Que a Messi había que tenerlo contento era un mantra acuñado por Guardiola y respetado históricamente por todo el barcelonismo sin excepción. Ahora que no le están saliendo las cosas en la temporada del burofax, que ve cómo el Barça juega a una velocidad tal vez superior a la que él ofrece, hasta que no adquiera la forma necesaria y sus exhibiciones se cuenten por partidos (y viceversa), tendrá que aprender a convivir consigo mismo. El Messi enfadado. El que tuvo que ser expulsado por intentar dar un balonazo a Hernández Hernández en Vitoria. El que necesita encontrar primero la motivación, antes incluso que la forma física, para reclamar un trono que se le escapa fruto de su propia desesperación. 

hazard
No llegó como un goleador, sino como un ‘jugadorazo con gol’. Sin lo uno lo otro no aparece: las lesiones han sembrado todas las dudas del mundo alrededor del belga. Un zapatazo, como el que abrió la lata ante el Huesca, no vale para recobrar todo el crédito perdido... Pero por algo hay que empezar. 

siete canteranos
La Real Sociedad continúa amasando un botín espectacular de fútbol y puntos con el juego más ofensivo del campeonato:es el único equipo que promedia más de dos goles por encuentro. Terminó el partido en Vigo (1-4) jugando con siete canteranos, muchachos que hace tres años andaban pateándose la Segunda B con Imanol Alguacil y ahora dominan la categoría con la insolencia del adolescente. Una pequeña obra de arte en Donosti. 

fútbol loco
El Valencia-Getafe estaba siendo un bodrio casi insoportable hasta el minuto 86, cuando el partido se despojó del corsé, del tacticismo, de cadenas y pizarras (Gracia y Bordalás son especialmente férreos):el fútbol se volvió absolutamente loco. Un juego desatado e ingobernable al que, por el cansancio, nadie pudo poner el lazo. Del 1-0 al 1-2 en el 95, empate a dos en el 99. Benditas locuras.