Un libro, un enclave, la receta

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Un libro:
Fernando de Rojas (y 'Antiguo autor').
La Celestina
Edición de Francisco J. Lobera y Guillermo Serés, Paloma Díaz-Mas, Carlos Mota e Iñigo Ruiz Arzálluz, y Francisco Rico. Editorial Crítica. Barcelona, 2000. Estudio de Francisco Rico.
 
Un enclave:
 
Paseo de San Lucas,
Las tapias de la iglesia y del cigarral del doctor Botella siempre me recuerdan al jardín donde Calisto conoció a Melibea.
 
Una pasteleria:
 
Santo Tomé
C/Santo Tomé, 3. 45002 Toledo.
Fruta escarchada, roscón de reyes, toledanas y huesos de santo.
 
La receta de Mercedes Pulgar: 
CÁSCARAS DE NARANJA CONFITADAS
Ingredientes:
2 kg. de naranjas
Azúcar 
Agua
 
Preparación:
Si las naranjas no son ecológicas hay que lavarlas muy bien. Una vez limpias y secas, se quitan los dos extremos, se hacen cinco o seis cortes longitudinales, y se quita la piel con las manos, con mucho cuidado para que no se rompa. 
Las cáscaras se meten en un recipiente con agua fría durante, al menos, doce horas. Como flotan, es mejor poner algo de peso encima. Una vez pasado el tiempo, se escurren y se hacen tiritas de, como mucho, un centímetro de grosor.
Las tiras se ponen en una cacerola con agua fría a fuego lento hasta que rompa a hervir. Entonces se retiran, se escurren con cuidado y se vuelven a poner en la cacerola con agua fría, dejándolas cocer con calor muy suave hasta que estén tiernas, es decir,  unos cuarenta o cuarenta y cinco minutos.
Se vuelven a sacar con cuidado de la cacerola y se ponen en un recipiente cubiertas de agua muy fría. Así se dejan reposar entre doce y veinticuatro horas más. Después, se escurren bien,  se dejan secar sin que lleguen a perder toda la humedad y se pesan.
Una vez que están preparadas, o blanqueadas, en una cazuela se echa el peso de las cáscaras en azúcar y la misma cantidad de agua. Se deja cocer hasta conseguir un almíbar a una temperatura de entre 110 y 115 grados, momento en el que se retira de la fuente de calor, se añaden las cáscaras y se deja enfriar. Se vuelven a dejar en reposo hasta el día siguiente, en el que, después de sacarlas con cuidado y escurrirlas, se repite el mismo proceso añadiendo más azúcar y agua para poder conseguir de nuevo la misma cantidad de jarabe. 
Finalmente, se hace un almíbar más denso y, habiendo puesto las cáscaras sobre una rejilla, se bañan con él y se dejan secar. Cuando se templan se pueden rebozar con azúcar glas o con azúcar blanco o, simplemente, dejarlas enfriar con el almíbar.