Respeto y devoción para el Cautivo y la de Gracia y Amparo

Leticia G. Colao
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La Cofradía de Regantes abrió las procesiones del Martes Santo con dos de sus titulares por el Casco Antiguo y un emotivo encuentro en la plaza del Reloj. La Virgen estrenaba respiraderos de madera y un manto de cinco metros que resaltaba su belleza

Respeto y devoción para el Cautivo y la de Gracia y Amparo - Foto: Manu_Reino

La Colegial volvió a ser el templo de referencia, de llegada y salida, para las imágenes que procesionan el Martes Santo en la Semana Santa talaverana. Las imágenes de la Cofradía de Regantes que hacen su estación de penitencia este día, dos de sus cuatro titulares, la Virgen María Santísima de Gracia y Amparo y Nuestro Padre Jesús Cautivo, reunieron en la plaza del Pan a cientos de personas esperando su salida del templo.

Fue puntual el Cautivo, con su portentosa imagen, en tomar la calle desde las 21 horas con una gran ovación precedida por el Himno de España. Una vez fuera, fue la talaverana Rus Martínez la que le regaló una saeta cargada de sentimiento y premiada con un aplauso de toda la plaza de lPan y unos claveles del paso del Cristo. La banda de Plasencia acompañó con su música al giro del paso en un movimiento ya característico para iniciar el recorrido.

A las 21,15 horas fue María Santísima de Gracia y Amparo la que inició su salida del templo. Fuera, numerosos feligreses esperaban expectantes la llegada de una de las tallas más hermosas de la Semana Santa talaverana además de tener una salida complicada para que el palio no chocara con el portón del templo. Unos diez minutos después, y tras la clásica ‘levantá’ de los 28 costaleros que la portan orgullosos por la ciudad, la Virgen ya estaba en la calle, acompañada por gritos de ‘guapa’ y otro precioso tema de la saetera. Los fieles, agradecidos por el esfuerzo de sus portadores, no dudaron en repetir aplausos durante el giro y el tradicional y singular balanceo que mueve a su vez las bambalinas en las caídas del palio.

La banda de Lucillos acompañó a la imagen que, nada más salir, presumió de nuevo exorno floral, la primera vez que lo lucía en color blanco. No fue la única novedad del paso, que también estrenaba respiraderos de madera coloreados en plata, sino que además la talla lucía un manto de color granate de cinco metros de longitud hasta la cola, aumentando en metro y medio el que portaba el pasado año. Así lo indicó el capataz del paso de la Virgen, Luis Serrano, quien explicaba orgulloso que la belleza de su Virgen es este año, si cabe, mayor aún.