CONVENTOS CON SEGUNDA OPORTUNIDAD

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Rehabilitar para abrir como hotel. El turismo patrimonial y de experiencias está de moda y con él los alojamientos en espacios históricos gestionados por las grandes cadenas hoteleras. Patrimonio y turismo van de la mano en esta nueva opción turístic

J. Guayerbas  | toledo

jguayerbas@diariolatribuna.com

Es una opción que aún no ha llegado a la capital de Castilla-La Mancha, pero sí a la región. El turismo patrimonial y de experiencias está de moda y con él los alojamientos en espacios históricos gestionados por cadenas hoteleras. Patrimonio y turismo van de la mano en esta nueva opción para viajar por España.

Los conventos cerrados desde las desamortizaciones del siglo XIX o en los últimos años por la falta de vocaciones y candidatos para la vida contemplativa abren como hoteles que ofrecen la experiencia del silencio y de las cinco estrellas con servicios deluxe en plenos centros históricos de ciudades con encanto.

Quizá la fórmula para revitalizar la zona conventual de la ciudad pase por estos hoteles con encanto en edificios históricos cerrados a cal y canto como el convento de Santa Clara o el de Santa Úrsula.

El Hotel Convento del Giraldo en Cuenca es uno de ellos. Este establecimiento ocupa un edificio del siglo XVII restaurado, que combina el confort con elementos arquitectónicos originales de la época, al igual que el antiguo convento franciscano construido por la familia Dávila Cueva en el siglo XVI en pleno Casco Histórico de Almagro, hoy Parador de Turismo. Las habitaciones son las celdas monacales en un complejo formado por catorce patios interiores.

El Convento de Capuchinos de Segovia es una de las últimas apuestas en este marco de alojamientos con encanto. El hotel, cinco estrellas, abría en 2014 tras una intensa rehabilitación para ofrecer un nuevo concepto  turístico en la ciudad del Eresma.

Con el eslógan ‘La austeridad convertida en lujo’, este hotel se ubica en un edificio de 1637, reinando en España Felipe IV bajo gobierno del Conde Duque de Olivares. Los edificios originales que hoy se conservan son la iglesia, y dispuestos en cada uno de sus flancos, el convento de los monjes Capuchinos y la residencia de los fundadores.

La construcción, como recoge el hotel en su portal web, fue posible por la aportación de los señores Don Antonio Contreras y su esposa Doña María de Amesquite, los patronos, que habitaban precisamente en una de las alas del complejo. A ellos corresponden los escudos nobiliarios que aparecen en mármol blanco en la fachada principal de la antigua iglesia flanqueando la imagen de San Buenaventura.

Tras la desamortización de Mendizábal (1836), por la cual se expropiaban bienes a la Iglesia Católica y a las órdenes religiosas, los Capuchinos abandonaron el convento. El edificio pasó a tener uso militar y durante casi cien años fue cuartel y colegio de artillería.

En Palencia, un monasterio del siglo X abrió hace unos años como alojamiento rural en Santa María de Mave. Este inmueble fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1931. Destaca su iglesia, posterior a la fundación monacal, un templo de estilo borgoñón con pórtico románico que terminó de construirse en el siglo XIII.

El Convento de la Luz en Brozas, Cáceres, es otro ejemplo. En esta ocasión se trata de un convento franciscano del siglo XVI con la categoría cuatro estrellas, al igual que el Real Monasterio de San Zoilo en Palencia, levantado en el año 947 en honor de San Juan Bautista. En una remodelación del siglo XVI se levantó su gran claustro gótico.

El Hotel Convento de Aracena en Huelva, la Hospedería San Martín Pinaro en Santiago de Compostela o la Abadía de San Salvador de Leyre, en Yesa, Navarra, son hoteles enmarcados en la historia, el arte y la arquitectura, como el Monasterio de Poblet, en Tarragona, y el Monasterio de Poio en Pontevedra.