Abran paso señores, que hay cantera

Dominguín
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Triunfo clamoroso de Nacho Torrejón que cortó cuatro orejas tras dos actuaciones muy importantes, mientras que Marcos Linares arranco dos orejas al peor lote. Interesante novillada de Adolfo Rodríguez de Montesinos, donde destacó 'Chamizo'.

Torrejón y Linares abandonaron el ruedo en hombros tras su triunfo. - Foto: Dominguín

Tercer festejo del abono añoverano, y está vez el turno era de los noveles. Novillada sin picadores, con reses toledanas de Adolfo Rodríguez de Montesinos, algunos en tipo, otros fuera de él, unos más potables para el toreo y alguno con más complicaciones, destacando por encima de todos ‘Chamizo’, eral lidiado en cuarto lugar premiado con la vuelta al ruedo.

Las colas en las taquillas fueron amplias y caras conocidas de los pueblos sagreños se agolpaban para acceder al cuidado coso para ver una novillada, que a priori, es de los mejores carteles sin caballos que se pueden ver. Comenzó el festejo con retraso por ello, lo que se solventó con la interpretación magnifica de pasodobles por parte de la banda de música.

Cuando sonó el clarín que anunciaba el cuarto de la tarde, la tablilla anunciadora había desaparecido portando el nombre de ‘Chamizo’, herrado con el número 9. En el ruedo un eral cárdeno, enjuto y axiblanco que comenzó a tomar rebrincado el capote de Torrejón. Pero el temple en sus muñecas le comenzó a mecer por verónicas, suaves y acompasadas al animal que fue siguiendo la tela rosa hasta los remates en el centro del anillo. Replicó Linares en otro quite muy jaleado por los asistentes. Brindó su oponente al novillero Alejandro Adame, tras lo cual se dobló con poder y empaque por ambos pitones, en un comienzo que marcó la embestida del de Montesinos. La diestra fue el palo elegido por el novillero para empezar las tandas, largas y por bajo, como le marcaba el burel. Por naturales siguió el idílico encuentro con el astado, pese a faltar algo de encaje en sus embroques. Volvió a torear por el pitón inicial y la temperatura en la plaza subió. Hubo algún susto, por no estar firme ante un eral que quería guerra y no perdonaba los fallos, pero quedo todos los sustos quedaron en nada. Se volcó en lo alto y al caer la res, dos pañuelos blancos y uno azul asomaron del balcón presidencial. Triunfo de clamoroso de Nacho Torrejón que estuvo arropado en todo momento por su extensa corte de seguidores.

En el que abrió plaza se entretuvo en cortar otras dos orejas al novillo más terciado de la tarde, pero muy en tipo de la casa. Solvente y sereno recibió hasta los medios por verónicas al astado. Con la muleta hubo dos capítulos, uno inicial de acople, hasta que le tomó las alturas y la velocidad al eral, que quería siempre embestir por bajo y con franqueza. El segundo capítulo fue el firme y sereno, eso sí sólo con la diestra, que tuvo tal calado que le valió para pasear los dos trofeos del abre plaza.

Marcos Linares no tuvo suerte en Añover, su primero ordinario se partió un pitón al rematar en un burladero, del que vaticinábamos buena condición. Saltó por él, el quinto, el más montado y feo del encierro. Con la suavidad que le caracteriza, con la torería que rezuma, toreó de capa, aunque la temperatura subió con la muleta. El astado huidizo y al final rajado, fue entrando por momento en la plana muleta que le ofrecía Linares. Con inteligencia y temple fue metiendo por momentos en el canasto al burel que a regañadientes la tomaba. Mató de media y paseo su primer trofeo.

En el quinto espoleado por el triunfo seguro de Torrejón, Marcos Linares hizo un recibo con el capote de nota, de novillero cuajado, dándole el pecho al animal y acompañándole en cada lance, rematando con una media en el centro del anillo. Tras un brindis cómplice y personal a Juan Manuel Moreno, se fue a realizarle una importante faena, tiene gusto el chaval, pero mucho, rezuma torería y a poco que le acompañen los astados lo borda. Eso hizo en su segundo un eral nada claro, al que plantó batalla y fue capaz de sacarle buenos muletazos con la diestra. Otra oreja que le valió para salir en volandas.

El novillero de Chozas de Canales salió en tromba a recibir al tercero con una larga muy ajustada en tablas, probando al astado de salida sin mucha lucidez. Clavado en la arena, empezó a pasaportar por ambos pitones a su novillo, dejando algunos muletazos muy plásticos. Se le vieron muchas ganas y decisión, lo que engancha en el respetable, valiéndole una ovación cuando acabo con el animal.

Con el que cerró plaza, Serrano salió de nuevo dispuesto  con la capa para lograr el triunfo que le permitiese la puerta grande que sus compañeros ya tenían ganada. El animal al principio pareció tener posibilidades, pero se juntó la bisoñez del novillero de Chozas de Canales y lo complicado que resulta entender la embestida de ciertos encastes. Al final fue un quiero y no puedo con constantes coladas del eral que hicieron desistir del lucimiento, siendo silenciada su labor.

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