Dolor y emoción en el último adiós a Laura

Redacción
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Decenas de familiares y amigos despiden en el tanatorio de Toledo, donde se celebró la misa corpore insepulto, a la mujer fallecida el pasado sábado en París por una explosión accidental

Dolor y emoción en el último adiós a Laura - Foto: La Tribuna

Laura Sanz, fallecida el pasado sábado tras una explosión en una panadería de París, fue incinerada ayer en el crematorio municipal de Toledo. El féretro de la toledana llegó en la noche del miércoles a su ciudad natal, cinco días después de su accidentada pérdida en la capital francesa. Familiares y amigos pudieron, al fin, velar el cuerpo sin vida de su allegada, quien partió el pasado fin de semana hacia el país vecino para disfrutar de una escapada romántica junto a su marido. La fatalidad les sorprendió en su habitación de hotel: la deflagración que se produjo en un local situado en la acera opuesta impactó sobre Laura causándole la muerte. La capilla del tanatorio de Toledo acogió el último adiós de los suyos.

Los familiares más próximos y decenas de amigos y conocidos se acercaron hasta el tanatorio a lo largo del día para dar su último adiós a Laura y arropar a sus allegados. El ambiente fue de emoción y dolor por la ausencia de una mujer joven que deja tres hijos de muy corta edad. Más de un centenar de personas abarrotó la capilla durante la misa corpore insepulto, que fue oficiada por cuatro sacerdotes. A las 15.00 horas comenzó el funeral. Durante la ceremonia, se lamentó el triste «incidente» que acabó con la vida de la toledana y se exhortó a su esposo a continuar con su labor materna. «No estás solo, hay que seguir luchando por los pequeños», le dijo uno de los curas a Luis Miguel Fontán, viudo de Laura. El arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, escribió unas palabras para los familiares que fueron leídas en la misa.

La ceremonia religiosa concluyó con una larga ovación en memoria de Laura. A su despedida acudieron compañeros de trabajo, responsables del centro escolar en el que estudian sus hijos y multitud de vecinos tanto de Toledo como de Burguillos, localidad en la que vive desde hace años. Miembros del club Krakens de motos también estuvieron presentes en el último adiós.

Laura trabajaba en el supermercado La Despensa del barrio de Santa Bárbara desde hacía 18 años y sus tres hijos, de diez, cinco y tres años respectivamente, cursan sus estudios de primaria en el cercano colegio Ciudad de Aquisgrán. La fallecida residía en el municipio de Burguillos, en el área metropolitana de Toledo, pero pasó su infancia y juventud en la capital regional. Los que la conocieron destacan su cercanía y amabilidad, en los ámbitos personal y laboral. El establecimiento en el que desarrollaba su labor profesional se convirtió, a las pocas horas de conocerse la noticia de su muerte, en un altar desde el que sus clientes mostraron su pesar y tristeza por la marcha de la querida cajer