La Mancomunidad del Pusa a la espera del OK de Sanidad

redacción
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Un mes después de que una tormenta impidiera el consumo de agua procedente del abastecimiento público de la Mancomunidad esperan el restablecimiento del servicio de forma inminente

Las tormentas de hace justo un mes dejaron a miles de vecinos de la Mancomunidad del Río Pusa sin poder recibir agua potable en sus domicilios. La turbidez con la que salía de los grifos el agua hacía imposible su uso para consumo humano. Ahora, un mes después, y tras una limpieza y sustitución de filtros de la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) los vecinos que se suministran de este sistema de abastecimiento están muy cerca de recuperar la normalidad.

En estos días se están contrastando los análisis del agua y según informaban ayer algunos de los alcaldes de los municipios afectados, están a la espera de que la Consejería de Sanidad de el visto bueno siempre que las analíticas determinen que el agua que ahora se suministra es potable.

El alcalde de Los Navalmorales, Miguel Mencía, señalaba que se han elevado los niveles de cloro para conseguir la potabilidad del agua pero que aún tienen que haber una conformidad por parte de Sanidad. Mencía, que reclama a la Junta responsabilidad por las carencias que desde años atrás se vienen manifestando en la ETAP de la Mancomunidad así como por la falta de atención con los vecinos a los que no les ha hecho llegar camiones cisterna para poder paliar las necesidades de agua potable, declaraba que lo«peor de todo es la cantidad de papeleo que se tiene que hacer para que te den soluciones a necesidades imperiosas».

Para el alcalde de Los Navalmorales, la localidad con mayor población afectada junto  La Pueblanueva, afirma que «la Junta tenía que haber actuado de forma más diligente». 

Respecto a la solución para evitar futuras situaciones como la vivida en este último mes, reconoce que se necesita una fuerte inversión y que «la solución no es de hoy para mañana» pero indica que hay que «trabajar para conseguir fondos públicos y subvenciones que ayuden a la mancomunidad». 

En San Bartolomé de las Abiertas por su parte, han empezado a finales de la pasada semana a recibir el suministro de la mancomunidad -aunque no es potable- porque hasta ahora, y dado que llegaba con barro y lodo han estado suministrando a su población a través de una captación municipal de un pozo que, por otra parte, tampoco era considerada potable.

Señala el teniente de alcalde de San Bartolomé, David Talavera, que  la ETAP está obsoleta y deteriorada por lo que es necesario una intervención. En este sentido apunta a que la Junta de Comunidades tiene un proyecto redactado de hace algo más de un año para el que hay que buscar la forma de financiarlo. 

En San Martín de Pusa, mientras tanto, confían en el reestablecimiento del servicio de forma inmediata puesto que «aunque aún sigue saliendo con algo de turbidez está mejorando» ya que parte de esta suciedad viene dada de los arrastres de los depósitos de la localidad que con el transitar del agua en estos días se limpiarán.

Señala no obstante el alcalde, Alberto Lucero, que llevan años sin recibir agua de «total calidad» de modo que cada municipio ha tenido que ingeniárselas. En este sentido, en San Martín de Pusa construyeron un depósito de agua para una captación propia del municipio y se está estudiando instalar filtros antes de la toma del depósito para garantizar la calidad óptima del agua que procede la mancomunidad. Ahora bien, para ello han tenido que destinar tres planes provinciales y para los filtros van a necesitar otro. «Pero el agua es un asunto de primera necesidad», asevera el alcalde.

Diferente situación han vivido en Malpica de Tajo, una de las once poblaciones que forman parte de la Mancomunidad del Río Pusa. Y es que en este municipio «llevamos más de tres años sin tomar agua del sistema de abastecimiento de la mancomunidad». Su alcalde, Juan Carlos Flores,  que confía en una rápida solución para el resto de vecinos de la mancomunidad, recuerda que en esta legislatura decidieron hacer un sondeo propio y construyeron un pozo a 120 metros de profundidad que «garantiza agua de calidad y en cantidad». Porque afirma Flores, de la mancomunidad nunca llegaba ni agua limpia ni en cantidad suficiente. Sin embargo, siguen perteneciendo a la mancomunidad puesto que si en un momento dado tuvieran problemas con su propia captación recurrirían a su suministro.