En la trastienda de la noche electoral

M.G
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La Tribuna sigue el escrutinio de las mesas del Teatro de Rojas. El humor no se pierde pese al largo encierro de la jornada electoral.

En la trastienda de la noche electoral - Foto: VÁ­ctor Ballesteros

El reloj manda en una jornada electoral y a las 20 horas las mesas echan el cierre, pero siempre ocurren anécdotas. Quedaban treinta segundos para que las manecillas marcaran la hora cuando apareció de pronto un joven moreno para votar en el Teatro de Rojas, que actuó ayer de sede electoral con tres mesas. Y el joven votó, pero casi no llega porque el policía local estaba preguntando a las mesas cuándo cerraba la puerta.

La jornada para los miembros de la mesa resulta agotadora, sobre todo, cuando se celebran tres procesos distintos:las europeas, las autonómicas y las municipales. Aun así, el buen humor no se pierde y se preparan para el comienzo del escrutinio. Antes de iniciar el recuento es necesario contar el voto por correo y depositarlo en las urnas correspondientes. La tarea lleva unos veinte minutos. A continuación, los miembros de la mesa, junto al presidente, votan. En estos momentos, una vocal de una de las tres mesas aplaude para animar un poco la noche.

El escrutinio lleva un protocolo y se sigue con celo. El presidente y otros miembros de las mesas abrieron las urnas de las europeas y volcaron todos los sobres sobre una amplia mesa. A partir de ahí, cada mesa realiza el recuento de una manera. Una de ellas siguió el consejo de uno de los apoderados, que indica que es más rápido y efectivo sacar todas las papeletas, colocarlas según las siglas políticas y después contarlas. Si bien, en otra de las mesas la presidenta ha optado por realizar la tarea ateniéndose literalmente al reglamento y se canta una a una, bajo la atenta mirada de una funcionaria de la administración que se encarga de vigilar que el proceso se realice de forma escrupulosa y de enviar los datos a través de la PDA a la administración para ganar agilidad en la comunicación.

Si bien, los apoderados de los partidos también siguen con atención la transmisión de datos por si se comete algún error al teclear en la PDA, aunque no suele ser lo habitual. Durante el recuento pueden surgir dudas, como la ocurrida con una de las primeras papeletas, que aparecía con un dibujo y la mesa la aparcó para decidir más tarde si el voto era válido o nulo.

El escrutinio es de carácter público, así que cualquier ciudadano, sea elector o no, podía haber seguido el proceso de cerca ayer en el Teatro Rojas, por ejemplo, o en cualquiera de los colegios electorales, pero no entró nadie. Quizá por desconocimiento, quizá también porque el escrutinio es largo, por falta de curiosidad o porque muchos ciudadanos prefieren seguir la noche electoral desde sus casas, con amigos, familiares, en bares o en cualquier otro lugar que disponga de televisión o de otros medios para seguirlo.

buen humor. En una de las tres mesas del Rojas no se perdió la sonrisa a pesar de las prisas y de que el reloj aprieta para no eternizarse con el recuento. Las risas se suceden cuando apareció un voto de la candidatura Piratas y a más de uno se le vino a la cabeza el ‘Jack Sparrow’ de Johnny Deep.

Y lo mismo ocurre a los pocos minutos con la candidatura Junts per Catalunya, de Puigdemont. Uno de los miembros de la mesa sugirió dejar la papeleta en el extremo de la mesa como si hubiera cruzado la frontera. En aquel momento se acercó la funcionaria para saber qué ocurría y la mesa le comentó que simplemente intentaban llevar el escrutinio de la manera más ágil y cómoda posible porque llevaban ya muchas horas encerrados allí.

Poco a poco fue saliendo el recuento de votos. Las mesas, una vez escrutadas todas las papeletas, comprueban que los datos coincidan con el de los votantes que han ejercido su derecho a votar para que no se cometan errores.

La tarea continuó y tocó lo más delicado, el acta de escrutinio, aunque antes los presidentes de las mesas preguntaron si había alguna protesta o reclamación a los apoderados, con el objetivo de incorporarlas. A continuación, las papeletas se destruyen y el acta se hace pública a la puerta del colegio electoral... El reloj avanza y todos cuenta que llevan  muchas horas en pie.