Sara Cano o la alianza entre Danza Española y Contemporánea

Leticia G. Colao
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La bailarina y coreógrafa talaverana ha ganado el Premio Max a la Mejor Coreografía por 'Vengo' y el Primer Premio del XXIX Certamen de Danza Española y Flamenco

Sara Cano o la alianza entre Danza Española y Contemporánea - Foto: Marcos G Punto

La bailarina y coreógrafa talaverana Sara Cano Durán sigue sumando éxitos a su más que consolidada carrera artística sobre los escenarios. Entre los últimos reconocimientos, el Premio MAX a la Mejor Coreografía 2020 y dos primeros premios de Coreografía y Solo en el Certamen de Danza Española y Flamenco.

Los Premios Max son unos galardones concedidos anualmente a los profesionales de las artes en España, y premian la labor de los profesionales y la calidad de las producciones más destacadas del año en el ámbito de las Artes Escénicas. No fue la primera candidatura para Sara Cano, que también la disfrutó en 2016 además de las dos de 2020, en Solo y Coreografía, consiguiendo finalmente esta última, gracias a la coreografía ‘Vengo’, su primer trabajo de formato grande.  

Según explica a La Tribuna, este trabajo estrenado en 2019 «es un tributo al folclore pero visto desde una perspectiva renovada y contemporánea», intentando darle el valor que parece no tener. La bailarina destaca el «rico y diverso» folclore español y a través de su trabajo como coreógrafa, «quise darle mi propia visión con respeto y cariño, darle cabida en la escena contemporánea».

Representado por 10 bailarines de su compañía, la que creó en 2014, ‘Vengo’ ha conseguido ya numerosas representaciones y premios, y aún tiene recorrido.  

Estos reconocimientos son la recompensa a una vida enamorada de la danza, española y contemporánea, que hace convivir como nadie, y a las que da prestigio cada vez que se sube a un escenario. Sara comenzó a bailar con 5 años, poco después de trasladarse a Torrijos a vivir, iniciando una carrera que fue a más, y que ya en su juventud, la llevó a Madrid para ampliar y consolidar su trayectoria. «Necesitaba más. Yo quería saber que era eso de ser bailarina profesional y dedicarme a esto».

Su pasión por la danza estaba clara. «Desde que descubrí el poder de transmisión que posee el cuerpo en movimiento, entendí que la danza me coloca en un estado de verdad, de honestidad con lo que una es, con lo que una hace».

En Madrid estudió danza en academias privadas y después Coreografía e Interpretación de Danza Contemporánea por el Conservatorio Superior de Danza María de Ávila de Madrid.

Ya en su compañía, inicia su andadura en solitario con la pieza corta A Palo Seco Redux, premiada y programada en festivales tanto españoles como internacionales.

A partir de ahí, además de bailar y representar historias con su arte, comenzó a dar forma a historias para los demás, con las que «contar un mensaje, hacer llegar una idea, no es solo una sucesión de pasos». Al igual que la danza española y la contemporánea, el baile y la coreografía están estrechamente unidos en la trayectoria de la bailarina, tanto que los sigue compaginando de la mejor manera evolucionando con ambos a la vez.

Como bailarina ha trabajado para numerosas compañías antes y después de montar la suya propia y ha representado lo mejor de la danza. Como coreógrafa, ha buscado su lenguaje personal, su manera de entender el movimiento, a caballo entre la danza española y la contemporánea, «sin fusión de estilos, pero sí de convivencia».