El Ayuntamiento de Añover de Tajo recordó el pasado día 6 a sus 5.100 empadronados que estaban de cumpleaños. Esta localidad perteneciente a la comarca de La Sagra nació hace justo 800 años.
«Las campanas de Añover de Tajo están repicando, y suenan cohetes. Hoy (por el día 6) hace 800 años que nació oficialmente nuestro pueblo con uno de los fueros reales más ventajosos de Castilla», detallaba el Consistorio.
La Diputación pormenoriza el nacimiento de Añover de Tajko en la Edad Media, en un contexto de repoblación tardía de la zona tras la conquista catellana del Toledo islámico y su reino de taifa. De esta manera, el municipio nació oficialmente el 6 de enero de 1222 y fue fundada por Fernando III.
Los pobladores recibieron el territorio por juro de heredad, para ellos y sus descendientes, con la obligación de pagar el diezmo a la Iglesia y determinados tributos a la Corona. Tales tributos fueron transferidos después por el mismo Fernando III, el 2 de abril de 1243, a don Rodrigo Jiménez de Rada y a la archidiócesis toledana, que disfrutó de esta concesión hasta el 17 de septiembre de 1466, tal y como menciona la Diputación.
En esta fecha, Alfonso Carrillo vendió los expresados derechos a Luis Carrillo, a cambio del pago de una cantidad anual a los arzobispos de Toledo. Las herederas de Luis de Carrillo, Constanza e Isabel, cedieron a su vez tales derechos a Rodrigo Niño, que los transmitió después a su hijo Juan, el cual los incorporó al mayorazgo que fundó con el título de Los Arcos.
Añover estuvo sujeta a Toledo hasta 1652. Entonces, se emancipó, haciéndose villa en virtud de real cédula de don Felipe IV, expedida el 4 de diciembre. La Villa de Añover de Tajo conocerá en la centuria del setecientos un periodo de relativa riqueza y prosperidad. En su transcurso se erige la actual iglesia parroquial, excepto la torre.
El templo religioso, edificado entre 1728 y 1753 según proyecto del arquitecto Pedro Sánchez Román, sustituye a la antigua, que estaba en estado de ruina ya en 1683, hasta el punto de cerrarse al culto poco después, trasladándose las imágenes y oficios religiosos a las ermitas de la Vera Cruz y de San Bartolomé.
Ya en el año 1848, los vecinos de Añover acceden a la propiedad de sus bienes y medios de producción.