Azarquiel y Alfonso X, toledanos en la luna

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La provincia cuenta con dos referencias lunares. Se trata de los cráteres bautizados con el nombre del rey sabio de Castilla y el ilustre astrónomo árabe. El Greco no llegó a tener uno

Azarquiel y Alfonso X, toledanos en la luna

Empezando por Neil Armstrong y Buzz Aldrin, la lista de hombres que han pisado el suelo lunar asciende a 12. Embarcados en la primera e inolvidable misión del Apolo 11 en julio 1969, los dos primeros son con toda seguridad los más conocidos; aunque hay muchos más.

Armstrong, veterano de la Guerra de Corea, fue el pionero. Buzz Aldrin fue el segundo, y pasó junto a Armstrong un total de 21 horas y 36 minutos en la superficie lunar. Charles ‘Pete’ Conrad y Alan Bean fueron los encargados de pisar la Luna en la misión Apolo 12, en noviembre de 1969. Alan Shepard y Ed Mitchell pisaron la superficie lunar en enero de 1971, en la misión Apolo 14. La misión Apolo 15, que alunizó en julio de 1971, tuvo como protagonistas sobre la superficie lunar a David Scott y James Irwin. Y la lista sigue... John Young, Charlie Duke, Gene Cernan, Harrison Schmitt... la Luna ha tenido varios visitantes. Todos ellos estadounidenses. Entre ellos no hay ningún español, mucho menos un toledano, pero sí que se pueden apreciar algunos elementos de la provincia en la superficie del mítico satélite.

No se trata de elementos icónicos como puede ser la bandera estadounidense, pero conforman una de las características físicas más destacadas de la Luna: sus cráteres.

 Los cráteres de la superficie lunar se han formado a lo largo de los siglos por el impacto de meteoritos. En general tienen forma de anillo, una base y un pico central, y su tamaño varía desde pocos centímetros hasta 260 kilómetros. 1608 de ellos tienen nombre propio, y es ahí donde encontramos a dos toledanos ilustres. Se trata del rey Alfonso X y el astrónomo Azarquiel.

La Unión Astronómica Internacional es la encargada de fijar su nombre. Se trata de una agrupación de las diferentes sociedades astronómicas nacionales y constituye el órgano de decisión internacional en el campo de las definiciones de nombres de planetas y otros objetos celestes.

El cráter Azarquiel es un cráter de impacto lunar relativamente joven, situado en las tierras altas en la parte sur-central visible de la Luna, cerca del meridiano cero (el centro visible de la Luna). Se encuentra al sur del cráter Alphonsus, y junto con Ptolemaeus más al norte, los tres forman una línea prominente de cráteres al este del Mare Nubium.

Arzachel tiene una estructura muy definida, y es un punto preferente de observación para los telescopios de los astrónomos aficionados. El borde de Arzachel muestra pocos signos de desgaste y tiene una estructura en terraza muy definida en su interior, especialmente en el borde oriental ligeramente elevado.

Por su parte, la otra presencia toledana es Alphonsus, que está cercano a Azarquiel. Tiene un diámetro de 119 kilómetros y una profundidad de 2,7 kilómetros. Su epónimo hace referencia al interés por la astronomía del rey de Castilla Alfonso X el Sabio.

El fondo del cráter Alphonsus, que es notablemente plano y está sembrado de pequeños cráteres, tiene un pico central y una larga grieta que corre casi paralela a la pared oriental. Con todo, la característica más importante de Alphonsus, desde el punto de vista geológico, son varias manchas oscuras formadas por depósitos magmáticos. La sonda Ranger 9 impactó en Alphonsus, a poca distancia al noreste del pico central.

El greco se quedó fuera. Otro toledano, aunque de adopción, ilustre que ha estado a punto de tener su huella en la Luna ha sido el Greco. Doménikos Theotokópoulos recibió su propio cráter hace años, pero la Unión Astronómica Internacional no terminó aprobándolo y actualmente recibe el nombre de Vitruvio G.

Vitruvio es un pequeño cráter de impacto lunar que se encuentra en el extremo norte de la Mare Tranquillitatis; el Mar de la Tranquilidad donde aterrizó la primera misión lunar.

De esta forma, finalmente, solo dos toledanos, el mítico astrónomo árabe de los ojos azules y el rey sabio de Castilla, tienen su lugar ganado en la Luna. Es una pequeña marca de Toledo en la superficie de un satélite con el que todos, en algún momento, hemos soñado.