París le planta cara a los autobuses turísticos ilegales

EFE
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El gobierno local considera que el servicio de las compañías perjudica a la circulación y a la calidad del aire parisino. Solo dos empresas están autorizadas por los organismos competentes para ofrecer viajes a los visitantes

París le planta cara a los autobuses turísticos ilegales - Foto: CIVITATIS

El Ayuntamiento de París está decidido a acabar con el "desarrollo anárquico" de los autobuses turísticos y ha endurecido el tono contra esas compañías para las que reclama mayores controles.

Su determinación para acabar con las que operan ilegalmente quedó reflejada este viernes en un comunicado en el que agradeció las intervenciones efectuadas este pasado martes por la Prefectura de Policía, que dieron lugar a unas 30 multas. "Es imperativo multiplicar esas operaciones en el futuro para proteger a los parisinos, la circulación y la calidad del aire", dijo el encargado de Turismo en el Ayuntamiento, Jean-François Martins.

París tiene en el punto de mira los autobuses de dos plantas que recorren los lugares más turísticos, como la Torre Eiffel o Montmartre, y que permiten a los visitantes un acceso ilimitado a su servicio. Solo dos empresas, Open Tour y Big Bus, que están autorizadas por los organismos competentes.

La implantación "anárquica" de otras "va contra la intención de la ciudad de reducir el número de vehículos contaminantes, rebajar la saturación de los grandes ejes de circulación, incluido el carril bus, y ofrecer a los visitantes actividades de calidad", añadió la nota. El Ayuntamiento, no obstante, también quiere racionalizar la presencia de autocares. "Ya no son bienvenidos en el centro", indicó este lunes en el diario Le Parisien el primer adjunto de la alcaldía, Emmanuel Grégoire, que destacó que "todo el mundo debe adaptar su trabajo a las necesidades de la ciudad" y quiere facilitar ese cambio con aparcamientos a las afueras para que dejen de entrar a la capital.

Aunque según la alcaldía hay unos 2.000 autocares al día en la ciudad, las molestias que ocasionan son, a su juicio, muy superiores a su volumen. Dejar el motor en marcha mientras esperan la llegada de sus ocupantes, circular vacíos en ese tiempo u ocupar el carril reservado para los autobuses urbanos son algunas de las prácticas con las que se quiere acabar.

 

"Paris necesita a los turistas"

La Prefectura de Policía recalcó esta semana que, en plena temporada turística, los controles se han reforzado. Desde el 3 de junio, los efectuados tanto a los autocares como a los que ofrecen paradas ilimitadas a lo largo del día se han traducido en 219 infracciones, motivadas por haber circulado sin la autorización pertinente o por no tener la documentación a bordo. 

Los afectados, a su vez, se quejan de que cada vez es más difícil moverse por la ciudad. "Hay obras por todas partes, no se acaban nunca. Las calles están muy saturadas, no podemos dejar a los turistas donde queremos y los aparcamientos están llenos. Somos rehenes de la alcaldía", señala la gerente de la empresa turística Guides Tourisme Services, Stéphanie Corre. París, añade, "necesita turistas para vivir. Si se prohíbe entrar a los autocares se irán a otra parte. No creo que cojan el metro. Los transportes públicos son complicados y de difícil acceso".