La advocación de San Pedro en la provincia de Toledo

José García Cano*
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Este martes 29 de junio se conmemora el aniversario de la muerte o el traslado de las reliquias de los apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso en Roma. Una fiesta tradicional que recuerdan numerosos pueblos y parroquias de la provincia

Iglesia de San Pedro de la Mata en Sonseca.

Este martes 29 de junio recordamos la tradicional fiesta de San Pedro y San Pablo, una celebración muy especial que recuerdan numerosos pueblos y parroquias de nuestra provincia y que demuestra la devoción que aún se le profesa en diferentes puntos a San Pedro. Este día se conmemora el aniversario de la muerte o el traslado de las reliquias de los apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso en Roma.

En la localidad de Polán encontramos a estos dos santos presentes en la propia parroquia de la localidad que está precisamente dedicada a ellos; el edificio fue rematado en el siglo XVIII bajo el mandato del arzobispo Francisco Antonio de Lorenzana sobre una obra originaria del XVI; la forman tres naves y una majestuosa cúpula que cubre el crucero sobre la cual hay una pequeña linterna. La fiesta de San Pedro y San Pablo es una de las más celebradas de la localidad, ya que son sus fiestas patronales. En cuanto a su patrimonio artístico recordamos un cuadro dedicado a la Piedad, obra de Luis de Morales. Otro ejemplo de la presencia de San Pedro en la religiosidad de nuestra provincia lo encontramos en la localidad de Santa Olalla, ya que la iglesia de San Pedro es una de las dos iglesias con las que cuenta el municipio (la otra es la de San Julián). El origen de este templo nos lleva hasta el siglo XI, aunque haya sufrido como es lógico muchas reformas y adaptaciones. En su interior se cobijan interesantes tallas como la del Cristo del Lucero, la de Santa Eulalia de Mérida o la Virgen de la Piedad que es precisamente la patrona de Santa Olalla. También en la localidad de Recas encontramos otra iglesia dedicada a San Pedro Apóstol, cuya parte inferior de la torre campanario sirvió hace siglos como atalaya que se utilizaba para comunicar los castillos de Canales y Villaluenga. Próxima a la localidad de El Carpio de Tajo nos encontramos con La Mata, cuya iglesia de San Pedro es digna de conocer, ya que su presbiterio y su ábside sobreviven a su construcción original. Hoy en día la ermita se nos muestra con una planta hexagonal cubierta por un artesonado mudéjar con forma octogonal. No debemos confundir esta iglesia de La Mata con otra iglesia denominada San Pedro de la Mata ubicada en el término de Sonseca y perteneciente a la pedanía de Casalgordo, de la que solo quedan algunos restos, ya que se trata de un templo visigodo construido en la segunda mitad del siglo VII; la forma de su planta es rectangular y consta de una nave con alguna estancia lateral, un transepto en el centro y una cabecera con capilla mayor. Nos hallamos ante un conjunto monástico muy interesante sobre el que hay que actuar antes de que el paso del tiempo y la ruina provoquen males mayores en los restos.

Cornelio cae de rodillas ante San Pedro.
Cornelio cae de rodillas ante San Pedro. - Foto: Biblioteca Nacional
Muy cerca de Toledo nos encontramos con Olías del Rey, cuya iglesia parroquial está dedicada a San Pedro Apóstol, levantada en un estilo neoclásico, aunque con algunas trazas mudéjares, comenzando a levantarse en el siglo XIV y alargándose su construcción durante dos siglos. En su fachada trasera aún puede verse hoy en día restos de lo que fue la antigua mezquita musulmana. Y llegando a la ciudad de Toledo allí existió una cofradía titulada de los Pescadores, que celebraba su festividad el día de San Pedro y cuya sede se encontraba en la iglesia de San Bartolomé. Era habitual que la imagen del santo saliese en procesión durante este día, engalanándose las calles situadas alrededor del citado convento, montándose igualmente un altar a la entrada de la calle Juego de Pelota. Los pescadores durante el amanecer de aquel día habían salido a pescar para luego subastar lo que habían pescado, destinando lo que obtenían para los pobres. Por cierto la parroquia de San Bartolomé en Toledo, fue suprimida un 30 de junio de 1843, haciéndose cargo de sus objetos y enseres la iglesia de San Andrés, donde también se trasladó el venerado Cristo de la Columna, al que llamaban del Olvido, junto a su cofradía. Algunas ropas y otros elementos se llevaron a la parroquia de Argés y un gran Cristo de bronce fue trasladado al oratorio de la dehesa de Mazarabeas (Bargas). El órgano se llevaría al convento de monjas de San Torcuato.

*José García Cano es académico correspondiente en Consuegra de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.