Ignacio Olmos y Aarón entusiasman en Cuerva

Dominguín
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Ambos novilleros toledanos, salieron en hombros ante un buen encierro de El Ventorrillo. La peña 'El Trincherazo' viene organizando los festejos taurinos desde 1991 en esta localidad de los Montes de Toledo.

Salida a hombros de Olmos y Aarón en Cuerva. - Foto: Antonio Corroto

Cuerva es el único municipio de la comarca de los montes, que celebrará un festejo con picadores esta temporada. Una tónica que les supone un gran esfuerzo económico y de trabajo, pues se carga toda la organización en la peña taurina ‘El Trincherazo’. Esta peña de Cuerva, viene organizando festejos taurinos en su localidad desde 1991, cuando se lidiaron novillos de Mariano Arroyo y triunfó de novillero sin caballos un incipiente Eugenio de Mora.

Este año, como avanzó La Tribuna, se organizó una novillada con picadores con reses de El Ventorrillo. Astados rematados y con cuajo, de una vacada que ya pasado varias veces por este coso con éxitos importantes. Una baja de última hora en el cartel, hizo que entrase Ignacio Olmos, que tras sus destacadas actuaciones en Añover de Tajo y Villaseca, es uno de los novilleros más destacados de la provincia. A esto se añade que otro toledano Aarón Rodríguez ya actuaba, el cartel tenía un marcado tinte de la tierra.

Abrió cartel Javier Orozco, quien lidera el escalafón que tiene un bagaje muy importante y solvencia más que suficiente. Obtuvo una oreja del que abrió plaza y fue ovacionado tras la lidia del cuarto. Ignacio Olmos tuvo que estar firme ante sus dos novillos, toreando con poder y entrega, con la mano baja y templada, lo que le hizo ganarse al público.  Su bagaje de su actuación fue de oreja por cada res, lo que le valió para salir en volandas del coso. Por su parte Aarón Rodríguez, hacia su tercer paseíllo con picadores, y se le vio entregado y resolutivo. Ante el tercero desplegó toda su tauromaquia y su personalidad que llegó con facilidad a los tendidos. El vendaval que hubo toda la tarde le puso a prueba y tuvo que medir bien las distancias para no ser descubierto. Al tercero le cortó las dos orejas y al que cerró plaza le corto otro apéndice tras una buena estocada.