La pandemia, originada por la aparición de la COVID-19, ha cambiado por completo nuestros hábitos personales, nuestra forma de relacionarnos y también de trabajar. Un claro ejemplo de ello es la empresa Aquona que ha redoblado esfuerzos para continuar ofreciendo diariamente unos servicios de abastecimiento, saneamiento y depuración de calidad a 1.100.000 habitantes de más de 130 municipios de Castilla-La Mancha y Castilla y León.
«Nos anticipamos a la declaración del estado de alarma y modificamos nuestra forma de operar, obteniendo una respuesta muy rápida y profesional de toda nuestra plantilla», afirma el director de Aquona, Jesús García del Valle. Así, se tomaron medidas como la creación de equipos independientes de trabajo, la paralización de la actividad de personas mayores de 60 años o de grupos de riesgo y se adoptó el modo denominado presencia permanente en las instalaciones de Ponferrada, Palencia, León y Albacete.
En estas plantas de tratamiento de agua los trabajadores estuvieron confinados, alojados en autocaravanas, durante los días más duros del confinamiento. Todo ello para minimizar el riesgo de contagio y alcanzar un objetivo claro: proteger la salud de los trabajadores y asegurar el suministro de agua, elemento esencial para luchar contra el coronavirus.
«Ese objetivo hubiese sido imposible de cumplir sin el compromiso de los trabajadores y el esfuerzo que realizaron y siguen realizando actualmente», apunta Jesús García del Valle quien añade que se trata de «la misma profesionalidad que también ha demostrado todo el personal técnico y administrativo», adaptándose al teletrabajo durante el confinamiento y, ahora, a una nueva manera de trabajar «mucho más digital e inteligente».
Y es que Aquona ha acelerado su transformación digital, habilitando nuevos canales digitales de atención al cliente, como la centralita virtual, que permiten realizar todas las gestiones de forma ágil y sin desplazamientos. También ha habido espacio para la investigación, puesto que la compañía, de la mano del grupo Suez al que pertenece, ha desarrollado la herramienta de detección temprana de la COVID-19 a través de la vigilancia de las aguas residuales, City Sentinel. Esta se ha desarrollado en municipios como Benavente, Ponferrada, Segovia, Villamayor de Calatrava o Albacete, donde se lleva a cabo gracias a Aguas de Albacete, empresa mixta formada por el Ayuntamiento de Albacete y Aquona.
Retos para el futuro
Por todo ello, desde Aquona «queremos agradecer el gran esfuerzo de todos los equipos en un año marcado por una crisis sanitaria sin precedentes», destaca Jesús.
El reto para 2021 será superar la crisis económica, climática y social para lo que la empresa impulsará «una reconstrucción verde e inclusiva, basada en la economía circular y protegiendo a los colectivos más vulnerables», asegura García del Valle. «Lo haremos trabajando de la mano de las administraciones, ciudadanos y entidades sociales, guiándonos por nuestro plan estratégico de Desarrollo Sostenible, alineado con los ODS y la Agenda 2030 de Naciones Unidas», concluye.