¡Vuelve el Jazz a Toledo!

Ana María Jara*
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El grupo Colina, Carmona, Serrano y Barrueta presentó en la plaza del Ayuntamiento su nuevo proyecto titulado Veinte-Veinte. La expectación del concierto era comprobar cómo la unión de músicos formados en el jazz y el flamenco iban a fluir juntos

Por fin jazz, por fin música en directo de nuevo. Las experiencias vividas en los últimos meses han dejado huella en una sociedad que sentía que su realidad se desmoronaba por un virus. Todos nos hemos aferrado al arte como vía de escape de un encierro. El leer, escuchar, contemplar, pintar, garabatear suponía un regalo. Si bien el arte era considerado por los griegos clásicos como la medicina del alma, aceptemos al menos que es un analgésico que nos permite vivir en plenitud.

Vuelvo a asistir a un concierto en directo después de muchos meses y pesar de la distancia de seguridad, la sensación es de unidad al saber que estamos recuperando el momento de entregar una entrada y disfrutar de música en vivo.  Por unos momentos se nos olvidan otras preocupaciones, escuchamos como niños que descubren algo nuevo.

Los conciertos que alberga el Festival se han generado a partir del talento de músicos toledanos que han traspasado fronteras y que vuelven a la Plaza del Ayuntamiento para compartir con su ciudad lo aprendido en sus dilatadas trayectorias. Después de escuchar los días pasados a grandes músicos como Diego Sánchez,Manuel Machado, ya sabíamos que nos enfrentábamos a otra velada de swing, fusión y ritmos asincopados de gran calidad. La expectación del concierto era comprobar cómo la unión de músicos formados en el jazz y el flamenco, con referencias a Paco de Lucía, también a Bebo Valdés y estrechamente vinculados a Pepe Habichuela, iban a fluir juntos.  

El Festival de Jazz ha sido una de las últimas actividades programadas, y desde Foro Cultura critican que se adjudicó solo una semana antes, por lo que también piden más planificación culturalEl Festival de Jazz ha sido una de las últimas actividades programadas, y desde Foro Cultura critican que se adjudicó solo una semana antes, por lo que también piden más planificación cultural - Foto: LTEl grupo Colina, Carmona, Serrano y Barrueta presentó su nuevo proyecto titulado Veinte-veinte. La razón de que la agrupación se denomine con los apellidos de cada músico tiene mucho sentido. Son cuatro músicos con carreras diferentes y juntos han creado un nuevo estilo fusionando distintos géneros. También todos supieron darse su espacio y permitir que el talento individual fuera recibido en una música colectiva. Javier Colina al contrabajo es el ejemplo del interés autodidacta que consigue crear una técnica depurada y un estudio concienzudo de ritmos de jazz y que junto a Josemi Carmona a la guitarra consiguió crear giros flamencos que se encajaban perfectamente con el ritmo swing, porque sus lenguajes eran de verdad. De creación y convicción propia, defendían sus discursos con autoridad. Juntos han sido capaces de darle una arista más al poliedro del swing. Antonio Serrano a la armónica fue un derroche de coordinación y musicalidad en un instrumento que a priori no parece tener tantas posibilidades. Quedó demostrado que no es cierto. La sonoridad de la armónica y la precisión con la que se introducía en las obras hizo que se ganara un puesto relevante en la agrupación. En unos meses Serrano estrenará una adaptación del Sombrero de Tres Picos de Falla con la orquesta de Almería. No hay límites gracias a Serrano. Completa el grupo Borja Barrueta en la percusión. Imprescindible unos ritmos  firmes que generen la base sobre la que todo se construye. Solista virtuoso y afianzando el pulso, Barrueta fue un referente de fluidez y estabilidad rítmica.

Además, las propuestas de esta 23 edición del Festival se han completado con actividades paralelas como la charla en los jardines de la Iglesia de San Lucas del director Jaime Chávarri, los interesantes paseos musicales coordinados por Miguel Ángel Nava dedicado a estudiantes del Conservatorio Profesional y de la Escuela de Música. Porque el jazz está presente también en las aulas. El camino para convertirse en un experto tiene muchos senderos que elegir, muchas bifurcaciones y muchos estilos distintos. Nunca se deja de aprender porque las opciones son casi infinitas. Las improvisaciones como las escuchadas en el concierto del sábado son una muestra de dominio armónico, sentido estético, organización melódico y agrupación rítmica. Para tener ese control es necesario conocer muy bien el lenguaje, dominarlo y estudiarlo para crear en conjunto. Ya lo hacían los grandes compositores de la historia musical en todas las épocas, glosaban e improvisaban con la destreza del que conoce y reconoce su medio de comunicación.

El Festival Internacional de Jazz Ciudad de Toledo ha realizado el esfuerzo de adaptarse a unas medidas rígidas de seguridad. Las reglas del juego han cambiado, pero demos gracias de que podemos seguir jugando. La organización del festival  así como otras agrupaciones culturales de la ciudad están llevando a cabo una labor  titánica de reconversión y por ello podemos beneficiarnos de que la cultura sigue a nuestro lado. Nunca nos abandonó y ahora la contemplamos a través de mascarillas, con geles y distanciamiento social. La percepción es otra, la que corresponde al momento que vivimos pero nos nutre y nos da energía para seguir.

*Ana M.ª Jara, musicóloga y profesora en el Conservatorio Profesional de Música de Toledo