Comida y ropa para las mil caras de la pobreza

J. Monroy
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En el reparto de enero, Cipriano contaró con la colaboración de los empresarios de BNI. El reparto de febrero está en el aire

Comida y ropa para las mil caras de la pobreza - Foto: David Pérez

Después de varios años en los que la pensión estuvo casi congelada, y si llegó a subir fue para aumentar los impuestos, el pasado ejercicio Manuel vio un aumento de veinte euros, y para su siguiente paga, espera que sean nueve, «para pagar el pan medio mes», explicaba en la cola del reparto de alimento de Cipriano González.

Con una pensión mínima e hipoteca que pagar, Manuel lleva acudiendo cinco años al reparto mensual. En esta ocasión, acudió a la cola a las siete de la mañana de la víspera, y allí pasó noche. Es algo habitual en él, y de esta forma coge la vez para una decena de personas de su localidad, Barcience, y la vecina Torrijos.

En estos cinco años, se lamenta, la cosa no mejora. Para los jóvenes no hay trabajo. Y para él, ya con 73 años ve muy difícil que mejore. «Tengo la pensión, pero como viene la hipoteca, el agua y el teléfono, no te queda para comer ni un duro. O pagas, o compras comida», apunta. La suerte es que están Cipriano y sus voluntarios, «y gracias a ellos, salimos adelante, esta gente tiene un sitio en el cielo, porque se esfuerza por pedir a todo el mundo para que luego nosotros podamos llevar algo a casa».  

Reparto en el aire. Sus propios voluntarios habían prohibido a Cipriano González acudir al reparto poco antes de que se iniciara. Quieren ‘Amigo de los Pobres’ para rato y no quieren que se canse o se excite demasiado. Él puede estar tranquilo. Tiene un equipo de colaboradores comprometidos y entregados que cada mes se siguen volcando.

Además, este reparto ha tenido también la colaboración de un grupo de empresarios del BNI, una asociación de networking, que ya cuenta con cuarenta personas en Toledo, que se reúne todos los martes en Toledo. Ellos, explica Javier, de Decoraciones San Martín, se reúnen todas las semanas para darse trabajo unos a otros, sin comisiones entre medias. Además de ayudar en el reparto, también han hecho una recogida, y parece que quieren repetir.

Cipriano volvía a pedir durante su reparto «trabajo para la gente». Durante todos estos años, se ha dado cuento que la pobreza es un problema crónico. Reparto tras reparto, ve muchas veces las mismas caras. Y son pocos los que se han acercado un día y le han dicho que ya tenían trabajo y no tendrían que volver por comida.

En este primer reparto del año, había mucha ropa, procedente de una tienda de un comercio de la avenida de Barber. Colocadas por tallas, llamaban mucho la atención a quienes tenían que esperar en la cola para acceder a ella. No había atajos, ni reservas, cada cual cogió, cuando le tocó, si es que quedaba su talla. Además, el reparto, como siempre, consistió en aceite, judías, lentejas, garbanzos, arroz, macarrones, azúcar, galletas, dulces y tres litros de leche.

El problema puede venir para febrero, mes para el que, de momento, se ha suspendido el reparto. No tiene claro Cipriano que vaya a haber todo el material necesario para hacer la entrega «y no quiero verme en la situación de no poder tener el reparto completo, es mucho lo que hace falta y no estoy muy seguro yo de tener esa cantidad que preciso». Si hubiera suficiente, avisaría, pero de no ser así, se suspende el reparto, y así de paso «descansamos un poquito, que llevamos un tren de miedo».