Condenados a entenderse

M.R.Y. (SPC)
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Los Verdes y los liberales deberán superar sus tradicionales diferencias para convertirse en el motor de una coalición de Gobierno con los socialdemócratas o con los conservadores

La formación ecologista, tercera fuerza más votada, y el FDP, cuarto en las elecciones del pasado septiembre, son claves para la nueva etapa política en el país. - Foto: THILO SCHMUELGEN

Con un empate casi técnico, Alemania debe emprender su nuevo camino sin Angela Merkel. Y todas las papeletas indican que llevará a cabo un cambio de rumbo, con el socialdemócrata Olaf Scholz (del SPD) abriendo esta nueva etapa. Aunque también podría formar coalición el partido de la antigua canciller (CDU), pese a que su candidato,  Armin Laschet, puso el pasado jueves sobre la mesa su dimisión. Sea como fuera, algo coincide en ambos casos: la necesidad de encontrar apoyos por parte de partidos hasta ahora considerados minoritarios y que tienen la llave de poder.

Tras las elecciones del 26 de septiembre, el SPD se hizo con la victoria por la mínima -un 25,74 por ciento- y la CDU cosechó el peor resultado de su historia pisándole los talones -24,07-. Por eso, en esta ocasión Los Verdes y los liberales (FDP) son claves para gobernar. Con el 14,8 y el 11,5 por ciento de los votos, respectivamente, ambas formaciones tratan de superar sus diferencias programáticas con el fin de convertirse en el motor de una futura alianza, ya sea con el SPD o con la CDU.

Repetir la gran coalición vivida en esta última legislatura -un pacto entre las dos formaciones mayoritarias- no parece ser deseo de ningún partido y, ni siquiera, de los ciudadanos alemanes. Por eso, sus más inmediatos perseguidores están condenados a entenderse.

Ecologistas y liberales se han convertido en la apuesta de las nuevas generaciones con su promesa de renovación. Competían por los mismos votos, aunque sus programas electorales no podían ser más distintos.

Los Verdes tienen raíces múltiples -pacifismo, ecologismo...- con un eje progresista, mientras que el FDP es un partido de origen conservador cuya agenda se centra en la libertad económica y los mecanismos de mercado. Pero ambos con un fin común: impulsar la renovación de Alemania.

«Es un momento histórico para nuestro país. No se trata de hacer una coalición a partir del mínimo común denominador, sino de impulsar una auténtica renovación, justo en los campos en los que ha habido un estancamiento en los últimos años», aseguró la candidata a la Cancillería de Los Verdes, Annalena Baerbock, tras conocer el resultado de los comicios.

«Algo nuevo debe surgir en Alemania», apuntó, por su lado, el líder de los liberales, Christian Lindner. «Sentimos que juntos tenemos un mandato para organizar un nuevo resurgimiento en Alemania», añadió.

Para ello, deberán dejar de lado sus diferencias, resaltadas por ambas partes durante la campaña electoral, en la que los ecologistas  censuraron que el FPD está más a la derecha que nunca, mientras Lindner acusó a Los Verdes de ser «el partido de las prohibiciones y de las subidas de impuestos».

Precisamente en materia económica es donde ambas formaciones parecen más alejadas, con el freno de deuda -un mecanismo que limita el endeudamiento público- como gran punto de fricción. Mientras los ecologistas creen que debería ser más permisivo para poder invertir en la protección del clima y la digitalización, los liberales defienden un cumplimiento estricto que evite aumentar el déficit del Estado. En cuanto a los impuestos, Los Verdes apuestan por aliviar a la clase media, pero el FDP es escéptico a una rebaja de los gravámenes.

De cualquier modo, ambos partidos tendrán que acercar posturas ahora que comienzan a negociar con el SPD, prioritario para pactar. Se cerraría así la conocida como coalición semáforo, por los colores de los tres partidos -rojo, amarillo y verde-, inédita a nivel nacional y casi también en las regiones del país.

A pesar de que la cercanía ideológica es más palpable entre ecologistas y socialdemócratas -de tendencia progresista-, los liberales han manifestado mayoritariamente su deseo de juntarse con la izquierda, habida cuenta del desencanto vivido en las negociaciones de 2017, cuando se sintieron «traicionados» por la CDU y abandonaron las negociaciones. Nuevamente las exigencias de Lindner -que pretende ocupar el Ministerio de Economía- podrían dar al traste con la negociación.