El Carpio de Tajo: emociones fuertes

J.M.
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El hermano mayor y 18 jinetes más protagonizaron ayer las carreras de El Carpio de Tajo en honor de Santiago Apóstol, una celebración con más de 400 años de historia de la que disfrutan cientos de carpeños y visitantes llegados de Francia y EEUU

El individuo del siglo XXI de países más o menos prósperos, véase España, alienta emociones fuertes para que siga prendiendo la mecha de la vida. Así, la gente prueba aficiones y filosofías que encarrilen su día a día. Quizá el seguimiento de las tradiciones proporcione ese prurito de plenitud. Al menos, los rostros de los jinetes que se sucedían ayer en la plaza de España de El Carpio de Tajo transmitían una felicidad tejida generación tras generación. Como Alba, que repetía este año tras el bautizo en 2018. Más de 400 años del municipio hilados por las carreras de caballos en honor de Santiago Apóstol.

Los caballos enjaezados con vistosos colores y las banderas de España en los frontispicios de los edificios contagiaban el factor folclórico de toda fiesta. Junto con los trajes austeros en algunos casos centenarios y que han sorteado los embates de la historia del hermano mayor, que porta el estandarte, y nueve parejas más.

«Hay mucha gente que aprovecha las vacaciones para venirse al pueblo estos días», afirmaba a este diario el alcalde, Isidoro Gallardo, de estreno como regidor después de haber ejercido en la anterior legislatura como teniente de alcalde. A su lado estaba el recién nombrado delegado provincial de Fomento, Jorge Moreno.

El Carpio de Tajo: emociones fuertesEl Carpio de Tajo: emociones fuertes - Foto: Yolanda LanchaGallardo, cargado de responsabilidad como máximo representante del municipio y consciente del riesgo de los caballos, veía al igual que cientos de vecinos las carreras de la una del mediodía, la segunda de la tanda de tres organizadas con motivo de la festividad de Santiago Apóstol. A las 10 de la mañana se celebran las primeras, y a las 19 horas, las terceras, en las que cuelgan unos gansos muertos a los que intentan arrancar la cabeza. Entre los jinetes, Alba Marcos, joven madrileña de 20 años que debutó el año pasado por el fuerte vínculo familiar con El Carpio.

«Vamos, Cristina, bien», gritaba con una emoción desaforada una mujer del público mientras la interesada bajaba a galope por la plaza de España con el esfuerzo inconmensurable de abrazarse a su compañero de carreras. Porque el objetivo de todos los jinetes consiste en atravesar la plaza agarrado a su compadre a toda velocidad; de ahí la trepidación, también, entre los espectadores por lo salvaje de la carrera.

Los vecinos carpeños reconocieron entre los corredores a Christian, un jinete de la localidad de Höntrop con la que está hermanada El Carpio de Tajo. Así, el germano volvió a mezclarse con sus paisanos españoles. No fue el único que llegó del corazón de Europa porque también visitó el municipio de 2.000 habitantes la reina de las fiestas del pueblo alemán. Los forasteros engordaron con la visita de franceses y estadounidenses llegados de sus países de origen. Se trata de gente con arraigo en el pueblo por familiares, fascinados por la particularidad de las carreras de caballos, núcleo de unas fiestas que concluyen mañana con la vaca del aguardiente y la verbena.

El 25 de julio y el día de la patrona, la Virgen de Ronda, figuran como los días más importantes para los vecinos de El Carpio, quienes felicitaban a los jinetes por las emocionantes carreras por la plaza de España. Al lado, apersogados en los balcones, los caballos, unos en propiedad y otros alquilados, parecían barruntar que les queda un año para volver a ser protagonistas.