Adiós a la UCI tras 69 días ingresado con COVID

Antonio Criado
-

Familiares del doctor Andrés Ramos y los profesionales sanitarios del Hospital de Ciudad Real reciben con aplausos y un ramo de flores a este médico de familia de 61 años, que ya descansa en planta

El Hospital General Universitario de Ciudad Real vivió este martes una de sus jornadas más felices desde el inicio de la pandemia. El doctor Andrés Ramos, de 61 años de edad, abandonó la UCI después de 69 días ingresado entre los aplausos y la emoción de sus seres queridos y los profesionales sanitarios.

Este médico de familia salmantino, que llegó en 1992 a la provincia de Ciudad Real para trabajar en el centro de salud de Malagón, es una de las personas y de los profesionales sanitarios de España que más tiempo ha pasado ingresado en la UCI por COVID-19, «si no el que más», tal y como subraya su hijo David, que ha vivido este momento tan especial junto a su madre Asunción, su hermana Cristina y sus respectivas parejas.

«Dice que lo ha pasado muy mal, pero que ha luchado con todas sus fuerzas», comenta David, que explica que su padre se contagió en el consultorio de Fuente el Fresno, donde trabaja actualmente, en torno al 10 de marzo. «El 14 empezó a tener síntomas y el 21 vio que iba a peor y se acercó al hospital, donde le hicieron una placa y le detectaron neumonía», relata. Tras permanecer cuatro días en planta, pasó a la UCI el 25 de marzo, donde ha estado intubado y sedado hasta este martes.

Adiós a la UCI tras 69 días ingresado con COVIDAdiós a la UCI tras 69 días ingresado con COVIDfortaleza. «Afortunadamente mi padre no tenía patologías previas, no tomaba ni una pastilla, y ha demostrado durante todos estos días su fortaleza», continúa David para subrayar que lo peor ha pasado y que ahora comienza un lento proceso de recuperación y rehabilitación, ya que «ha perdido mucha masa muscular y está muy débil».

El hijo de este médico de familia de Fuente el Fresno no tiene más que palabras de gratitud para los profesionales del hospital ciudadrealeño, que «se han volcado con él y han estado de diez». «Han sido unos días muy angustiosos, con momentos duros y difíciles, porque esta enfermedad es como una montaña rusa, cuando parece que te vas mejorando, viene un nuevo bache o bajón», enfatiza.

David espera que la recuperación de su padre, una persona muy querida en Malagón y en los pueblos vecinos, sirva de ejemplo y ánimo para todas aquellas personas que siguen luchando para poder vencer a esta cruda enfermedad. Resalta, en este sentido, que es fundamental la unidad familiar para afrontar una situación tan compleja y dura. «No hay que darse nunca por vencido, porque si no te acaba comiendo», sentencia.