Hostelería pregunta por qué solo se aplica el QR al sector

J. Monroy
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Coinciden en la crítica tanto la Plataforma SOS Hosteleros y la Asociación de Hostelería, que estudia la posibilidad de impugnar la normativa regional

Hostelería pregunta por qué solo se aplica el QR al sector - Foto: David Pérez

Desde hace tiempo circula un meme por las redes, que habla de una persona que ha estado trabajando, viajando en transporte público, comprando, relacionándose, y al final del día se toma una caña en un bar. Esa persona está infectada y las culpas se las lleva el establecimiento hostelero. Lo que parecía un chiste absurdo, se lamentan desde la Asociación de Hostelería de Toledo y la Plataforma SOS Hosteleros, se va a convertir en breve en una realidad, con la implantación del código QR para poder entrar a bares y restaurantes en Castilla-La Mancha; un control, apuntan, que solo tendría sentido si la aplicación funcionara en todos los sectores de la vida ordinaria.

De hecho, la Asociación Provincial de Hostelería duda mucho de la legalidad de la norma, desde el punto de vista de la privacidad, como de los instrumentos jurídicos que se han utilizado para el desarrollo normativo. Ha contactado con un bufete de abogados a nivel nacional para que lo mire, y está estudiando si la va a impugnar. Ahora mismo, explica su secretario, Valentín Salamanca, los empresarios están viendo al código «más sombras que luces». Recuerda que el mismo en realidad nació este verano «con la finalidad de evitar el ocio nocturno, para aplicarlo a partir de la una de la madrugada en el interior de los locales, porque se suponía que a partir de esa hora es cuando la gente más se desinhibe y hay más problemas». Entonces los hosteleros ya mostraron en Fuensalida su desacuerdo, aunque al final todo quedó en nada con el cierre del ocio nocturno, con lo que la norma nunca salió, hasta ahora.

Es cierto, apunta Salamanca, que la Asociación planteó a la Junta la posibilidad de retomar el código si servía para levantar el cierre, «porque lo que nos agobiaba era el cierre». Y la Junta respondió que si se hacía sería de mutuo acuerdo.

Pero ahora el código se tendrá que aplicar, a partir del próximo 12 de marzo, «a cualquier hora, todas las veces que entres en el establecimiento y no sabemos si cuando sales te vuelves a registrar». El caso se que, a la larga, un infectado puede estar haciendo vida normal «pero el único sitio donde te van a detectar es en el bar, porque es en el único sitio donde hay código». En definitiva, «alguien puede tener la tentación de decir que en el bar se dan los contagios, pero en realidad los contagios ya venían de antes».

Salamanca finalmente pone sobre la mesa problemas operativos (el hostelero tiene que estar pendiente de que el cliente le enseñe el teléfono o meterle los datos), hay clientes reticentes, otros que no manejan estas tecnologías. A su juicio, administración y afectados se tendrían que haber sentado sobre la mesa y estudiar soluciones. Se podría haber planteado al contrario, que fuera el cliente el que escaneara el código del establecimiento, para que sea el hostelero el que va detrás, mientras controla mascarillas y la limpieza de mesas y sillas.

SOS Hosteleros. Para la Plataforma SOSHosteleros, está claro que con este código QR «se está señalando otra vez al sector, no se puede instalar este código en la hostelería sin haberlo instalado en los demás comercios». Así lo apunta su portavoz, Alfonso Florido, convencido de que esta legislación «hace buenos los chistes».

Sin querer criminalizar a nadie, Florido se pregunta por qué se tiene que registrar a alguien cuando toma una caña y no se hace cuando entra a una tienda de ropa y se está probando jerséis. Al final, después de pasear por toda la ciudad «el bar es el culpable». La misma aplicación, apunta, se debería aplicar a los supermercados, grandes superficies, bancos o comercios, «para que realmente se sepa por dónde ha pasado cada persona», es decir, «todos o ninguno».

No le vale que con esta aplicación se compense una hora o dos más de apertura del local, «porque si se registra un positivo, me van a cerrar el local, y al final esa hora me va a salir muy cara».