Una escuela histórica, viva y con mucho futuro

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La Escuela Central de Educación Física (ECEF) celebra sus cien años de historia sin renunciar a un presente fructífero en la formación de oficiales, suboficiales y tropa. La escuela ha retomado su exitosa labor investigadora

Una escuela histórica, viva y con mucho futuro - Foto: Yolanda Lancha

Aquí no se vive de sus cien años de historia». Así de claro lo transmite el teniente coronel jefe de estudios de la Escuela Central de Educación Física (ECEF), Lorenzo  Martín Coba. «Tampoco es una escuela de saltimbanquis», insiste. Quiere que quede claro que se trata de una «escuela muy viva de formación de mandos y de tropas -de todos los ejércitos- en materia de educación física».

Las instalaciones, ubicadas en la Academia de Infantería, acogen actualmente a 33 alumnos «que vienen a aprender desde el punto de vista teórico-práctico, pero no a convertirse en grandes atletas». Este centro  de enseñanza sigue manteniendo mucho nombre y buenos estudios relacionados con la práctica deportiva, orientados fundamentalmente  «a los deportes militares».

Normalmente, la escuela imparte un curso anual de profesor de Educación Física para oficiales, que incluye también a la Guardia Civil, otro curso de instructor para suboficiales, en el que puede participar la Policía Nacional, y dos cursos de monitor de educación física al año destinados a todas las fuerzas armadas.

Una escuela histórica, viva y con mucho futuroUna escuela histórica, viva y con mucho futuro - Foto: Yolanda LanchaSi bien, este centro de estudios también organiza distintas jornadas técnicas que ayudan a conocer con mayor profundidad alguna de las disciplinas, como las de instrucción física operativa, las de tiro o las de instructor de combate cuerpo a cuerpo, una de las asignaturas destacadas del plan de estudios que cuenta con un amplio tatami en el que los alumnos aprenden y desarrollan distintas técnicas y prácticas de defensa personal.

«Los alumnos no suelen partir de cero», explica el jefe de estudios, puesto que tanto los oficiales como los suboficiales llevan años, al menos, cinco o tres respectivamente, en sus academias militares, y llegan a la ‘Escuela Central de Gimnasia’, como se la ha denominado durante mucho tiempo, con cierto bagaje en materia deportiva, en entrenamientos y estiramientos, sobre todo.

En este sentido, Martín Coba les deja claro desde el principio que la función de la escuela no es lanzar deportistas, aunque cada vez «vienen más chicos y chicas que son auténticos atletas, con lo que la base de la que se parte suele ser muy superior a la de antes».

Hay una frase que hay que grabarse desde que se entra en las instalaciones:«La instrucción física es tan importante para el soldado como para el general». El deporte no  entiende de graduaciones militares y la «aptitud física es una buena herramienta para el trabajo».

Los alumnos de la actual promoción llegaron a la escuela el 11 de marzo, tras un par de meses de formación a distancia, y finalizarán el 28 de junio. La escuela ofrece parte de sus contenidos por internet y la apuesta entraña dificultades para el profesorado y el alumnado por los contenidos relacionados con la educación física. Aun así, quizá la asignatura más complicada, aunque se trata de una percepción muy subjetiva, sea teoría del entrenamiento, «una de las asignaturas con mayor carga lectiva porque permite tener los conocimientos para entrenar a los militares».

un centro investigador. La escuela llevaba tiempo echando la vista atrás para recordar su intensa labor investigadora que fue perdiendo con el tiempo. Martín Coba explica que el centro contaba con un laboratorio propio, «un centro de alto rendimiento» como se diría ahora, y se llegó incluso a crear la Compañía de Experiencias en el año 40, que coincidió también con la realización del primer curso para alumnos de la Policía armada y con la organización por primera vez de los Campeonatos Nacionales Militares.

El proyecto tardó dos años en completarse, pero funcionó a pleno rendimiento y consiguió comprobar «si era posible llevar a cabo el Plan General de Educación Física e Instrucción, y conocer de una forma real la influencia que las prácticas de los diferentes tipos de instrucción, alimentación, armamento, vestuario y régimen de vida, tenían en el rendimiento del soldado», según relató el teniente coronel, Alberto Cutanda, exjefe de estudios de la escuela, en un documento a propósito de los 90 años de historia del centro.

De todo aquello queda una buena cantidad de antiguos aparatos y artilugios en la sala de honores de la escuela y muchas ganas de recuperar esa labor investigadora de la mano de un par de doctores en Educación Física que se encuentran inmersos en nuevos proyectos. Además, este centro de estudios también colabora con asiduidad con la Universidad de Castilla-La Mancha, sobre todo, a raíz del convenio de colaboración de la Cátedra Garcilaso y de un máster conjunto.

Si bien, la escuela también destaca por apoyar distintos eventos deportivos, como en la Nocturna de Toledo y la Espada Toledana, entre otras, aunque su respaldo más destacado ha sido el Mundial de Balonmano, como indica la réplica del trofeo expuesto en las instalaciones que regaló la selección española poco después de su triunfo. Además, los alumnos de este centro de estudios también tienen un cometido fundamental este año, junto al profesorado y el resto del organigrama de la escuela, organizar el Torneo Internacional de Pentatlón Militar , ya que el último se celebró en 2007. Este campeonato aglutina cinco exigentes pruebas deportivas: Cross-country, tiro con fusil, recorrido de obstáculos, lanzamiento de granadas y natación con obstáculos.

De momento, no se ha establecido una fecha concreta, pero el jefe de estudios explica a La Tribuna que  el evento se celebrará antes del Corpus y vendrán cuatro o cinco países, aunque únicamente está confirmado por ahora Suecia, con un fuerte vínculo con la escuela por la adopción de sus técnicas gimnásticas.

instalaciones. La Escuela de Educación Física y la Academia de Infantería conviven desde 2001, año en el que perdió su autonomía, aunque continúa dependiendo de la Escuela de Guerra y ésta a su vez del Estado Mayor. Ambas comparten terreno, «pero conviven de forma paralela en materia de educación física», apunta Martín Coba, ya que la Academia dispone de un departamento de Educación Física y el único vínculo con la ECEFes la formación al  profesorado que lleva la instrucción física. Si bien, una vez que el centro de enseñanza se trasladó «hubo que remozar las instalaciones deportivas» para que el alumnado pudiera realizar prácticas y entrenar en las mejores condiciones posible.

Los alumnos disfrutan de una amplia clase para asignaturas teóricas, una  completa galería de tiro dotada de la tecnología necesaria para ir afinando la puntería, una amplia sala ocupada por un tatami para practicar defensa personal, otra de esgrima, y un pequeño gimnasio para los ratos libres. Además, la escuela también mantiene un gabinete de investigación, una sala de honores, donde se almacenan trofeos, artilugios e instrumental de los antiguos gabinetes de fisiología y psicotecnia y una biblioteca.

Por otra parte, esta escuela utiliza las piscinas, el polideportivo, la pista de atletismo y la de pentatlón militar de su vecina, la Academia de Infantería.