Un año del incendio histórico que amenazó las urbanizaciones

J. Monroy
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Las llamas cercaron Montesión, San Bernardo y La Bastida y devoraron 1.600 hectáreas. Afortunadamente, no hubo que lamentar daños personales, y los materiales en las viviendas no fueron tan importantes. Eso sí, se perdió mucha masa forestal

Un año del incendio histórico que amenazó las urbanizaciones - Foto: Yolanda Redondo

Lo importante, se destacó entonces y se sigue valorando ahora, es que no se produjeran víctimas y que los daños materiales se limitaran al terreno. Ninguna vivienda se afectó más allá de terrazas, persianas y toldos. Hoy se cumple un año del tremendo incendio, uno de los más importantes que recuerda la ciudad, que milagrosamente rodeó las urbanizaciones de Montesión y San Bernardo sin apenas afectarlas. Aún así, fueron horas muy duras para los vecinos, desalojados, que no sabían lo que se iban a encontrar al volver a sus hogares. Además, el impacto en el bosque mediterráneo que las rodeaba fue muy importante.

El incendio afectó a 1.600 hectáreas de terreno. En total, participaron en las labores de extinción 310 personas y 66 medios (15 de ellos aéreos). Entre ellos, destacó la presencia de la Unidad Militar de Emergencia (UME), que aportó más de un centenar de efectivos.

Las llamas comenzaron a las cinco menos diez de la tarde de aquel viernes muy cerca del cerro de los Palos y, desde allí, avanzaron por dos vaguadas, una de ellas hacia la calle de la Jara (en la que hubo más viviendas afectadas) y otra de ellas alrededor de la calle Perejil. De esa forma, el fuego llegó a bordear prácticamente la urbanización Montesión por su parte más baja, para avanzar hacia la carretera de La Puebla y Guadamur.

El cabo de los bomberos, Jesús Muñoz, fue de los que llegaron con el primer vehículo a la finca de Loches. Antes incluso, a la altura de Tavera, vio mucho humo, y en vista de que en la emisora no paraban de entrar llamadas, ya se temió lo peor. Comenzó a pedir refuerzos, para que acudiera también la dotación de visita a los niños de oncología del Virgen de la Salud, e incluso efectivos fuera de servicio.

En la finca, se encontró un incendio de pasto bajo y arbolado bastante desarrollado. Intentaron con la bomba de alta presión atajar lo que se pudo, hasta que llegó la bomba pesada y también trató de atajar. Además del calor, lo peor fue el aire, lo que hizo que las llamas se propagaran con gran rapidez. Aquello ya tenía pinta de algo de magnitud y mientras trataba de perimetrar la zona, Muñoz siguió pidiendo recursos.

Fueron muchas horas de trabajo duro, no solo ya de bomberos del parque de Toledo, mientras los vecinos evacuados permanecían nerviosos a la puerta de sus urbanizaciones, en la rotonda de la CM-4000.

Muñoz también estaba preocupado por sus compañeros y trató de tenerlos siempre controlados y seguir colaborando en parar las llamas. «El fuego era grande y no habíamos tenido una coordinación tan grande en el ámbito forestal, sí en urbano», y tuvo que meterse por Montesión para terminar de controlar a sus compañeros. Fue entonces cuando al menos en ese sentido pudo respirar un poco. Aprovechando, llegó al chalet más afectado por las llamas en las parcelas, donde pudo colaborar con compañeros del Consorcio.

De noche, Muñoz estuvo en el centro El Alba, también luchando allí con el incendio, para que no afectara a las instalaciones. Los bomberos de la ciudad pararon a eso de las tres y media de la madrugada, cuando parecía que el incendio estaba controlado en las zonas que les habían asignado.

No tuvieron que volver hasta las seis, cuando se produjo algún aviso más. Aunque lo importante para la ciudad es que el fuego se alejó de Toledo hacia las tres o tres y media de la madrugada. El último espacio en el que se estuvo actuando fue en la calle Tomillo. Por la mañana continuaron asegurando el perímetro y vigilando diversas zonas. También hubo algún aviso de que se reavivaban el fuego en diversas zonas, como un espacio cercano al Hogar 2000. Trabajaron toda la noche cinco dotaciones de bomberos, cuando solo había dos de guardia. El resto acudió de manera voluntaria.

Un año después, ya como presidente de la Sección Sindical en el Ayuntamiento de Toledo, Muñoz apunta que, en lo que respecta a las instituciones, «poco se ha avanzado, aquí se debería haber desarrollado en Toledo un plan de prevención de todas las urbanizaciones, con un coordinador, y todo eso está sin iniciarse». Afortunadamente, concluye, no hubo daños personales y los materiales no fueron demasiado importantes, «pero a partir de ahí estamos donde estábamos, deberíamos tener un puesto de mando que no tenemos, y no se hacen los planes que se deberían, un año después, poco se ha hecho al respecto».