«Cada vez hay más casos de violencia de género en jóvenes"

Leticia G. Colao
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María Díaz ha asumido la presidencia de la Asociación Talaverana de Lucha contra los Malos Tratos. Graduada en Trabajo Social por la UCLM, ya trabajaba en ella desde hace 3 años y medio. Su implicación para hacer frente a esta lacra es completa.

«Cada vez hay más casos de violencia de género en jóvenes" - Foto: Manu Reino

Desde hace unos días es la nueva presidenta de la Asociación Talaverana de Lucha Contra los Malos Tratos, ¿cómo afronta este reto?

Sí, es un reto porque hasta ahora mis funciones eran de trabajadora social, que van a seguir siendo las mismas, lo que es el acompañamiento, el asesoramiento a las mujeres, pero a la hora de asumir este reto también tengo que asumir nuevas responsabilidades, entre ellas estar más en contacto con las administraciones, presentar nuevos proyectos, ser la cara visible con otros agentes que también intervienen con violencia de género, desde Policía Nacional, el centro de la Mujer...

¿Cómo ha sido el cambio?

Se habló en una asamblea extraordinario a principios de año.La presidenta anterior, Pepita Rocamora, le ha puesto mucho esfuerzo todos estos años y decidió que ya era el momento de delegar en otra persona. Me lo propuso y como ya llevaba aquí muchos años y es un trabajo que me apasiona, decidí que era el momento de tomar las riendas.

¿Cómo comenzó su implicación y lucha contra esta lacra de la violencia de género?

Este mundo se me descubrió cuando estudiaba Trabajo Social en la UCLM. Siempre he tenido inquietudes por este tema colectivo de mujeres y fue en una clase de Género y Trabajo Social, con la profesora Vicenta Rodríguez, cuando vi que mi sitio estaba ahí. Y a partir de ahí empecé a hacer pequeñas colaboraciones con algunas entidades, con Cruz Roja en talleres de empoderamiento hacia las mujeres, hice una exposición sobre Prostitución y Trata que vino a Talavera en 2016, y empecé los pasos a seguir en este asunto de violencia a partir de mis estudios en la universidad.

La formación es fundamental para trabajar en este tema tan delicado...

Efectivamente. Es el debate social  que se está haciendo ahora mismo. Hablamos de las personas que tienen  que intervenir en materia de violencia de género, desde el ámbito jurídico, la policía... todas estas personas tiene que estar especializadas y formadas porque es un tema muy sensible y lo tienen que conocer en profundidad. Tienen que estar formados para saber detectar e intervenir en caso de violencia.

 

Entiendo que este tema además de implicarle profesionalmente también acaba afectando de manera personal.

Sí, estamos también en constante renovación personal, en estrategias de autocuidado, porque todos los casos son importantes y todos tienen sus matices y pequeñas historias que te llegan.Pero hay algunas casos especialmente graves en los que tienes que empatizar con la persona y la línea de la empatía es tan fina que a veces algunos casos son muy duros y te afectan personalmente. Por eso hay que estar constantemente trabajando en el autocuidado de los profesionales que intervenimos en estos casos.

¿Ha vivido de cerca algún caso de violencia de género en el ámbito familiar o de alguna amiga?

Por desgracia sí lo he tenido que vivir muy de cerca, en personas muy cercanas a mí, a las que tengo muchísimo cariño. Cuanto te dedicas a esto es difícil intervenir con alguien a quien aprecias tanto y forma parte de tu entorno. Cuesta, porque aquí entra en juego el aprecio y cariño hacia la persona. Pero por desgracia es un tema que está muy a la orden del día y todo el mundo conoce a alguien que lo ha sufrido.

¿Cuál es la función principal de la Asociación Talaverana de Malos Tratos?

Fundamentalmente lo que se lleva haciendo durante todos estos años es el asesoramiento, derivar a las mujeres a los recursos especializados. Ellas se encuentran en una situación muy complicada y aunque el resto de la sociedad tengamos muy identificados cuáles son los recursos y en qué momento hay que identificarlos, ellas se encuentran en ese momento en una situación muy difícil, no saben identificar, no saben dónde acudir y tienes que orientarlas un poquito.

También el tema de acompañamientos a interponer denuncias, al juzgado. Formamos parte de esa coordinación o ayuda para acompañarlas en esos momentos que son muy difíciles para ellas. Ahora tenemos otras iniciativas, hemos tocado muy por encima el tema de la sensibilización y visibilización pero nos queremos adentrar más en esto y  sensibilizar a la sociedad y hacer visible que este problema no es un problema del hogar como se consideraba hasta hace muy poco, sino que hay que hacer visible y partícipe a la sociedad. Al fin y al cabo es un problema de la sociedad, de todos  y todas.

