Los órganos de Ardemans y Blas Cesáreo Martín

A.D.M.
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Ambos arquitectos fueron responsables de los diseños de los dos grandes órganos del Coro de la Catedral, protagonistas de las batallas musicales. Lo más habitual es nombrarlos por sus organeros: Pedro Liborna Echevarría y José de Berdalonga

Diseños para la caja del órgano del Coro del Deán, obra del académico de San Fernando Blas Cesáreo Martín (Archivo Capitular de la Catedral de Toledo)

Los conciertos organizados en la Catedral por el Festival El Greco, bajo la coordinación de Juan José Montero, han puesto el acento en los últimos años en las batallas de órganos y en los siete grandes instrumentos que posee el Templo primado. «Berdalonga» y «Echevarría» -por los apellidos de los organeros del siglo XVIII responsables de la instalación de los dos conjuntos musicales del Coro, enfrentados entre sí- se han incorporado ya al imaginario colectivo de quienes acuden a escuchar a los intérpretes y sienten un creciente interés por el patrimonio musical de Toledo.

Ambos, Echevarría y Berdalonga, forman parte de la nomenclatura artística de la Catedral desde los cronistas del siglo XIX, como Sixto Ramón Parro. El segundo de estos apellidos hace referencia a José de Berdalonga, natural de Brihuega (Guadalajara), miembro de una destacada dinastía de organeros de los siglos XVIII y XIX. El segundo, a Pedro Liborna Echevarría (hijo), perteneciente asimismo a otra familia de instrumentistas. La disparidad estilística entre sus dos cajas -barroca la del órgano de Echevarría (situado en el denominado «Coro del Arzobispo»), neoclásica la del Berdalonga (en el «Coro del Deán»)- permite a los asistentes disfrutar de una verdadera lección no solo musical, sino también plástica.

Sin embargo, ninguna de sus estructuras, en las que se entremezcla -como en los retablos- lo arquitectónico con lo escultórico, fueron obra de los organeros responsables de sus respectivas sonerías, sino de importantes arquitectos que desarrollaron la mayor parte de sus carreras en Madrid y cuyo recuerdo en Toledo ha ido apagándose a lo largo de los dos últimos siglos. El Archivo Capitular de la Catedral conserva los diseños de ambas cajas, firmados los dos por sus autores (lo cual no ha impedido atribuciones por parte de historiadores del arte como Juan Nicolau o Ángela Franco Mata hasta fechas muy recientes).

Los órganos de Ardemans y Blas Cesáreo MartínLos órganos de Ardemans y Blas Cesáreo Martín - Foto: ï»Yolanda LanchaEl más antiguo de ambos órganos, el que contiene la sonería de Liborna Echevarría, fue diseñado por el arquitecto Teodoro Ardemans. O, más bien, se construyó en 1755-1757 a partir del diseño que Ardemans (fallecido treinta años atrás) había realizado del órgano frontero (es decir, el anterior al de Berdalonga, ya que a mediados del XVIII se pretendía que los dos fuesen iguales).

Su trasera, por otra parte, la que mira a la representación del «San Cristobalón» realizada en 1638 en la nave de la Epístola, fue obra del «maestro ensamblador» Germán López Mejía (ha. 1709-1764), uno de los artífices de retablos más importantes del Toledo barroco, según Juan Nicolau. Las condiciones especificaban que debía ser la madera de su caja de los pinares de Cuenca y Valsaín, no de la Sierra [¿de Alcaraz?], «bienseca, vetiseguida y nada teosa», es decir, libre de resinas a la parte del dorado.

La caja del órgano de Berdalonga, por su parte, es obra del arquitecto Blas Cesáreo Martín, natural de Arbancón (Guadalajara). Fue miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y arquitecto de los duques del Infantado. A diferencia del plano anterior, el suyo se ha conservado espléndidamente, mostrando un limpio conjunto de diseños en alzado (frontal y lateral), sección y doble planta. La «Fachada principal de una caja de órgano para la Catedral de la Santa Iglesia de Toledo Primada de las Españas», según se titula el plano, recoge también el tramo de bóveda y los pilares góticos entre los cuales se aloja la estructura, así como el correspondiente «pitipié» o escala de pies castellanos (unos 28 cm. cada uno). A la rúbrica de Blas Cesáreo Martín habría que añadir la siguiente anotación: «Aprobado por la Real Academia de las tres Nobles Artes. Madrid, a 8 de abril de 1791. José Moreno». Este era el secretario de la Comisión de Arquitectura de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que validó los diseños del responsable de las trazas.

Los órganos de Ardemans y Blas Cesáreo MartínLos órganos de Ardemans y Blas Cesáreo Martín - Foto: ï»David PérezPor su semejanza estilística con Ventura Rodríguez y su órgano para la capilla del Palacio Real nuevo de Madrid, Juan Nicolau propuso la autoría de este en la década de los años ochenta, cuando se conmemoró el segundo centenario de la muerte del gran arquitecto clasicista español. Más recientemente, Ángela Franco sugirió que el responsable de las trazas podía ser Ignacio Haan, otro académico de San Fernando cuyos planteamientos, sin embargo, eran bien distintos a los de Blas Cesáreo Martín. El escultor Mariano Salvatierra fue quien ejecutó los «dos ángeles de madero pintados e imitados de mármoles, siendo de cuenta de dicha obra madera, cola, ensamblaje y asiento».

Es posible establecer una relación entre este órgano y otro importante instrumento madrileño, el de la iglesia del antiguo convento del Carmen. La clave, según el historiador Louis Jambou, era la procedencia toledana del organero Leandro Garcimartín de Inés. El resultado es idéntico, salvo el emblema carmelita del frontón, que vendría a sustituir al jarrón mariano del órgano de la Catedral de Toledo.