El arzobispo llama a la ciudadanía a llenar las iglesias

M.G
-

Cree que Dios «no es el gran desconocido que nos dicen aquellos que dudan de su existencia». Subraya que en las iglesias «siempre hay liturgia» y no deberían ser «casas muertas, vacías y aparentemente sin finalidad»

La alocución del arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez Plaza, en el Arco de la Sangre, delante de la Custodia, se produjo pasadas las doce y media de la mañana, con una plaza de Zocodover a rebosar de fieles, toledanos que no quieren perderse la tradición del Corpus y turistas asombrados por la celebración de esta fiesta.

El prelado subió al atril minutos después de que se anunciara por megafonía su intervención, con lo que la espera a algunos se les hizo larga. Si bien, una vez situado, Rodríguez Plaza lanzó su mensaje de gratitud a Dios y a la Iglesia de Jesucristo, sobre todo, por conducir «a sus hijos a experimentar una profundización de sus cercanía».

El arzobispo resaltó también que Dios «llega a ser un compañero de nuestra vida. Se hizo carne para poder hacerse pan. Se ha entregado  en el fondo de la tierra y del trabajo del hombre, se ha puesto en nuestras manos y se ha introducido en nuestro corazón». Por tanto, insistió en que «está ahí», con lo que no tiene sentido alejar la fe. «Dios no es el gran desconocido que nos dicen aquellos que dudan de su existencia».

El arzobispo llama a la ciudadanía a llenar las iglesiasEl arzobispo llama a la ciudadanía a llenar las iglesias - Foto: Yolanda LanchaAl respecto, el arzobispo reconoció una vez más que los creyentes saben «dónde poder encontrale, dónde se deja encontrar y nos espera».

Por tanto, llamó a la ciudadanía a acercarse a Dios. El arzobispo entiende la necesidad de no perder tiempo. «No pasemos de largo por nuestra distracción y pereza ante lo más importante y grandioso que se ha ofrecido a nuestra vida».

Rodríguez Plaza resaltó que Dios está cerca, tanto como la Custodia que presidía Zocodover a media mañana. Gracias a su cercanía realizó una invitación a la ciudadanía: «Entremos en nuestras iglesias al pasar y permanezcamos un rato ante el Señor... Nuestras iglesias no deberían ser casas muertas, vacías y aparentemente sin ninguna finalidad». Todo lo contrario, Rodríguez Plaza subrayó que en los templos católicos «siempre hay liturgia», también siempre «mora la presencia eucarística del Señor».

por buen camino. La alocución también se centró en los diez mandamientos de Dios, esas palabras por las que «Él está disponible a todas las preguntas de su pueblo». También «a hablar, llamarnos y escuchar nuestras respuestas». Sin embargo, si la ciudadanía se desvincula de Dios y de la fe «se termina por desligar de la ética muchas parcelas del quehacer humano:ciencia, comunicaciones sociales, economía y política».

En este sentido, Rodríguez Plaza insistió en los pilares que se han ido resquebrajando por apartarse de Dios: «El saber de la verdad, el trabajo de la realización de la persona, el progreso de la justicia social, y el sexo del amor y la procreación».

Por tanto, a través de esos «diez mandamientos de vida» Dios concede «sabiduría y orientación para vivir rectamente y tratar con justicia a los más empobrecidos».  También a través de Dios, según apuntó ayer Rodríguez Plaza, se desvelan «los enigmas de la vida» y se responden todas las preguntas.