«No hay mala intención pero las cifras del Covid no cuadran»

Marta García
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El matemático y divulgador Santi García Cremades se pregunta «si los negacionistas no saben leer las cifras o son personas anuméricas, que no entienden las cifras o no se las creen... Me gustaría tomármelo a broma, pero es muy serio»

Santi García Cremades. - Foto: Ángela Ortiz

En casa y con un bombardeo de números diarios. Así pasó Santi los dos largos meses de confinamiento de esta primavera. Un encierro que puso a prueba su campechano sentido del humor y aprovechó para investigar el coronavirus desde las matemáticas, una tarea compleja que solo puede abordar alguien que maneja cifras cada pocas horas para establecer análisis,  participar en medios o liderar un original programa de radio (Raíz de 5, en Radio 5). Santi nos ayuda a entender que las matemáticas están más cerca de nosotros de lo que pensamos aunque nos cueste apreciarlo.

¿A qué nos lleva tantas cifras diarias sobre el coronavirus?

A despistarnos porque las cifras no dicen nada, es como si se dijeran palabras sueltas. Si no digo sujeto, verbo y predicado es como si no dijera nada. También es muy importante que los medios de comunicación hagan una labor didáctica y hablen de la evolución del virus, no únicamente de las cifras del día, para saber si estamos subiendo o bajando.

Se habla mucho de las matemáticas en esta pandemia. Incluso se ha llegado a considerar que pueden salvarnos.

La ciencia, en general, nos va a salvar, pero estamos viendo cómo funciona día a día y la ciencia y los científicos no son tal y como se pensaba la sociedad, seres de luz que saben todas las verdades. En realidad, está compuesta por gente muy humilde que trabaja con mucha prudencia y con el método científico, pero no es tan bonito como se pensaba. Estamos viendo que la ciencia no ofrece verdades absolutas, también arroja incertidumbres sin parar y estamos aprendiendo con una espada de Damocles. Es muy difícil hacer ciencia en directo cuando se tiene un estado de alarma o una emergencia como la actual porque las cifras tampoco son tan fiables.

Hay que suavizar el error que se comete al recoger las cifras y a la vez hacer ciencia nueva. Creo que las matemáticas ya han jugado un papel fundamental. Cuando se hablaba del verano y si el virus sería estacional y se reduciría, había muchas dudas y mucha gente pensaba que estaba clarísimo que bajaría el virus, pero no ha sido así y los matemáticos habíamos dicho desde el principio que no estaba tan claro.

¿Qué pasa con las cifras? No concuerdan los números de los gobiernos regionales con el Ministerio de Sanidad, tampoco con los registros civiles…¿Sería necesario unificar criterios para evitar tanta disparidad y ofrecer una realidad más fidedigna de la incidencia del coronavirus y de las muertes que se han producido?

Es un problema importante, pero no tiene que ver con las matemáticas, más bien con el consenso de los gobiernos centrales, autonómicos y provinciales. No se entiende mucho que en un momento así no haya un consenso con las cifras. No veo mala intención, pero sí veo que las cifras son diferentes todos los días y es algo que no cambia porque unos gobiernos toman como referencia el día de las pruebas, otros contabilizan los positivos de días anteriores en función del día de los resultados de los análisis...Al final, se produce una diferencia por la burocracia y ofrece dificultades para informar, incluso a nivel internacional. De todas formas, los cambios entre unos y otros no superan el 10% y las cifras no son tan disparatadas como se comenta.

Por ejemplo, se habla mucho a nivel político sobre si hay unos 50.000 fallecidos por coronavirus en España o  los más de 30.000 del Ministerio de Sanidad, pero se trata de una especulación pura y dura porque lo que se sospecha científicamente es que ha habido más fallecidos porque ha habido muchos positivos sin recoger, pero no se sabe cuántos porque no se han realizado pruebas en muchas ocasiones a pesar del aumento de la mortalidad. Habrá que esperar a que lo estudien despacio todos los organismos internacionales.

Según el análisis del mes de agosto y esta  primera quincena de septiembre, con una subida importante de casos, ¿se puede establecer una predicción? ¿Volverá a descontrolarse la epidemia?