¿A cuántas mujeres ayudáis?

En Talavera ahora mismo, desde la Asociación se cerró el año con un seguimiento a 36 mujeres. Esto implica también que en algunos casos hacemos seguimiento, información y asesoramiento a las familias, porque por desgracia cada vez nos encontramos con mujeres más jóvenes, incluso menores de edad, y muchas veces son los padres y madres quienes vienen a pedir ayuda y también tenemos que trabajar con ellos.

Actualmente, los datos en Talavera son de alrededor de unas cien mujeres con orden de alejamiento. Es una cifra muy alta pero no son solo las mujeres que tienen esta orden, porque no todo llega al juzgado, no todo lleva una denuncia... en realidad es mucho más el volumen de mujeres que sufren violencia en estos momentos. Solo conocemos la punta del iceberg que son las órdenes de alejamiento que es de lo que tenemos datos.

¿Actuáis no solo con maltrato físico, verdad?

Exactamente, hasta hace muy poco solo se consideraba el maltrato físico, cuando una  mujer acude con un parte de lesiones, cuando es algo visible. Pero el maltrato psicológico, que es más perverso si cabe, más invisible, porque entras en una red, en una tela de araña de la que no te das cuenta, es más difícil de identificar. Hay muchísimos casos de violencia psicológica.

¿También atendéis a los hijos de las víctimas?

No podemos trabajar con ellos al tratarse de hijos menores, porque para que tengan una atención psicológica que vienen por parte de otros recursos, necesitan la autorización de padre y madre. Hasta hace poco era así, hubo unos cambios en la Ley Integral de Violencia de Género, y los hijos e hijas de mujeres víctimas se consideran también víctimas y pueden recibir apoyo psicológico sin la necesidad de la autorización paterna. Nosotras desde la asociación no tenemos intervención psicológica porque no contamos con psicóloga para ello, -para esto está el Centro de la Mujer-, pero sí les derivamos cuando hay menores de por medio, y hay unos problemas que evidentemente a ellos también les afectan como víctimas. Les informamos de este recurso para que puedan también trabajar con los menores.

¿Cuál es el ámbito de trabajo de la asociación? ¿También llega a la comarca?

Trabajamos en Talavera y con pueblos de la comarca. En estos momentos estamos con mujeres de pueblos de alrededor, y también con algunas mujeres que han tenido que salir de Talavera y de la comunidad pero mantenemos ese contacto aunque estén fuera, porque a los lugares donde se han marchado tienen otros recursos, pero mantenemos contacto telefónico para saber su evolución, conocer cómo se encuentran. Ahora mismo tenemos dos mujeres que viven fuera de la comunidad.

¿Existe un perfil concreto de la mujer con la que trabajáis?

No existe un único perfil de mujer maltratada. Se tiene la idea de que pertenece más a un sector o a un colectivo, que se trata de mujeres de otros países, o con escasa formación, pero en realidad no existe un perfil de mujer maltratada. Pueden ser abogadas, limpiadoras, tener 60 años o 16. El único componente en común es que son mujeres.

¿Está concienciada la sociedad de Talavera de esta lacra?

Pues a mí me gusta ser optimista y pienso que cada vez se están haciendo más cosas. La administración cada vez se implica más en este tema, hay muchas campañas de sensibilización, pero sí que es vedad que hay veces que te encuentras con determinados discursos, sobre todo en la población más joven, que asustan un poco. Entonces, no podemos bajar la guardia porque hay discursos muy peligrosos.

Dicen que el confinamiento fue muy duro para las víctimas de violencia de género porque convivieron sin poder salir con sus agresores. ¿Lo vivieron así también desde la asociación?

Sí, la verdad es que la época más dura del confinamiento fue una época muy difícil de trabajo. Nuestra oficina estaba cerrada, teníamos solo atención telefónica y era difícil contactar con algunas mujeres que convivían con sus agresores, y no saben que ellas están en ese proceso de salida o información. Luego también en rasgos generales, se sabe que durante esa época hubo menos denuncias pero porque la gente no podía salir de casa, pero posteriormente sí se incrementaron las llamadas de asesoramiento, información y denuncias.

Además también había otra visión, la de las mujeres que habían salido de esas relaciones de pareja de violencia, y gracias al confinamiento se sentían más seguras, porque sabían que ellos no podían salir de casa ni las podían buscar por la calle... para ellas el confinamiento fue un momento de tranquilidad y seguridad. Fue la otra cara de la moneda.