Vicente Carranza, en respuesta a la información publicada por este periódico sobre su deseo de vender su colección, ha tenido a bien aclarar que la decisión a tomar «llegará en su momento» -en mayo de 2021 cuando finaliza el plazo, de 20 años, de cesión del conjunto rubricado en 2001- y «no antes». En este sentido, y haciendo valer su «palabra y honestidad» con su tierra y, en especial, con Toledo, el propietario de este depósito expuesto en el Museo de Santa Cruz aseguró que hasta que no caduquen las «condiciones del acuerdo» en vigor no se abordará el futuro de las piezas integradas en este fondo.

Con ello, niega que se hayan iniciado las conversaciones con las administraciones competentes, Junta y Ministerio de Cultura, aunque sí evidencia que ambas conocen los términos del acuerdo y, por ello, la fecha de finalización del mismo. Por ello, Carranza insiste en que «llegará el momento que se hará lo que se tenga que hacer», pero «siempre favoreciendo a mi tierra en beneficio de la cultura».

Y es que el ceramista daimieleño puntualizó que «cuando acabe el plazo se hablará con naturalidad, con arreglo a la ley y al contrato». Será entonces el momento en el que «negociar las condiciones si las administraciones quieren continuar» con la «excelente» relación mantenida durante 20 años.

Porque si algo aprecia Carranza es el «buen trato que siempre ha recibido de Toledo», razón por la que, reiteró, «siempre favoreceré a esta ciudad sea cual sea la decisión». Recordó, en este punto, que tras años de esfuerzo para que su colección se pudiera disfrutar en el Museo de Santa Cruz, fue «el presidente Bono el que me entendió porque yo no pedía nada». De ahí que destacara el valor «de la palabra» dada en su día.