila' o 'Se vende' junto a comercios históricos cerrados. Los que permanecen abiertos solicitan un plan turístico para la zona

El cierre está echado en la mayoría de los comercios artesanales - Foto: David Pérez

Es uno de los barrios más atractivos para el turismo de la ciudad y  el que más monumentos para visitar reúne a su alrededor. Se podría decir que es el segundo eje turístico de Toledo tras el que encuadra a la Catedral, la plaza de Zocodover y el Alcázar. Sin embargo, la situación entre un escenario y otro es muy distinta, rozando el drama en el entorno en el que se asentó la comunidad judía, allá por el siglo cuatro después de Cristo.

Es cierto que todo el sector turístico ha visto mermado sus ingresos con la pandemia del coronavirus, pero los vecinos y comerciantes de la Judería denuncian que el Ayuntamiento de Toledo no aprovecha el potencial del barrio, hasta el punto de «dejarlo moribundo». Y es que todo aquel que proceda a pasear por el entorno de la calle de los Reyes Católicos podrá observar el número, cada vez más elevado, de locales con sus escaparates cerrados o con carteles de 'Se alquila' o 'Se vende' sobre sus cristales.

Para conocer algunos motivos que han llevado a este barrio tan característico de la ciudad al ostracismo comercial, vecinos de la zona comentan que los cierres son consecuencia directa de la pandemia. Argumentan que, en la inmensa mayoría de los negocios, los regentes eran o son personas mayores que al cerrar temporalmente su establecimiento optan por la jubilación, o por un adelanto de la misma. Otros, en cambio, sufrieron las consecuencias del propio virus en su salud y no de las restricciones que propusieron las instituciones a sus negocios. Vecinos que, por sus relaciones personales con los comerciantes durante años, explican que los descendientes de estos negocios no contemplan a día de hoy hacerse cargo de los comercios ante «la escasa afluencia de público que recibe el barrio desde hace unos meses hasta ahora». 

Los comerciantes claman contra el modelo turístico de la ciudad  al ignorar un espacio como la Judería. Ellos son conscientes de que su principal cliente es el turista internacional, por el tipo de productos que ofrecen la mayoría de los locales de la zona, y que ahora es el turista que menos visita la ciudad, pero creen que el barrio cuenta con espacios suficientes para revitalizarlo con rutas o actividades en zonas como el paseo del Tránsito o la plaza de Barrio Nuevo. 

Algunos nombres propios son Fernando o Luis. El primero de ellos tiene su local enfrente del Monasterio de San Juan de los Reyes. Tras trece años con inquilinos, la pandemia propició que rompieran el contrato de alquiler en octubre de 2020 y que Fernando tuviera que colgar ese cartel desolador de 'Se alquila'. El propio regente de este establecimiento critica el modelo turístico de la ciudad recordando el pasado puente de la Constitución, en el que vecinos protestaron ante una calle Comercio saturada de turistas, mientras  «las calles paralelas estaban vacías y cada vez más abandonadas». Luis es otro de los comerciantes de la Judería. Él sí que mantiene abierto su negocio de souvenirs y damasquinos, pero reconoce abiertamente que sus ventas «no llegan al 10 por ciento de las registradas antes de la pandemia». 

Mónica y Carmen son la excepción que confirma la regla. Mientras la pandemia cerraba negocios en el barrio judío, ellas se llenaron de «valentía o inconsciencia», como ellas mismas dicen,  para abrir sus negocios en tiempos de Covid. Lamentablente, el resultado es el mismo que los comerciantes anteriores, un producto expuesto en un escenario con tendencia desierta. Mónica tiene un comercio de artículos de decoración vintage y detalla que desde su apertura se mantiene gracias  a clientes toledanos. Más duro es el testimonio de Carmen, quien regenta un local de perfumería artesanal, y que reconoce abiertamente que solo contabiliza una única venta de aproximadamente 20 euros en lo que va de mes de enero. 

Ellas no solo atribuyen la caída del barrio a la ausencia de turistas, sino a otros problemas como por ejemplo la iluminación del entorno. Y es que en este sentido, valoran positivamente la reciente iluminación de San Juan de los Reyes, «que es muy bonita», pero recalcando que «no se pueden olvidar de las demás calles, porque si sigues avanzando por Reyes Católicos de noche, la vía se queda muy oscura, lo que no ayuda a atraer visitantes».

Carmen aprovecha la oportunidad de estar ante un medio de comunicación para proponer alternativas a la caída de asistentes al barrio. Se refiere al habitual mercado medieval que se suele celebrar anualmente en la ciudad y que este último año cambió su ubicación al paseo de Recaredo. Carmen propone ampliar su celebración a algo más que un recinto, sino a todo un barrio como puede ser la Judería, que no dudaría en que «vecinos y comerciantes facilitarían la decoración de sus calles y podrían participar en las actividades del mismo mercado». En el tejado del Ayuntamiento quedará dicha propuesta.

OBRAS. Si por si fueran pocos los alicientes ya mencionados, hay que sumarle las obras que ya se están acometiendo en el barrio y que a lo largo de los próximos meses se extenderán hasta la puerta del Cambrón. Los más pesimistas creen que las obras se alargarán más de la duración prevista en un primer momento y no favorecerá su situación. Sin embargo, hay otros que consideran que el resultado final de la reforma será el atractivo que necesitan para ver la luz al final del túnel en esta crisis. Ellos lo tienen claro, quieren seguir siendo el motor de la capital del sefardita.