Nacho Torrejón impacta en su debut de luces en Añover

La Tribuna
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El novillero de Pantoja dejó un gran sabor de boca en Añover de Tajo, dentro del segundo festejo de «Promesas de Nuestra Tierra» y acompañado por Mario Arruza y Álvaro Chinchón

Torrejón quiso dejar claro que no era una tarde más para él. - Foto: La Tribuna

En la vida los números tienen una importancia relativa. En el toreo, lo mejor es dejarse llevar por las sensaciones; y las que desprendió el novillero de Pantoja hacen que la afición toledana pueda albergar esperanzas sobre la existencia de un nuevo valor de futuro entre los novilleros.

Apenas placeado, llegó Torrejón a Añover de Tajo a dejar claro que no era una tarde más ni un mero trámite. Que está en serio aquí y que es capaz de decir muchas cosas. Capaz, como cuando aguantó los parones del 6º novillo. Miradas y arreones que pusieron a prueba el aguante del joven espada y si de verdad había madera de torero.

Desde que saludó vertical y variado al que cerró el festejo. Se vio que los posibles nervios del que se presenta vestido de luces, se habían esfumado. Brindó al público y comenzó con un trasteo en el que destacó el valor y el gusto.

Cualidades a las que hay que sumar la frescura de ideas y la cabeza fría, para tratar de proponer lo que el animal demandaba en cada momento. Podrían achacársele algún defecto, pero lo que dejó sobrado fue el compromiso y las ganas. Esto ha de ser lo mínimo que debe derrochar un novillero, y Torrejón lo planteó en abundancia.

Por eso llegó el calado en los tendidos y los olés más rotundos y apasionados de la tarde. Ante ese toreo personal e inspirado, hacía presagiar las más altas cotas, más si cabe con el torerísimo final que instrumentó el de Pantoja, y a pesar de no manejar de forma certera los aceros, paseó un doble trofeo que pone en valor tan comprometida tarde.

Los aceros lastraron también su primer capítulo como novillero sin picadores. Saludó con gusto y dejó buenos lances a la verónica. Estaba metido en la tarde, y el quite que se hizo a sí mismo cuando fue derribado por los cuartos traseros del novillo, así lo demostró. Fresco de mente en la faena de muleta fueron claves los tiempos entre tanda, el animal respiraba y afianzaba las fuerzas. Tandas breves y con fundamento, toreo clásico y de mano baja. La espada fue para olvidar, y este lastre se llevó consigo un posible trofeo, pero se puede quedar además de la ovación con saludos, con que le sonase la música; que con la categoría de la banda y el sonido de la plaza, no es cosa menor.

Lástima que la situación actual impidiese que abandonase el coso añoverano en volandas.

Dentro del potable encierro de Gómez De Morales, destacó el extraordinario 5º que fue premiado con la vuelta al ruedo. Le tocó en suerte a Álvaro Chinchón, novillero que dejó patente que tiene bagaje suficiente para dar un paso más allá en la profesión y debutar con los del castoreño. Fue un desarme y pérdida del estoque simulado, lo que le obligó a torear con la mano izquierda, y se percató de las condiciones del animal. A partir de ahí ahondó en un pozo que bullía el agua y el torrente de embestidas que fue “Gobernante”. Muleta de mano baja y un animal que colocaba la cara de forma excepcional y materia prima suficiente para hartarse de torear. Final por bajo, 2 orejas y vuelta al ruedo con el mayoral de la ganadería.

En su primer turno, Chinchón, saludó una ovación tras una faena en la que aprovechó las opciones que le dio su oponente y se mostró variado con el capote y cargado de recursos con la muleta buscando hacer las cosas bien, ante un animal que salía suelto y desentendido.

Completó la terna el conquense Mario Arruza. Labor pulcra y esforzada durante toda la tarde, con dos faenas que tuvieron mayor vuelo en sus inicios que en sus finales, destacando en ambos trasteos la búsqueda de un toreo de mano baja y trazo largo por el pitón derecho. Paseó un trofeo como recompensa a su tarde, donde volvió a disfrutarse de una exquisita organización por parte de la empresa, control de temperatura en los accesos, dotando de gel hidroalcohólico a los asistentes, así como velando por el uso de mascarillas y distancia de seguridad. Por si no fuera suficiente la confección de los carteles y la elección del ganado, además acierto pleno en las circunstancias de ámbito social