Suelo ser muy prudente con el tema de las predicciones porque dependen del movimiento de la gente y de lo que hagamos todos. Por muy crecida que esté la curva, si somos prudentes y estamos catorce días tomando las medidas al 100% se aplana. Es imposible predecir y eso está bien porque quiere decir que la epidemia está en nuestras manos.

En este momento, estamos en cifras que indican una segunda ola, aunque otros dicen que es la resaca de la primera porque nunca se ha ido el virus. Lo que está claro es que estamos en un cambio de tendencia respecto a julio y ahora se está disparando demasiado. Para analizar el avance del coronavirus se toma una medida consensuada, incluso por la OMS, la IA (incidencia acumulada), que sirve para comparar como están unos países respecto a otros sin atender al número de población, simplemente mide los casos nuevos por cada cien mil habitantes. España es la número uno de la Unión Europea en contagios y está por debajo de Perú y de Estados Unidos solamente. En España tenemos comunidades  autónomas por encima de 100, una medida que asustaba hace unas semanas. Castilla-La Mancha no va bien y estará muy por encima de 300 -el jueves pasado se situaba en  361  contagios por cada 100.000 habitantes mientras la media nacional está en 261- si siguen aumentando los casos y lo mismo ocurrirá con Toledo.

¿Nos puede llevar a que el coronavirus se dispare como en marzo y abril?

Nos puede llevar, pero comparar las cifras de marzo con las de ahora es muy injusto porque no tienen nada que ver. Antes se medía con positivos de UCI o con síntomas y ahora más del 90% de los positivos son asintomáticos. Además, gracias a los estudios de serología practicados se cree que hay un 5% de personas que han pasado el virus en España, así que todo lo que se medía antes era una décima parte de lo que era…

Según las cifras oficiales, sí estaríamos como marzo o abril, pero hay que tener claro que en esos dos meses hubo diez veces más contagiados de lo que se calculaba. Para medirlo habría que comparar las cifras de un día cualquiera de septiembre con el mismo de abril, pero habría que comparar la evolución y ahora se realiza mucho más seguimiento y la pendiente no es tan aguda como en abril. Por tanto, algo como sociedad estamos haciendo aunque haya que hacer más.

¿Y en Castilla-La Mancha y Toledo? El número de contagios en la región y en esta provincia se ha disparado, pero sigue siendo una comunidad autónoma discreta cuando se habla de coronavirus en comparación con otras a pesar de que empiece a acaparar más atención.

Los datos en Castilla-La Mancha son preocupantes. En Toledo hace   veinticinco días hablábamos de no más de mil casos en catorce días y parecía que no era preocupante, pero los ha superado con rapidez. Toledo ciudad tiene ahora una incidencia acumulada de 417 y la región de 361. Lo que interesa ahora son las cifras nuevas y saber controlar los brotes mucho más que analizar las cifras diarias. Por eso, es tan importante la figura de los rastreadores.

Y a Toledo se le suma también su cercanía a Madrid y la movilidad constante entre ambas.

Eso es. Desde el principio se ha visto que las provincias que están pegadas a Madrid están muchísimo más afectadas por la movilidad. Es el movimiento poblacional el que hay que medir aunque es mucho más difícil de predecir.

Los datos del Ministerio y del Gobierno de Castilla-La Mancha no cuadran. ¿Es así por fines políticos o por distintos métodos de recogida?

No lo entiendo, no lo logro por más que lo veo y me molesta mucho como científico que ocurra. Al final, es como si uno mide en metros y otro en millas y es necesario un consenso. En el punto final se parecen bastante las dos curvas, pero en la evolución no se parecen porque entiendo que los gobiernos regionales están informando al día y el Ministerio de Sanidad busca reajustar los datos en relación a los ingresos y a las pruebas, pero no a los positivos que arroja la máquina en cada momento.

En este caso, el Ministerio de Sanidad da menos datos que las comunidades. No creo que haya culpables y uno sea bueno y el otro malo, pero el Ministerio está intentando seguir las recomendaciones de la OMS, las cifras por PCR positivas y con un archivo histórico, y la diferencia está en que las comunidades recogen los positivos en cada momento. Es algo sutil, pero al final provoca que haya cifras muy dispares y es algo muy incómodo a la hora de estudiarlo.

