El arzobispo invita a vivir el Corpus con adoración

M.G
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Rodríguez Plaza ve erróneo reducir la eucaristía a «media hora» de celebración y que el resto del día se centre en «la profanidad, al ajetreo de actividades y deseos mundanos»

El arzobispo invita a vivir el Corpus con adoración - Foto: VÁ­ctor Ballesteros

Una misa solemne que duró aproximadamente cuarenta minutos. Sin embargo, esta eucaristía del Corpus Christi se debe alargar todo el día y con este mensaje del arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez Plaza, durante la homilía de la mañana no quiso decir que el acto eucarístico sea de 24 horas, pero sí pidió a la ciudadanía «que no se abandone a lo profano» una vez celebrada la misa y la procesión porque «la celebración del Corpus Christi siempre conmemora, como reflexión meditativa, la última cena de Cristo y su muerte en el Golgotá».

La Catedral abrió sus puertas para recibir a las personalidades eclesiásticas, políticas, militares y a una gran cantidad de público que no quiso perderse esta misa tan solemne, tan especial y tan cargada de significado y de tradición. Como suele se habitual, se instalaron pantallas de televisión para seguir el transcurso de la eucaristía que ofició el arzobispo, acompañado del deán, del obispo de Albacete, antiguo obispo auxiliar de Toledo, Ángel Fernández, y el secretario de la congregación para el culto divino, el arzobispo británico Arthur Roche.

La homilía fue bastante reivindicativa. Rodríguez Plaza centró sus críticas en el abrazo de la sociedad a lo profano en general y subrayó varias veces que «la presencia de Dios» tiene que ser constante, no únicamente en un espacio de poco más de «media hora» en un día tan señalado para Toledo.

«Reducida la eucaristía al instante de la acción sagrada se convierte en una minúscula isla temporal, al margen del resto del día, el cual permanece en su totalidad abandonado a la profanidad, al ajetreo de nuestras actividades y deseos mundanos». Por tanto, Rodríguez Plaza invitó a reflexionar sobre el Corpus Christi, más allá de la jornada festiva, de una procesión que llama la atención, de un día con un alto índice de turistas y de toledanos dispuestos a disfrutar de esta jornada.

Al respecto, remarcó que la eucaristía «no puede limitarse a un menor signo de comunión fraterna» porque se trata «del misterio eucarístico» y exige «un clima de adoración» y una perfecta comunión de Dios con los seres humanos. El arzobispo  resaltó la paciencia de Dios, «que nos espera y nos demuestra silenciosa disponibilidad para respondernos».

entrega y fe. El arzobispo introdujo una anécdota para aludir a la situación. «Nos pasa en parte como  a aquel alcalde que me confesaba: ‘Aquí, en este pueblo, hay mucha devoción a la Custodia’. No sabía a quién adoraba tras la celebración de la Santa Misa».

El sentido religioso del Corpus marcó la homilia de una misa celebrada el rito hispano-mozárabe, como suele realizarse todos los años. No es la primera vez que el arzobispo pide a la ciudadanía entrega, devoción y fe, ya que el año pasado también reclamó esa unión del pueblo frente «a los que les parece ridícula» la presencia de Dios, pero esta vez fue más explícito todavía para que se reflexione sobre el significado de esta intensa y tradicional jornada festiva en Toledo, que acoge a miles de personas entregadas a la tradición, a la misa y a una procesión tan característica.

«Solamente en un clima de adoración, la celebración eucarística puede tener también vitalidad, solamente cuando la casa de Dios y la comunidad en pleno está imbuida de la presencia de Dios», apuntó Rodríguez Plaza, que señaló «que la adoración al Señor en el sacramento es una escuela para afinar nuestras conciencias», ya que tiene claro que «el ofuscamiento de la conciencia es el portón por el que se introduce la violencia que devasta al mundo». Por tanto, es necesario «el fortalecimiento de la fuerza moral» para poner freno «a la violencia y al egoísmo».

Rodríguez Plaza finalizó la homilía aludiendo de nuevo al significado de la eucaristía, «el alimento de los peregrinos que se convierte en fuerza incluso para quien está cansado, extenuado y desorientado».