Juan Pablo II viajó a España en cinco ocasiones durante su Pontificado. En sus estancias canonizó a un total de cinco beatos españoles y aprovechó para pedir la paz, animar a enfrentarse a la secularización y, sobre todo, como una constante a lo largo de su carrera, encontrarse con los jóvenes. Una de esas visitas tuvo a Toledo como escenario. Sucedió hace exactamente hoy 38 años.
El 4 de noviembre de 1982 Juan Pablo II llegó a Toledo. Era la primera vez que pisaba suelo español, a donde llegó a finales de octubre para iniciar un periplo que le llevaría, además de por la ahora capital de Castilla-La Mancha, a recorrer en diez días Madrid, Ávila, Salamanca, Sevilla, Granada, Loyola, Zaragoza, Barcelona, Valencia y Santiago de Compostela.
La cita que nos ocupa sucedió en un jueves. Un día que no iba a ser para nada normal. La llegada del Santo Padre se preparó desde días antes. La ciudad se cubrió de pancartas con mensajes, y en un barrio concreto de Toledo se vivía la cita con especial emoción. Al contrario de cómo había sucedido en otros lugares, para acoger a Juan Pablo II se pensó en un barrio joven, obrero y con grandes espacios, muy alejado de las estrechas calles del Casco. Se trataba del naciente barrio de Santa María de Benquerencia, el Polígono residencial, en el que se utilizó el enorme edificio de su biblioteca como base para montar un gran altar.
El Polígono recuerda hoy a Juan Pablo IIPero el papa se hizo esperar. Juan Pablo II comenzó ese día volando hasta Guadalupe en un helicóptero de la Fuerza Área Española. Contempló el monasterio y oró ante la Virgen, colocada de manera excepcional en un baldaquino en la explanada de acceso a la basílica, antes de dar allí su homilía.
Más tarde, pasadas las diez de la mañana, volvió a montar en el helicóptero para sobrevolar Toledo. Aterrizó en el Polígono sobre las once y a esas horas el barrio estaba ya cubierto por una alfombra de fieles que no dejaban de entonar cánticos y lemas. Los balcones de las torres blancas del barrio estaban llenos de pancartas. Nadie quería perderse la cita.
Ofició la eucaristía concelebrada con más de 400 sacerdotes empleando la elevación de la biblioteca. La entonces explanada presentaba un aspecto magnífico. Jóvenes de todos los rincones de la provincia, ataviados con sus trajes tradicionales, le agasajaron con la mejor artesanía y gastronomía toledana. Para todos tuvo alguna palabra de aprecio.
El Polígono recuerda hoy a Juan Pablo IILa homilía de ese día estuvo dedicada al apostolado seglar, a todos esos hombres y mujeres que se agolpaban en una concentración que hoy, en plena pandemia de coronavirus, produce temor con solo mirar.
Durante toda su visita a la ciudad, Juan Pablo II estuvo escoltado por el cardenal Marcelo. A su llegada al Polígono fue recibido por el entonces alcalde de Toledo, Juan Ignacio de Mesa, y Gonzalo Payo, presidente de la Junta de Comunidades.
Al término de la eucaristía en el Polígono, que es sin temor a equivocarse el acto más multitudinario que ha acogido la ciudad en tiempos modernos, Juan Pablo II se montó en su ‘papamóvil’ para desplazarse hasta el Casco. La entrada por Bisagra fue espectacular. En la fachada de la iglesia de Santiago del Arrabal se colocó una gigantesca pancarta de saludo.
El papa rezó ante la Virgen en la Catedral Primada y visitó su tesoro, quedando maravillado con la Custodia de Arfe y los cuadros del Greco de la Sacristía. Desde allí se desplazó al Seminario Mayor, también en ‘papamóvil’ por las calles engalanadas, en donde fue recibido con cánticos.
En recuerdo a esta sensacional visita, la parroquia de San José Obrero del Polígono celebrará hoy una misa (19:00 horas) presidida por el nuncio del Vaticano, Bernardito Auza, que contará con la presencia del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y la alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón, con la que se quiere recordar la figura del ahora San Juan Pablo II.