La vuelta al cole también preocupa a muchos padres porque ya se están produciendo contagios y cierres de aulas.. Un estudio de la Universidad de Granada indica que una clase de 20 alumnos tendría contacto con 800 personas en dos días.... ¿Con estas cifras se puede garantizar la seguridad en las aulas?

En esa incidencia acumulada juega a esa probabilidad. Si tú vas a interactuar con 800 personas y hay un porcentaje del 1% de contagios la probabilidad de contagio es altísima, pero si la incidencia acumulada está por debajo del 1% empieza a ser preocupante aunque no sea tan alta. No es una apuesta segura que  los  menores van a contagiarse, pero hay probabilidades altas con 800 interacciones. No entiendo cómo no se está analizando el equilibrio entre esa posibilidad de contagio y la interacción de los niños. Se está cometiendo una imprudencia, en mi opinión.

¿Hay que enseñar matemáticas a los negacionistas de la pandemia?

Están muy pesados. A veces, pienso que se trata de una broma. Es alucinante porque hemos pasado un tiempo todos confinados y pensábamos que la sociedad iba a tener en un valor más alto la ciencia, como pasaba antiguamente. A un africano, por ejemplo, no le puedes decir que eres negacionista porque se va a reír de ti, sobre todo, porque está viendo en su país que la gente se muere por dengue, tifus o ébola. A ellos no les puedes decir que esos virus no existen o que la vacuna es peligrosa. Antiguamente, en la época de la peste, la ciencia era la gran salvadora y no había negacionistas, pero todo ha cambiado mucho. Me gustaría poder tomármelo a risa, pero se trata de un tema muy serio.

¿Las matemáticas pueden ayudar a concienciar a los negacionistas y a todos aquellos que todavía recelen o no estén sensibilizados respecto al coronavirus?

No sé si los negacionistas no saben leer directamente las cifras o son personas anuméricas, que no entienden las cifras o no se las creen. A todos ellos les diría que si son tan negacionistas que apliquen lo que hace la aritmética, aquello de que menos por menos es más y vuelvan a ser personas coherentes y con sentido común. El sistema sanitario ya está sufriendo bastante tensión por el aumento de ingresos en agosto y en la primera quincena de septiembre.

 ¿Cómo ve un matemático la situación y la salud del sistema sanitario?

Es la variable más interesante e importante a controlar, el porcentaje del número de camas por enfermos de covid. Antes no teníamos información, pero el Ministerio de Sanidad ahora sí lo hace y ha informado del porcentaje de camas ocupadas por estos pacientes. Estamos en una ocupación del 8,5%, pero se está observando que el porcentaje se supera en algunos hospitales. Todavía no es tan preocupante como ocurrió en marzo, que se rifaban las camas y los respiradores, algo muy dramático, pero nos encontramos en un momento en el que hay que controlar la variable y la salud de los hospitales en varias comunidades. Y si se satura un centro de salud habrá que ir a otro que esté disponible, por ejemplo, algo que exige un trabajo consensuado.

¿Cómo vive un matemático esta pandemia?

Como todos. He pasado por muchas fases. La primera fue de asimilación de lo que estaba pasando porque supuso un cambio de vida total y me dio por trabajar muchísimo. Las primeras semanas me costó asimilarlo, me refugié muchísimo en los números del coronavirus y me sirvió para mi trabajo  y para investigar. No paro. Me están llamando, sobre todo, de Latinoamérica, y allí están en plena pandemia. Aquí se ve que la ciencia se está dejando un poco de lado y se entrevista más a los negacionistas que a los científicos en estos momentos.

Además, hacen falta más didáctica, más matemáticos que hagan esta labor y más investigación. Gracias a este estudio me he mantenido sano mentalmente. Conozco a mucha gente que las cifras reales, el crecimiento y la duración, les han ayudado como pequeñas certezas ante tanta incertidumbre.  Se trata simplemente de ir más allá y fijarse en el marco numérico y no únicamente en las cifras diarias.

¿Existe aquello del punto de no retorno cuando suben y se descontrolan los contagios o se trata más bien de una leyenda urbana y haya los casos que haya se puede establecer el control de una epidemia?

