Eugenio de Mora ante el espejo

Mario Gómez
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Victorino Zapatero se ha inspirado en su relación con el torero para registrar en el libro 'Una persona de espejo: Eugenio de Mora' parte de las muchas conversaciones, anécdotas y vivencias que ha mantenido con él o su entorno a lo largo de los años

El libro surge tras plasmar las vivencias y reflexiones recabadas por el autor. - Foto: Mario Gómez

Todos tenemos espejos donde fijarnos. Es innato. Conductas de otras personas que llaman nuestra atención.  Individuos, que por sus actuaciones personales o profesionales, hacen que despierten en nosotros un interés, llegando a provocar que se conviertan en ejemplos de buenas praxis a la hora de recorrer nuestro propio camino.

Es por ello por lo que tras muchos años de conocimiento Victorino Zapatero, se lanza a la aventura de plasmar en un libro conversaciones, reflexiones y vivencias entorno a la figura de Eugenio de Mora y su entorno.

No es una biografía al uso, ni una mera recopilación de cifras, datos y fechas. Lo que el autor pretende con esta obra es dejar constancia de los pensamientos y sentimientos que le ha despertado el contacto durante los años con el torero y su entorno.

Conversaciones que han hecho que Victorino «haya ido tomando notas» y que con el discurrir del tiempo se haya dado cuenta de la importancia de un torero con el que ha tenido una especial cercanía.

A pesar de compartir procedencia moracha, no es hasta hace poco más de dos décadas, cuando de forma casi fortuita en un viaje junto a su hijo, conocen que Eugenio torea en Burgo de Osma, muy cerca de los orígenes de la familia de Victorino. Después siguieron al matador a un festejo en Cantalejo y poco a poco fueron haciéndose seguidores del espada.

De ahí nace una relación de proximidad a la figura de Eugenio de Mora, a través de la cual y tal y como comenta el propio autor de la obra, va dejando por escrito, sin ningún afán de hacerlo público una recopilación de reflexiones y análisis personales, que se complementan con referencias a temáticas más generalistas.

Es así como el lector no solo se encuentra con cifras, datos, fechas y números; sino que desde la humildad de quien habla sobre una materia en la que no es ‘doctor’ (pues Victorino reconoce que ellos son los matadores de toros), pretende poner en valor la figura de Eugenio de Mora.

Un recorrido por el individuo como persona, profesional, artista y en el ámbito social, además de aportar elementos de su ética personal y profesional demás de los elementos ‘propios’ o ‘característicos’ del torero toledano más laureado en el último cuarto de siglo. No en vano, Eugenio ha llevado el nombre de su localidad por todo el mundo, llegando a confirmar en La Mexico, donde el propio autor de la obra, confiesa recordar la «comunión del público con el espectáculo» y relata el concepto de «lo sublime».

Una obra reflexiva por momentos, en la que Victorino Zapatero aprovecha la figura de Eugenio de Mora para extrapolar y reflexionar y relacionar temas como el arte y la cultura además de aportar sus pensamientos sobre lo que se entiende por toreo ortodoxo y lo que son los adornos.

Todo ello sirve para ensalzar y poner en valor a un torero, que desde la madurez sigue siendo ejemplo para muchos de disfrute continuo con la profesión y superación constante, siendo ello posible a lo que Victorino denomina como ‘buen vivir’, dada la actuación de manera recta, honrada e intachable.

La obra aborda también la tauromaquia como ética de vida y valores. La fiesta de los toros derrocha multitud de buenas praxis de las que en ocasiones la sociedad adolece; además de ser un fiel reflejo de lo que es la vida misma.

De este modo, la ética personal, la democracia, el respeto y la prudencia tienen su espacio en esta obra como también debieran tenerlo en la sociedad y como fiel reflejo de lo que la tauromaquia aporta.

El autor recorre también el micro mundo que supone la tauromaquia donde la vida y la muerte campan casi de la mano al igual que en la vida real, lo que muestra una vez más el alto nivel de identificación que se puede llegar a alcanzar entre la sociedad y el mundo del toro, todo ello basado y apoyado en la objetividad que le da escribir sobre lo que se ha documentado, hablado y conversado y con una amplia referenciación a otras obras de las cuales el lector puede tomar para elaborar su propio juicio crítico.

De esta forma, se plasma sobre el papel las reflexiones que, alumbradas por la vivencia y documentación taurina y al amparo de la figura de Eugenio de Mora, mientras se van desglosando peculiaridades del torero como persona y profesional, haciendo hincapié en puntos como lo que denomina como ‘cornada psicológica’ que abarca entre los años 2003 y 2014, donde el autor confiesa el especial interés que le despierta como persona y como afronta estas épocas ‘bajas’ para, sin derrumbarse, ser capaz de revertir la situación desde aquella fecha, volviendo a resonar su nombre en plazas de especial categoría.

Lejos queda ya aquellas tardes en las que Victorino comenzó a seguir a Eugenio y que culminaron en el vigésimo aniversario de alternativa del matador, cuando, por sorpresa para él, pues no sabía que el autor estaba recogiendo por escrito pensamientos y reflexiones, Victorino le hizo entrega de un libro en el que, además contar con un apéndice que contiene información detallada de toda la actividad y los muchos logros alcanzados por Eugenio de Mora en su dilatada trayectoria como torero, y que a pesar de no considerarse Victorino un literato al uso, supone toda una obra literaria y de reflexión sobre la tauromaquia y la vida, que hace que la figura de este matador de toros toledano, sea transcendente y quede para siempre en la historia literaria de la tauromaquia, de donde ya no podrá caer en el olvido que a veces su carrera sufrió, porque si se torea como se es,  estamos ante «Una persona de espejo: Eugenio de Mora».