La violencia de género no la sufren solo mujeres de mediana edad. También la sufren jóvenes en forma de control, de acoso, de abusos o violaciones, de vejaciones, de desigualdades y de maltrato físico. Hay muchas formas de violencia machista y el Ayuntamiento de Toledo, a través de la Concejalía de Juventud, ha decidido financiar una actividad para acercar la realidad de los distintos tipos de violencia contra la mujer, y sensibilizar sobre esta realidad, con motivo de los actos en torno al 25-N.

Se trata de un taller de grafitis organizado por la ONG Médicos del Mundo y la asociación cultural Jóvenes Cultura Alcázares. La primera entidad se encargada de mostrar a la juventud las consecuencias de la trata, la mutilación genital femenina o la prostitución y la segunda entidad se encargará de ofrecer las nociones principales sobre grafitis.

Ya hay 12 inscritos en el taller, que se dirige a chicos y chicas de 14 a 30 años y se desarrollará en doble sesión. El sábado 23 de noviembre será la parte teórica en la Fundación Ortega y Gasset. De 10 a 14 horas y de 16 a 18 horas. El domingo 24, los participantes plasmarán sus creaciones sobre lienzo blanco en el parque de la Vega a partir de las 11 de la mañana.

La concejala de Igualdad, Ana Abellán, el edil de Juventud, Pablo García, y la portavoz de Médicos del Mundo, Yailyn Alvarado, presentaron la actividad invitando a participar y convencidos de que la sensibilización es la clave para la erradicación de estas violencias.

«Más representados». Alvarado indicó que el programa de actividades en torno al 25-N es muy amplio, pero los jóvenes necesitan propuestas con las que sentirse «más representados» con este taller. «Hay que implicar a la juventud toledana en la lucha contra las violencias machistas», subrayó.

Por su parte, Pablo García sentenció que la Concejalía de Juventud tenía claro que apoyar esta iniciativa es «una necesidad» atendiendo al repunte de la violencia de género en la población joven. Lamentó que siga habiendo muchas mujeres víctimas que no denuncien, bien porque no se sienten lo suficientemente protegidas para hacerlo o porque consideren que se trata de un hecho aislado. «Tenemos que reconocer la violencia de género como un problema de Estado y hacer especial hincapié en la educación», argumentó.