Ese momento de no retorno los matemáticos lo conocemos como momento exponencial. Es el que vivimos en marzo y es el crecimiento que parece incontrolable porque la exponencial es la curva simple que más crece de todas. Y si tenemos una curva que crece tanto que su  aceleración es igual que su velocidad quiere decir que no deja de acelerar y es un momento muy difícil de controlar. No se trata de un no retorno 100%, pero resulta muy complicado revertir esa exponencial.

Aun así, en agosto no ha habido un crecimiento exponencial y en lo que llevamos de septiembre tampoco. Si ahora mismo queremos hacer una comparación matemática hay que entender que la curva se parece más a una parábola que a una exponencial.

Desde hace meses no se para de comparar el coronavirus con la gripe de 1918. Tanto es así que incluso ya se ha puesto una caducidad de dos años a este virus.

Las comparaciones son odiosas y los científicos nos hemos equivocado muchas veces, por ejemplo, comparando el coronavirus a una gripe normal. También ha habido un importante error extrapolando todo al virus Sars-cov-1. Cuando se establece una comparación con la gripe del 18 es porque fue la última gran pandemia y hubo diferentes brotes y nosotros tendemos a aprender de la experiencia, pero ahora tenemos una ciencia mucho más avanzada y sabemos predecir a través de modelos estadísticos, modelar y entender lo que pasa.

De todas formas, poco tiene que ver este virus nuevo con aquella gripe de 1918 que tuvo una segunda ola brutal y mucho más mortal que la primera al poco tiempo. Ahora parece, según lo que está ocurriendo, que no vamos a vivir  ese escenario.

Se habla mucho de las matemáticas para hablar de salud, pero imagino que también serán muy útiles para tratar la economía en estos momentos, ¿no?

Sí. Hay un problema porque hay gente que solo trabaja la economía y otra la salud, pero se trata de una ecuación simultánea y la una afecta a la otra y la otra a la una. Hay que intentar equilibrar los dos ámbitos. Por ejemplo, si se produjese un nuevo confinamiento terminaría afectando a la economía, pero también a la salud de las personas. Hay que equilibrar el consenso y fomentar el trabajo en equipo porque es más imprescindible que nunca. Es  necesario el trabajo conjunto de economistas, profesionales de la salud pública y matemáticos, por supuesto.

Los rastreadores se han convertido en una figura destacada para el control de la pandemia. ¿Los 2.000 que ofrece el Gobierno a las comunidades autónomas son suficientes?

A mí me da igual que me digan una cifra u otra, lo importante es que se hable de rastreadores por cada 100.000 habitantes, es decir, una densidad de rastreadores porque no se trata de jugar a la tómbola para ver cuántos pongo hoy, lo importante es saber cómo de controlada está la gente. En otros países europeos hay más de diez rastreadores por 100.000 habitantes y en España la media no supera los siete u ocho. Incluso Madrid está por debajo de cinco y Murcia de siete. Por ejemplo, Castilla-La Mancha se encuentra un poco por encima de la media nacional, pero tampoco es suficiente. Lo importante no es rifarse a los rastreadores, más bien decidir que todas las comunidades tengan 10 por cada 100.000 habitantes.

¿Por qué las matemáticas cuadran mejor en otros países europeos que en el nuestro respecto al virus en estos momentos y tienen la epidemia más controlada?

Somos el país de Europa con más incidencia y a bastante distancia del siguiente. Algunos piensan que lo ha provocado el turismo, pero es cierto que en Italia, por ejemplo, también han tenido algo de turismo, aunque han mantenido más tiempo el estado de alarma. No tengo una respuesta, pero incluso los ‘cuñaos’ del coronavirus como los llamo yo, que siempre saben lo que va a pasar, tampoco dicen nada ni lo saben. Con el tiempo se irá estudiando, pero ahora mismo no se sabe.

¿Es realmente efectivo disponer de una app móvil como la de Radar covid?

Sí. es importante a nivel social para saber cómo está concentrada la gente. Se trata de un rastreador y es gratuito. Es una especie de control de densidad de positivos, pero  mucha gente es escéptica a bajársela aunque es una aplicación privada y anónima. Se trata de un gesto de generosidad, al igual que una mascarilla higiénica se pone para no contagiar a los demás. A nivel individual supone un esfuerzo muy pequeño.